Cómo evitar conflictos familiares en la Navidad

Los conflictos familiares en Navidad pueden responder a problemas pasados.

  • 09 dic 2020

SAN PEDRO SULA.

Las fechas navideñas son las más propicias para las discusiones. Si quieres disfrutar de una noche de paz como la del villancico, atento a estos consejos.

Según el refranero, “donde hay confianza, da asco”. Y las cenas de Navidad en familia (o entre amigos) lo demuestran. Todos los años, somos protagonistas o espectadores privilegiados de disputas repentinas que hacen tambalear desde las copas de champán hasta los lazos de parentesco.

La mayoría de las veces, no sabemos cómo actuar ante estos exabruptos festivos que enrarecen el ambiente de las celebraciones y, aunque no queramos, cambian el estado de la relación hasta el próximo año.

Si quieres librarte de los conflictos familiares esta Navidad o, al menos, encontrar una vía de escape para que estas fechas no se conviertan en una batalla campal, ten a mano nuestros consejos. Un apunte previo: también son válidos para todos los eventos con “la otra” familia, la política.

¿Por qué la Navidad descorcha los conflictos familiares?
Desde el punto de vista idílico, la Navidad es un momento de encuentro, paz y generosidad. Pero en realidad, estas fiestas son muy diferentes a como las pintamos. No solo aumentan las posibilidades de sufrir depresión (por el estrés, la soledad, la ausencia de seres queridos).

También favorecen el estallido de problemas aletargados el resto del año. En este sentido, los problemas no surgen durante las fiestas. Florecen después de un contacto más intenso entre las personas enfrentadas.

Mezclamos un conflicto de fondo con la exaltación que nos invade en esta época y el carácter irascible que nos domina, y las discusiones están servidas en bandeja de plata. A veces la solución llega justo a tiempo. Pero otras veces, estos problemas navideños pueden desencadenar la ruptura definitiva de un hogar.

Trucos para eludir las discusiones familiares en Navidad

-Evitar temas de conversación comprometidos. Las opiniones son libres. Pero, dentro de una misma familia o grupo de amigos, puede haber tantas como personas que participen en el debate. Para no herir los sentimientos de nadie, lo mejor es optar por temas de diálogo alegres y banales, como el menú de la última cena de empresa. Elude otros asuntos como la política, la religión o el fútbol y mantén la relación con tu cuñado a salvo.

-Organización, planificación y cooperación. Como invitado, sé organizado y muestra una actitud colaboradora. Si eres el anfitrión, elabora una lista con todos los preparativos y cúmplela sin agobios. Además, siempre que sea necesario, pide ayuda a alguno de tus comensales y delega funciones. Cargar con toda la responsabilidad aumenta el riesgo de estrés, uno de los principales desencadenantes de las discusiones familiares. Aquí encontrarás hábitos saludables para superar estas fiestas con tranquilidad y sin sobresaltos.

-Encontrar razones a favor de los encuentros familiares. Los enfados previos, encontrarse con personas con las que no tienes mucho trato, las asperezas con la familia política… Hay muchas razones por las que este tipo de eventos se convierten en una obligación con la que no queremos cumplir. Párate a pensar por qué puede ser una cita interesante y consigue los ánimos que te faltan para acudir con la mejor de las sonrisas.

-Dar el brazo a torcer. Hay personas que necesitan que les den siempre la razón. Si eres una de ellas, ten en cuenta lo siguiente: no hay vencedores ni vencidos en una discusión. Cuando la conversación empiece a subir de tono, intenta ponerte en el lugar del otro y evita imponer tu punto de vista.

-La familia que cena unida permanece unida. Hay unos primos que se llevan mejor que otros, hermanos que no pueden vivir juntos y tíos que son auténticos padres para sus sobrinos. Sentándonos según nuestra afinidad con el resto, podemos evitar muchos choques. Pero también crearemos varios guetos en una sola habitación. La intención es mejorar la salud de la relación familiar y, con ello, paliar conflictos futuros.

Por eso, si sueles discutir con tu madre o tu tía no acaba de entenderte, colócate cerca de ellas e intenta limar esas asperezas. Recuerda: con positivismo, empatía y amplitud de miras.