El ejercicio ahuyenta la depresión en los niños

Un estudio sugiere que la actividad física es beneficiosa para la salud emocional de sus hijos.

  • 22 feb 2017

Redacción.

Durante generaciones, los padres les han dicho a sus hijos que salgan a jugar. Ahora, un estudio reciente sugiere un beneficio añadido de ese consejo: la actividad física podría reducir el riesgo de depresión en los niños.

Los investigadores evaluaron a unos 700 niños de seis, ocho y 10 años de edad.

Los niños que hacían ejercicio entre moderado y vigoroso con regularidad fueron menos propensos a desarrollar depresión a lo largo de cuatro años, encontraron los investigadores.

Referencia

Estudios anteriores han encontrado que los adolescentes y adultos físicamente activos parecen tener un riesgo más bajo de depresión.

Este nuevo estudio es la primera vez en que lo mismo se ha sugerido en niños, según los investigadores de la Universidad Noruega de Ciencias y Tecnología.

“Ser activo, sudar y armar jaleo ofrece más que solo beneficios para la salud física. También protegen de la depresión”, dijo en un comunicado de prensa de la universidad la primera autora del estudio, Tonje Zahl, candidata doctoral.

Los hallazgos son importantes, dijo la coautora del estudio, Silje Steinsbekk, “porque podrían sugerir que la actividad física se puede usar para prevenir y tratar la depresión ya en la niñez”.

Steinsbekk es profesora asociada en el departamento de psicología. “También estudiamos si los niños que tienen síntomas de depresión son menos activos físicamente a lo largo del tiempo, pero no encontramos que fuera así”, añadió. Se necesita más investigación para confirmar los resultados del estudio, dijo Steinsbekk.

Consejo

Lo bueno de todo esto es que por ser niños les encanta jugar y estar en acción, al menos a la mayoría. Practicar deportes como el béisbol, fútbol, baloncesto, natación, etc, puede ser básico en el crecimiento emocional y físico del infante.

Necesario saber

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto a niños como a adultos, resulta altamente incapacitante y cursa con un elevado nivel de malestar en ambos casos.

Si tiene en cuenta la falta de madurez emocional y la falta de recursos para manejar sus propias emociones, comprenderá que en el caso de los más pequeños este trastorno puede interferir altamente en su desarrollo.