Imágenes muestran a una ciudad industrial paralizada en medio de la bruma por el calor de verano, la vida que más se escucha es la de las aves y el viento mover los árboles.
El atarceder de una ciudad comunmente conocida por su actividad económica, hoy luce desértica obligada a una cuarentena por la pandemia del Coronavirus.
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Desde muy temprano hasta el oscurecer, las autoridades policiales mantienen una vigilancia mediante operativos y patrullajes para evitar la aglomeración de personas.
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A pesar de ser un toque de queda absoluto, algunas personas circulaban por las calles desoladas, pero no todos se salvaron, algunos eran detenidos por la Policía para preguntar el motivo de andar circulando en las calles.
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Entre la bruma por el calor de la zona norte, el movimiento de algunos vehículos y algunos operativos, el canto de los pájaros y el viento se hacían notar.
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Las zonas comerciales, donde el tráfico se acostumbra a ser pesado, lucen vacías.
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Los semáforos lucen sus luces sin ser vistas por la mayoría.
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En las calles, los operativos policiales exigían documentos y un verdadero motivo para circular en un toque de queda absoluto.
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Las autoridades exigen documentación a ciudadanos en plena cuarentena.
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La vistoza Catedral de San Pedro Sula, luce vacía por dentro y por fuera.
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La tercera avenida, una de las calles más transitadas de la ciudad, hoy lucen solas, donde solo personas sin techo se pueden observar.