Habían cometido atroces crímenes pero vivían como magnates y con privilegios casi inimaginables en la Penitenciaría Marco Aurelio Soto de Támara.
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“Kamasutra” era la habitación del placer y estaba forrada de espejos, música ambiental, iluminación con control de intensidad, ducha y televisión plasma
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Eso terminó con el traslado masivo de reos de máxima peligrosidad hacia la cárcel de El Pozo 2, ubicada en el sector de La Tolva, Morocelí, El Paraíso.
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En los módulos de la pandilla 18 se encontraron desde suites hasta habitaciones de placer.
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Un espejo enmarcado en madera formando con una serpiente el número 18, da la bienvenida a la suite que ocupaban los cabecillas.
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Las autoridades hallaron en la Penitenciaría Nacional de Támara juegos de video y linternas que tenían los pandilleros en sus celdas.
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Centenares de mareros y pandilleros fueron trasladados bajo estrictas medidas de seguridad desde tempranas horas de este día.
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Eran vigilados por tierra y por aire. Cinco anillos de seguridad y cordones de seguridad en un recorrido de aproximadamente 100 kilómetros fueron indispensables.
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En las cápsulas iban decenas de criminales que derramaron sangre inocente, robándole a los hondureños la paz y la tranquilidad durante décadas de impunidad.
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La Operación Arpía III, comandada por el propio presidente Hernández desde un centro de comando, inició la noche del lunes 15 de mayo, con el fin de asegurar las instalaciones y a toda la población penitenciaria.