SAN PEDRO SULA.
La humedad, el calor y la oscuridad son las condiciones que los hongos buscan para reproducirse y generalmente, las encuentran en zapatos cerrados y de material sintético, coincidieron especialistas.
Es por esto que el pie de atleta es un padecimiento frecuente en las personas, sobre todo en los hombres, quienes suelen sudar más que las mujeres y usan con frecuencia botas o tenis, explicaron.
“El calor del cuerpo, más el calor del material, hace que los hongos se reproduzcan con mayor facilidad, sobre todo en los espacios entre los dedos o en la planta del pie”, indica Juan David Rico, quiropedista.
El estrés es otro factor que incide en el desarrollo de pie de atleta, ya que puede aumentar la sudoración de los pies, afirma el experto.
“El 85% de las personas padecemos estrés, únicamente que no lo aceptamos o no queremos verlo, y es un grave riesgo. A muchos nos sudan los pies por ese factor”.
Frecuentar piscinas y baños públicos sin usar sandalias es otra causa común para adquirir este mal, señala Alaide Peña Corona, dermatóloga.
Cambios.
Pese a que el pie de atleta se encuentra entre las primeras diez causas de consulta dermatológica, mencionó la experta, la mayoría ignora el padecimiento, acude hasta que se encuentra en estado avanzado o se automedica.
“Esto puede tener consecuencias, ya que muchas veces utilizan cremas con componentes como esteroides y pueden complicar la infección”, advierte.
| No use los mismos zapatos a diario, déjelos reposar al menos un día.
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Atender el problema cuando se presenten las primeras señales, como despellejamiento, comezón entre los dedos, pequeñas ámpulas, resequedad, mal olor o grietas en los pies, ayudará a solucionarlo con facilidad, antes de que el hongo invada las uñas.
“Si no atienden para nada el pie de atleta, se coloniza de bacterias y puede llevar a infecciones muy severas, más si es un paciente diabético, puede incluso dar lugar a la pérdida del pie”, reitera la dermatóloga.
Lo importante para vencer el pie de atleta es tener paciencia, pues su tratamiento puede durar de uno, seis meses o hasta de un año, según su gravedad. “No piensen: ‘El hongo de la uña ya no se me quitó, ya me acostumbré a vivir así’. No tienen por qué quedarse con esa situación, tengan paciencia, sí hay mejoría”, dice la dermatóloga.
