Los niños también necesitan meditación  

Los pequeños, al igual que los adultos, también sufren estrés y necesitan técnicas para aliviar la presión

  • 03 jun 2016

España.

¿Los niños también padecen estrés? Según el autor de “ Meditación para niños: En paz me levanto, en paz me acuesto”, Luis López, los niños, al igual que los adultos, tienen un exceso de agitación mental, nerviosismo y dispersión.

Para este psicólogo, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y diplomado en Ciencias Religiosas, los niños de ahora no son peores que los de antes, pero sí tienen que hacer muchas más cosas en menos tiempo.

Para afrontarlo, el mindfulness puede ser muy útil. Según el especialista, esta práctica consiste en “tener la sencilla actitud de devolver una y otra vez la atención al presente”.

Como detalla en su libro, una persona que corre gana resistencia, y una persona que medita gana mindfulness y capacidad de atención.

El kit de interioridad para tu hijo

Luis López y otros profesionales del área hicieron un estudio en la Universidad de Barcelona en el año 2010: analizaron los 44 métodos y técnicas de relajación más empleadas en las escuelas de yoga, introsprección o meditación.

A raíz de esta investigación surgieron los nueve aprendizajes competenciales básicos de la meditación: atención, respiración, relajación, visualización, voz, conciencia sensorial, postura, energía postural y movimiento.

Según el psicólogo, estos “nueve amigos” los posee todo niño en su interior; tan sólo le falta “aceptar su amistad” y conocerlos al máximo.

Si el niño aprende a desarrollar estos recursos, cuando lea, toque la guitarra o medite va a estar más interiorizado. Además si alguien le enseña cómo debe utilizarlos aprenderá a mejorar su atención, a escuchar sus emociones, a contemplar la naturaleza y a perdonarse tanto a sí mismo como a los demás.

Para impulsar su uso, han creado el programa TREVA, un plan dirigido a docentes, alumnos, familias y a otros estamentos de la etapa educativa que se trabaja en escuelas de toda la geografía española y especialmente en la región catalana.

Sus beneficios se asocian con un mejor rendimiento académico, disminución de estrés, agitación o malestar, desarrollo de inteligencia emocional y fomento de la interioridad.

Este término que significa “tregua o no parar” se ha convertido en un recurso muy útil e innovador en el campo de la pedagogía.

Este programa ha demostrado que se puede mejorar el clima del aula y sus notas a final de curso son mejores.

Practícalo en familia

Luis López subraya que el niño debe desarrollar mindfulness siempre acompañado porque su método de aprendizaje es la imitación.

Además, el escenario en el que se vayan a practicar estas técnicas de meditación también juega un papel importante. Se puede acondicionar una habitación poniendo varios cojines. “No necesitamos incienso o música relajante porque estamos trabajando con nuestros amiguetes del interior”, subraya el profesor del Máster.

El autor del libro explica que el mindfulness aporta también muchos beneficios en fisiologías del esfuerzo, en enfermedades cardiovasculares y en neurología.

Actualmente, López es uno de los profesores del Máster en Relajación, Meditación y Mindfulness de la Universidad de Barcelona y asegura que el estrés produce unas sustancias que favorecen a la aparición del colesterol. “Si se consigue reducir el estrés, se puede inhibir su producción”, matiza.

Algunas técnicas

Hay que interiorizar en uno mismo incluso cuando se realizan acciones tan cotidianas como “lavarse los dientes, escribir una carta o ponerse los zapatos”.

El libro del doctor en psicología también incluye dos horas de audios con meditaciones que se incluyen en el programa TREVA y nos detalla dos de las técnicas más llamativas:

La marioneta: Con esta técnica se trabaja la relajación. Consiste en destensar el cuerpo y “quedarse como muerto”. Los padres son los encargados de ayudarles a hacer este ejercicio poniéndoles unas gomitas en sus muñecas y actuar con ellos como si fueran unos titiriteros.

La respiración consciente: Consiste en tomar el aire y echarlo siempre por la nariz pero estando atento a cómo entra y a cómo sale. Para hacerlo correctamente hay que tener en cuenta “cinco fórmulas mágicas”:
Contar hasta diez mientras el aire entra en los pulmones y devolver la atención a la respiración durante unos minutos.

Repetir la misma acción mientras inspiro tranquilo y al expirar me relajo. Se conectan las zonas de la corteza cerebral de pensar con las zonas encargadas de sentir.
Visualizar en la mente las olas del mar.

Sentir el fresco en la nariz al entrar y el calor cuando sale.Permitirnos un pequeño movimiento como si un astron.