En las últimas horas, el juicio por asesinato contra un hombre acusado de homicidio calificado y robo agravado en un juzgado de Cartago, Costa Rica. Luany Valeria Salazar Zamora, de 23 años de edad, fue hallada muerta enterrada en el patio de una casa de esa ciudad.
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El acusado es Enrique Mejía Chavarría, de 38 años, alias 'Kenneth'. El hombre, según el relato de la madre de la víctima, ayudó a buscar a su hija desaparecida. 'Anduvo haciendo por cinco días como que nos ayudaba a buscarla. Haciendo que nos ayudaba, cuando sabía que la había matado a mi chiquita', relató la acongojada madre en la audiencia.
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Así, Patricia Zamora condenó el actuar del hombre. En la casa de este se dio el trágico hecho. En el juicio, el fiscal tico describió los hechos: Luany y otros dos amigos fueron invitados por el imputado a ir a su residencia, porque les tenía 'un negocio con un anillo', pero finalmente, el hombre logró persuadir a Luany para que se fuese con él, dejando a sus amigos departiendo en una reunión social.
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Ya en la casa de Mejía, la invitó a pasar a la segunda planta de la casa, le pidió pasar a la habitación, pero en silencio, porque alguien más estaba en la primera planta.
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Una vez que la mató, cuando esta estaba desprevenida, con un objeto cortopunzante que le causó heridas en el cuello, se apoderó del celular de la víctima. Procedió a trasladar el cuerpo hasta un cuarto de lavandería, donde envolvió el mismo en color negro y lo amarró con cinta adhesiva. Después lo enterró en el jardín trasero.
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Familiares abrieron búsquedas y colocaron por toda la ciudad fotografías con el rostro de Luany Salazar. Sin embargo, días después su hermano la encontró enterrada en la residencia de Mejía.
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'No vi nada malo en que saliera con sus amigos porque los conozco y porque era como a 150 metros de mi casa. Esa noche me acosté, pero mi hija no llegó y pensé que se iba a quedar con ellos porque eso solía pasar. Me levanté a las 5 a. m. (del 10 de junio), le escribí pero no me respondió. Fue como a las 6:30 a. m. que me escribió diciendo que ya iba para la casa'.
'Ese día me fui a trabajar normal, pero cuando regreso a la casa, veo que no está y empecé a buscarla con las amigas, queríamos agotar todas las posibilidades de saber que no estaba ahí. No teníamos noticias y entramos en crisis'. contó la madre.
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Contó que fue hasta el jueves 11 de junio que denunciaron al hombre: 'Lo que yo quería era llegar con algo en firme, que no me dijeran que diera tiempo a que aparezca (...) Lo primero que le dije a la persona que me recibió la denuncia fue que tenía un sospechoso porque fue el último que vieron con Valeria'.
Dijo que, aunque tenía sospechas del hombre, fueron amigas de su hija que brindaron más detalles y esto la llevó a detectar el crimen en torno a la muerte de Luany.
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'Ella (Urbina) me dijo que (él) Mejía empezó a insistirles a las dos para que se fueran con él, pero ella me contó que ella no fue porque le daba asco, me dijo que Kenneth es un enfermo, que siempre echaba los perros, que siempre decía cochinadas y que un día hasta se sacó el miembro', explicó.
Patricia Zamora narró que le clamaba al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para que le ayudara con la búsqueda, pero al ver una supuesta actitud negativa, continuaba ella sola.
'La buscamos por la montaña, por todo lado, porque sabía que Valeria no se había ido, ella no me hubiera hecho eso a mí porque sabía que me moría si me hacía eso. Como la Policía nunca llegó, Kenneth (imputado) anduvo por cinco días haciendo que nos ayudaba a buscar a Vale, haciendo el papel de que nos ayudaba a buscar a mi chiquita, hacía que la buscaba, cuando sabía que la había matado'.
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Todos en el vecindario acusaban a Mejía. Los días transcurrían sin que Luany apareciera. Sin embargo, como insistió en que ese socorro no llegó, ella buscó la manera de contactarse con el dueño de la vivienda en donde Luany había estado por última vez y en donde vivía Mejía.
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“Mi hermana tenía el número de Guillermo (el tío de él y propietario) y (el sábado 13 de junio) lo llamó para que nos abriera la casa, pero dijo que podía hasta el lunes (15 de junio) porque no estaba ahí. Ese día, cuando ingresaron, estaban mi hermana, mi hijo José Luis, la esposa y Guillermo'.
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'Todos pegaban gritos. Yo no entré, solo escuché los gritos: Mi hijo encontró el cadáver (...) El teléfono apareció en una compra y venta en San José porque Kenneth lo llevó a reparar porque estaba dañado, la pantalla toda quebrada”, recordó la mamá.
Patricia Zamora solo se pregunta una cosa: '¿Cómo pudo dormir seis días con el cuerpo de mi hija ahí?'.
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A pesar del paso de los meses, la mamá dice no comprender por qué Mejía cometió el crimen. 'Ese señor durmió seis días con el cuerpo de mi hija en esa casa. Me vio llorarle, suplicarle que por favor me ayudara. ¿Cómo pudo hacer hasta que la buscaba? Esto no es de Dios. Ella no tenía que haber muerto así, ella no tenía que haber partido de esa manera tan cruel, tan horrorosa', lamentó.
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Patricia Zamora dice que Mejía 'no solo mató a mi hija, sino que me mató a mí en vida'.
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'Ella era una muchacha de 23 años (...) Valeria estudió, estaba superándose, hablaba inglés (...) tenía planes, quería ser abogada, porque nunca le gustaron las injusticias', recuerda la dolida madre, quien recibe asistencia psicológica.
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El padrastro de Luany asegura que, según lo averiguado por la familia, el hombre estaba obsesionado con ella y habría preparado el crimen mucho antes.
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La muerte de mi hija fue algo muy marcado, fue espeluznante. Todos los días pasamos por esa casa, porque está a la par de la mía. Veo esas latas, veo ese hueco donde metió a mi chiquita. Tomo medicamentos y tengo ayuda psiquiátrica, porque sino no podría', concluyó.
El hombre fue condenado en el Tribunal de Juicio de Cartago 19 años de cárcel, al considerarlo responsable de un delito de homicidio simple y uno de hurto agravado. Sin embargo, fiscales no lograron comprobar ensañamiento en el crimen para elevar la pena.