Una vacuna es una preparación cuya función es la de generar del organismo inmunidad frente a una determinada enfermedad, estimulándolo para que produzca anticuerpos que luego actuarán protegiéndolo frente a futuras infecciones, ya que el sistema inmune podrá reconocer el agente infeccioso y lo destruirá.
Las vacunas son el mejor método para prevenir enfermedades que son de alta mortalidad o bien dejan complicaciones o secuelas graves. Le “enseñan” al cuerpo cómo defenderse cuando microorganismos, como virus o bacterias, lo invaden. Como resultado de esto, usted puede que no se enferme o en su caso la infección sea más leve. Esta es una forma natural de hacerle frente a las enfermedades infecciosas, por ello es necesario que toda persona siga el esquema.
Las vacunas que se deben aplicar según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades son la de hepatitis B, rotavirus, difteria, tosferina, tétanos, influenza, neumococo, poliomielitis. Además, haemophilus influenzae tipo b, parotiditis, sarampión, rubéola, varicela, hepatitis A, virus de papiloma humano y meningococo, enfermedades que han afectado a la humanidad y muchas de ellas gracias a las vacunas están a punto de desaparecer.
La meningitis, encefalitis, neumonía, miocarditis, peritonitis, otitis, poliomielitis, parotiditis, tetanos, cáncer de la matriz. También cáncer de recto, de laringe, de lengua, tetanos, rubéola congenita, tetanos neonatal, etc.
Un esquema desde el nacimiento hasta los 18 años consta de 16 vacunas; para embarazadas consta de 2 vacunas; otro esquema para 19 a 65 años, que consta de 7 vacunas, y de 65 años o adulto mayor, que consta de 4 vacunas.
El mecanismo de acción consiste en inocular o introducir un antígeno (anticuerpos), que puede ser una bacteria, virus o un fragmento de ellos totalmente inactivado, que estimule al organismo a presentar anticuerpos o defensas contra esas enfermedades. Se administran por vía intramuscular y por vía oral. El calendario inicia al nacer y finaliza al fallecer, existiendo esquemas de vacunas para los adultos mayores y que estos tengan una larga vida.
Las reacciones a ciertas vacunas son leves y se puede experimentar fiebre baja, dolor, irritabilidad, malestar, etc., que son mínimas comparadas con padecer una de estas enfermedades y morir; sin embargo, es recomendable que vigile las reacciones, sobre todo en niños. La mayor parte de las vacunas con tecnología moderna no provocan ninguna reacción al paciente, ya que son acelulares; es decir, se inocula una fracción de la pared del virus o bacteria.