El líder norcoreano Kim Jong-un reapareció en público estrenando un nuevo look de verano tras dejar de lado sus tradicionales trajes negros de Mao.
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Kim lució una camiseta blanca con pantalones kaki durante sus tradicionales visitas de inspección en varias fábricas norcoreanas.
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El dirigente norcoreano criticó duramente a responsables del régimen por la ineficacia de algunas instalaciones, lo que los analistas interpretan como la intención de Pyongyang de centrarse en el desarrollo económico.
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Las 'visitas de orientación en el terreno' son el pan nuestro de cada día de la prensa oficial norcoreana, que publica imágenes del líder acompañado de autoridades muy atentas y con libreta en mano.
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En la central eléctrica de Orangchon, en construcción, Kim dijo haber quedado 'sin voz de lo horrorizado que estaba', según la agencia oficial KCNA. Sólo se ha terminado el 70% de las instalaciones.
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'Reprendió a importantes miembros del gobierno por haber delegado el proyecto en la provincia y no ocuparse de él' y ordenó que esté terminado en octubre de 2019, indicó la agencia oficial KCNA.
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Sus críticas durante este tipo de desplazamientos son frecuentes, pero esta vez llama la atención su dureza.
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Para el profesor Yang Moo-jin, de la Universidad de estudios norcoreanos, el dirigente norcoreano intenta transmitir el mensaje en su país y al extranjero de que se centra en la economía, después de la cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump en Singapur.
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En esa cumbre Kim prometió actuar para una desnuclearización de la península, sin entrar en detalles ni decir expresamente que vaya a renunciar al arsenal atómico.
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'Para la gente da una imagen de dirigente que se preocupa por sus condiciones de vida', declaró el profesor Yang. 'Y para el resto del mundo transmite el mensaje de que es serio sobre su promesa de desnuclearización'.