Los soldados estadounidenses desplegados en las bases militares iraquíes atacadas con misiles por Irán la semana pasada lograron esconderse en búnkeres dos horas y media antes de la ofensiva, tras recibir una alerta del inminente ataque, revelaron fuentes este martes.
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Refugiados en búnkeres construidos durante el régimen de Saddam Hussein, despuesto del poder en Irak en 2003 por una coalición liderada por Estados Unidos, los soldados estadounidenses resistieron por varias horas horas mientras los muros temblaban bajo el impacto de los misiles lanzados por Irán.
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El ataque iraní contra la base de Ain al Asad, utilizada por el ejército estadounidense, fue una respuesta al asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimani, en un ataque estadounidense cerca del aeropuerto de Bagdad el 3 de enero.
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En la base aérea de Ain al-Asad (oeste de Irak), el teniente coronel Tim Garland confía que sus superiores jerárquicos le advirtieron del ataque 'con unas horas de anticipación'. 'Mi primera reacción fue de conmoción, incredulidad', dijo y era escéptico sobre la posibilidad de que Irán pudiera y quisiera llevar a cabo un ataque tan temerario.
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La prioridad era proteger a los soldados, dice el teniente coronel. A las 23H00 locales, las fuerzas estadounidenses y de la coalición salieron de sus dormitorios para correr a los bunkers fortificados, en tanto otros fueron dispersados en diferentes lugares de la base.
Esperaron durante más de dos horas hasta que cayó la primera salva de misiles en la base.
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'Cuando la primera salva (de misiles) cayó, fue el ruido más estruendoso jamás escuchado', relató Garland. 'Había algo extraño en el aire, la manera cómo se movía y se recalentó. La puerta se plegaba hacia una onda de choque y luego hacia otra', agregó.
Durante tres horas, unas cinco series de ataques de misiles balísticos impactaron la base, a intervalos regulares.
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Hacia las 04H00 de la mañana, los militares salieron de los bunkers para descubrir la base con múltiples incendios y más de diez lugares con impactos.
Pero, por milagro, ningún soldado murió. Sólo dos que estaban de guardia en torres de avistamiento, cayeron al suelo, pero sólo tienen conmociones. 'Que hayan sobrevivido es un milagro divino', dice el militar.
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El intervalo observado entre cada salva de misiles estaba calculado para hacer creer a los soldados que el ataque había terminado. 'Era un intervalo muy largo para que pensáramos que estábamos seguros. Creo que fue a propósito para que hubiera víctimas', aseguró el coronel.
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Medios de comunicación lograron ingresar ayer a una de las bases atacadas, donde la mayoría de los escombros habían sido retirados y un buldózer transportaba barras de metal retorcidas y otros restos en la pista de aterrizaje de la base.
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Los dormitorios de los soldados estadounidenses quedaron completamente destruidos.
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Muchos de ellos perdieron todos sus efectos personales: prendas, libros, fotos de sus familias y mensajes que guardaban con cuidado en cada destino militar, a veces desde hacía diez años.