Seis meses después, sobrevivientes de covid siguen teniendo problemas de salud

Los síntomas más comunes que siguen experimentando son fatiga o debilidad muscular, problemas para dormir y ansiedad o depresión

  • 12 ene 2021

The New York Times.

Un nuevo estudio podría reavivar las preocupaciones sobre los síntomas 'a largo plazo' en los sobrevivientes a la covid-19. Encontró que 3 de cada 4 pacientes de Wuhan, China (el lugar de origen de la pandemia) seguían sufriendo al menos un problema de salud persistente seis meses después.

En el estudio de China participaron más de 1,700 pacientes que fueron diagnosticados inicialmente con el virus en Wuhan, entre enero y mayo, y a quienes se dio seguimiento hasta junio y septiembre.

Los investigadores informan que un 76 por ciento de esos pacientes tenían al menos un síntoma seis meses tras el inicio de los síntomas.

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Los síntomas más comunes eran fatiga o debilidad muscular (un 63 por ciento), junto con problemas para dormir (un 26 por ciento), y ansiedad o depresión (un 23 por ciento).

'Como la covid-19 es una enfermedad tan nueva, apenas comenzamos a comprender algunos de sus efectos a largo plazo en la salud de los pacientes', comentó un investigador, el doctor Bin Cao, del Centro Nacional de Medicina Respiratoria del Hospital de la Amistad entre China y Japón y de la Universidad Médica de la Capital, ambos en Beijing. Su equipo publicó los hallazgos en la edición del 8 de enero de la revista The Lancet.

'Nuestro análisis indica que la mayoría de los pacientes siguen viviendo con al menos algunos de los efectos del virus después de salir del hospital, y resalta una necesidad de atención posterior al alta, sobre todo para los que experimentan unas infecciones graves', comentó Cao.

Efectos

Las personas que enfermaron de gravedad con la covid-19 tenían una alteración en la función pulmonar con una mayor frecuencia, además de anomalías en radiografías del tórax, lo que podría indicar daño orgánico, seis meses tras el inicio de los síntomas, señalaron los investigadores chinos.

Los riñones también se vieron afectados con frecuencia. Según las pruebas de laboratorio, alrededor del 13 por ciento de los pacientes que habían tenido una función renal normal mientras estaban en el hospital mostraron una reducción en la función renal después de que se habían recuperado de la COVID-19, apuntaron los autores.

Un experto de EE. UU. dijo que la 'recuperación' después de la COVID-19 sigue siendo una historia en curso.

'La ’COVID prolongada’ es un síndrome en evolución. Aunque la constelación de síntomas asociados más tempranos se ha descrito bastante bien, se sabe poco sobre los resultados a largo plazo', señaló el Dr. Thomas Gut, presidente asociado de medicina del Hospital de la Universidad de Staten Island, en la ciudad de Nueva York. Y ha observado problemas similares entre los pacientes de su hospital.

'Como este estudio notó, la gran mayoría de los pacientes atendidos en nuestro Centro de Recuperación Post COVID se quejan de fatiga o pensamiento confuso, y ambas cosas tienen unas características que se solapan con los problemas observados en este estudio', apuntó Gut.

'Muchos de nuestros pacientes reportan síntomas de nuevo inicio desde la COVID o unos síntomas significativamente peores', anotó. 'La mayoría de nuestros pacientes experimentan una mejora gradual en los síntomas con el paso del tiempo, pero algunos siguen experimentando efectos persistentes casi un año tras la infección. Para muchos pacientes hay pocas explicaciones de los síntomas persistentes, incluso tras pruebas extensivas, y unas opciones de tratamiento incluso menos claras en este momento'.

Otro experto cree que los centros de atención de la salud deben prepararse para una ola de pacientes con COVID prolongada.

'Habrá una ola de pacientes con COVID prolongada que entrarán a los sistemas médicos, y que requerirán una atención y rehabilitación continuas', advirtió el Dr. Robert Glatter, médico de emergencias del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. 'No solo debemos planificar para esto, y desarrollar centros de excelencia, sino asignar los fondos federales necesarios para la investigación y la atención de estos pacientes'.

Más allá de los problemas físicos que se experimentan tras la COVID, 'la recuperación tiene un precio psicológico, que tiene un impacto directo en la forma en que las personas pueden reanudar sus vidas', añadió Glatter. 'Contar con los recursos adecuados es esencial para ayudar a la recuperación en los dolorosos y largos meses tras la infección aguda'.