Consejos para ayudar a tu hijo a superar la muerte de un familiar

Tener claras algunas ideas sobre cómo comunicar una mala noticia a los más pequeños de la casa puede ser de gran utilidad para toda la familia.

  • 06 jul 2020

SAN PEDRO SULA.

A menudo los adultos evitamos de muchas formas mirar de frente a este suceso natural de la vida misma. Se tapa, se oculta y se aleja, como si morir fuera en realidad un error que no tiene por qué pasarnos, cómo si se tratara de un tema “tabú” para los niños, alejándolos de la presencia real de la muerte.

Sin embargo, de la misma forma que un niño construye su propia teoría acerca del nacimiento, lo mismo hace sobre la muerte. Tener claras algunas ideas sobre cómo comunicar una mala noticia a los más pequeños de la casa puede ser de gran utilidad para toda la familia.

¿A qué edad los niños pueden entender la muerte?
La muerte es un concepto complejo y se tarda tiempo en conocer su significado total. Los niños van a comprender y a reaccionar de diferentes maneras dependiendo de su edad, su momento evolutivo, sus experiencias vitales, su desarrollo cognitivo y su grado de madurez, etc.

-De un bebé a un niño de 2 años, la muerte sólo es una palabra y se percibe como una ausencia, sintiendo la no presencia de la persona fallecida.

-Los niños de 3 a 6 años, se puede creer que la muerte es temporal y reversible, que la persona puede seguir viva, y experimentar sentimientos una vez fallecida, acerca de ella.

-Los niños entre los 6 y 10 años, sí saben que la muerte es definitiva e irreversible. Entienden la diferencia entre vivir y no vivir manejando conceptos biológicos para referirse a la muerte: no hay pulso, se deja de respirar, se para el corazón. En esta edad, los niños saben que las personas mueren, pero que a ellos no les sucede.

-Hacia los 8 o 9 años ya son capaces de comprender que ellos también se pueden morir.

-Los preadolescentes (de 10 a 13 años) pueden comprender el significado de la muerte en su totalidad y lo que implica.

-Los adolescentes tienen plena conciencia de lo que significa la muerte y pueden formarse una explicación completa.

-Las últimas generaciones de adolescentes han conocido la muerte de cerca, como nunca había ocurrido en épocas anteriores, los accidentes de tráfico, suicidios y conocimiento de procesos cancerosos en familiares o conocidos ha aproximado la muerte a estas generaciones.

Señales de alerta, manifestaciones y características de los procesos de duelo en niños y adolescentes

En el entorno familiar, los niños se pueden mostrar mucho más irritados e inquietos según su comportamiento habitual. A menudo los hábitos alimenticios y del sueño se pueden ver alterados, comiendo y durmiendo peor. En ocasiones pueden llorar sin un motivo aparente o presentar síntomas somáticos. Es importante que los niños puedan sentir que su mundo sigue siendo predecible y seguro a través del mantenimiento de sus rutinas y horarios habituales.

Después de la familia, el colegio es el lugar donde los síntomas de un niño en duelo van a manifestarse con mayor frecuencia. Según su edad podremos ver distintas manifestaciones: Problemas de atención y concentración, dificultades de memoria y olvidos más frecuentes, disminución del rendimiento escolar, apariencia de conductas tipo ansioso, arranques repentinos de llanto, muestras de irritabilidad… etc.

Estrategias para poder afrontar el duelo

El duelo en los niños va a tener unas características particulares que difieren del duelo de los adultos, y es que necesitan comprender y darle significado a la pérdida, además de ser incluidos en los procesos de duelo familiar y que no se les excluya con intención de protegerles. Es esencial que sus padres y familiares se muestren cercanos y compartan las emociones, para poder poner palabras a su duelo y a recolocar sus emociones y sus sentimientos. Siempre con mucho cariño, con muchísimo amor, y con una disposición a la verdad.

Intentar participar en los ritos funerarios, puede favorecer enormemente que los niños y adolescentes reciban apoyo y el abrazo social, además de permitirles colocar la realidad de la pérdida en un tiempo y en un espacio.

Según edad:

-Para un bebé o niño de 1-2 años es vital que su entorno más cercano pueda seguir cubriendo sus necesidades y ofreciéndole un mundo seguro y tranquilo mediante el mantenimiento total de sus rutinas y horarios.

-Los niños entre 6 y 10 años necesitan que les expliquemos la muerte del ser querido atendiendo a los hechos y a las causas que la han provocado. Es importante dialogar con ellos y atender todos sus interrogantes e inquietudes. También les resulta de gran ayuda que los adultos les muestren sus sentimientos y hablen de lo sucedido, para que así puedan ir explorando y reconociendo lo que ellos mismos sienten.

Es importante estar atentos a la reacción de los preadolescentes. Si se muestran reacios a hablar de lo ocurrido, es bueno respetar su tiempo pero haciéndoles saber a su vez cómo nos sentimos nosotros, porque esto les ayudará a ir expresándose. Si no quieren hablar de sus emociones, podemos sugerirles que escriban una carta sobre lo que sienten, o hacer una lista sobre sus preocupaciones o dudas. Comenzar un diario también les puede ser de gran ayuda.

-Es frecuente que los adolescentes pregunten por las causas y circunstancias que rodearon dicha muerte y se muestren inquietos por saber cómo va a afectarles el fallecimiento de esa persona.

También es común que tengan dudas acerca del futuro de la familia: si van a tener ahora dificultades económicas, si va a haber cambios significativos en sus vidas (mudanzas, traslado de colegio, de ciudad, etc.).

Si los adolescentes empiezan a mostrar estas inquietudes o hablan de sus sentimientos, es importante que estemos preparados para escuchar y dejar que expresen libremente lo que deseen contar. Los jóvenes necesitan que nos interesemos por lo que dicen, pero también que les hablemos con afecto y franqueza.