Melania Trump cumple este sábado su primer año como primera dama de Estados Unidos. Expuesta al escrutinio de los expertos de moda, las críticas de sus opositores y los desplantes de su esposo, el presidente Donald Trump, la exmodelo sigue manteniendo un bajo perfil en comparación con sus antecesoras.
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La exmodelo sigue siendo un enigma para muchos, ya que sus opiniones, matrimonio y metas siguen siendo un misterio para millones de estadounidenses. Sin embargo, Melania no ha escapado a los escándalos de la Casa Blanca.
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El reciente libro 'Fire and Fury' del periodista Michael Wolff sobre la vida en la Casa Blanca afirma que Melania lloró, y no de alegría, cuando su esposo fue electo presidente y que incluso en la Trump Tower la pareja pasaba 'días sin ningún contacto'.
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Su relación con Trump ha estado bajo el escrutinio desde el desplante del magnate durante la investidura, cuando la dejó 'olvidada' en el auto y el presidente saliente, Barack Obama y su esposa Michelle, bajaron a 'rescatarla'.
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Desde ese momento, surgió un 'movimiento' en redes sociales denominado Free Melania (Liberen a Melania) que resurge en Twitter cada vez que la primera dama protagoniza desplantes por o hacia su esposo.
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Sin duda es una primera dama única: una exmodelo que posó una vez desnuda en el jet privado de su marido, la primera esposa de un presidente estadounidense nacida en el extranjero en casi 200 años y la primera para quien el inglés no es su lengua materna.
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Un año después de inspirarse en Jacqueline Kennedy y vestir celeste pastel el día de la investidura, Melania Trump aún no ha seguido el camino de sus predecesoras en la elección de una causa, como Michelle Obama que escogió luchar contra la obesidad infantil o Laura Bush que defendió la alfabetización y la lectura.
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Durante meses permaneció en Nueva York, y se negó a mudarse a la Casa Blanca hasta que su hijo no terminase el año escolar, algo poco visto en Washington y que costó a los contribuyentes decenas de miles de dólares por día en seguridad.
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Poco a poco comenzó a subir su perfil. Acompañó a Trump en giras por Medio Oriente y Asia, fotografiándose en lujosos atuendos, muchos de ellos europeos, luego de que varios diseñadores estadounidenses se negasen a vestirla en protesta contra las políticas de su marido.
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Fue en su primer viaje a Arabia Saudita donde se ganó todos los halagos de los expertos en moda por sus acertados atuendos, convirtiéndose desde entonces en un ícono de moda.
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Como tercera esposa de un hombre conocido por sus antiguas declaraciones libidinosas sobre mujeres y que atravesó dos tormentosos divorcios en un bravío mar de publicidad sensacionalista, Melania es perseguida por especulaciones de que mantienen vidas muy separadas.
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Sin embargo, la primera dama hace caso omiso a las especulaciones y de a poco se ha ido empoderando en su cargo.
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A diferencia de Michelle Obama, educada en Harvard, Melania ha hecho pocos discursos en público, algo quizás poco sorprendente luego del que pronunció en la Convención Nacional Republicana en 2016, cuando fue acusada de plagiar un discurso de Michelle Obama. También ha recibido burlas en televisión por su fuerte acento esloveno.
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Su estilo puede no ser considerado accesible, pero le ha ganado admiradores en todo el mundo.
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La española DelPozo, la italiana Dolce & Gabbana y el americano Ralph Lauren son algunas de las casas de moda favoritas de la primera dama estadounidense.
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Su cuestionada decisión de vestir tacones en un viaje a Texas para evaluar la devastación del huracán Harvey, la llevaron a protagonizar un escándalo de moda, denominado Heel-Gate.
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Sus tacones 'a prueba de agua' le provocaron sendas críticas y resaltaron el elitismo que llevaron los Trump a la Casa Blanca, según sus opositores. Lo cierto es que la primera dama utilizó un par de tennis blancos para recorrer las zonas afectadas. Y más tarde, al viajar a la Florida para recorrer las zonas afectadas por el huracán Irma, volvió a utilizar sus stilettos, haciendo caso omiso a las críticas.
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Pese a las críticas, Melania ha sabido ganarse el favor de los estadounidenses.
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Una encuesta de Gallup de diciembre señaló que es vista favorablemente por 54% de los estadounidenses, 17 puntos más que hace un año y de lejos mucho más popular que su esposo.
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Su despacho dijo que pretende anunciar una iniciativa 'en los próximos meses', con un foco en 'el bienestar general de los niños'.
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'La Sra. Trump sigue estando concentrada en sus roles de madre, esposa y primera dama, mientras sigue siendo una mujer independiente que es leal a sí misma', dijo una portavoz de Melania.
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'Está haciendo un trabajo increíble', se regocijó Paolo Zampolli, un amigo de larga data que dijo haber celebrado Año Nuevo con los Trump en Florida.
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Melania también ha trabajado en su relación con Trump, al menos en sus apariciones en público. Tras las críticas por sus constantes desplantes, la pareja ahora muestra una imagen más cercana.
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Los medios estadounidenses han cuestionado que muchas veces muestra más confianza en sí misma durante sus viajes al exterior. En China, se ganó los halagos por su estilismo.
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'Para encontrar una primera dama tan enigmática como Melania Trump tenemos que retroceder a fines de los años '40 y comienzos de los '50', hasta Bess Truman (1945-1953), dijo Katherine Jellison, profesora de historia de la Universidad de Ohio que ha investigado a las primeras damas.
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Como madre dedicada, disfruta de interactuar con niños en la mayoría de sus eventos públicos.
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Melania también ha apartado tiempo para visitar en hospitales a las víctimas de tragedias nacionales, como los heridos por el fatal tiroteo en Las Vegas.
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Melania creció en la exYugoslavia gobernada por comunistas y siempre mantuvo un bajo perfil. Incluso en Nueva York evitaba las fiestas que otras esposas de multimillonarios adoran.
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Ninguna otra primera dama ha llegado a este lugar sin pasar antes por el 'entrenamiento' de ser esposa de un funcionario electo a nivel estatal.
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'Como la princesa Diana, puede hallar su voz y quizás sorprenda a muchos', predice Jeanne Zaino, profesora de ciencia política en Iona College. ¿Lo logrará?