Los habitantes del hemisferio norte pudieron admirar este jueves en el cielo, protegiendo los ojos, un eclipse parcial de sol que recorrió una franja de aproximadamente 500 km que va desde Canadá hasta Siberia, pasando por Europa.
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En el máximo de este llamado eclipse anular, la Luna se deslizó lentamente por delante del Sol, dejando un fino anillo luminoso tras su disco negro, llamado 'anillo de fuego'.
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Este espectáculo estuvo reservado a los pocos habitantes de las latitudes más altas, en el noroeste de Canadá, extremo norte de Rusia, noroeste de Groenlandia.
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Por sobre de Qaanaq en Groenlandia, el pueblo más septentrional del planeta, la ocultación del disco alcanzó a cerca del 90%.
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El noreste de Canadá, el norte de Groenlandia, el océano Ártico y el noreste de Rusia fueron los puntos donde el anillo de fuego fue más perfecto, en el resto del mundo los aficionados pudieron disfrutar de un Sol al que, en mayor o menor medida, le falta un pedazo.
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Allá donde el eclipse fue menor, nuestra estrella se vio solo ligeramente mordida, como en Bruselas -donde también estaba nublado- o en Pamplona (norte de España) con un cielo despejado que dejó ver un Sol que parecía tocado con unos pequeños cuernos.
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En Londres, donde la Luna ocultó el 20% del Sol, los observadores pudieron ver el eclipse a través de las nubes.
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Foto: La Prensa
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Se trata del primer eclipse solar del año 2021, y el decimosexto del siglo XXI. Este fenómeno astronómico se produce cuando la Tierra, la Luna y el Sol están perfectamente alineados.
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Si el eclipse ocurre cuando la Luna está en el punto más alejado de su trayectoria alrededor de la Tierra, su diámetro aparente es menor y el eclipse es anular, dejando visible un anillo luminoso.
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Un eclipse total, que sumerge brevemente parte del planeta en la oscuridad, ocurre cuando la Luna está mas cerca y su diámetro aparente es igual o superior al del Sol visto desde la Tierra.
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Los curiosos y los aficionados a la astronomía debieron protegerse los ojos con gafas especiales u observar el acontecimiento por proyección, porque mirar directamente al Sol puede provocar quemaduras irreversibles en la retina.