El Adviento abarca los cuatro primeros domingos de la época litúrgica, es un tiempo de preparación para las fiestas de Navidad, fecha en que se celebra el nacimiento de Jesús.
Según el sacerdote Roberto Adrián Fernández, vicario parroquial de la iglesia San Vicente, la corona de Adviento es un recurso para tomar conciencia de la proximidad del santo advenimiento.
Su forma circular expresa el tiempo, al no tener principio ni fin, representa también a Cristo. Está formada por ramas verdes de hoja perenne, de abetos o pinos, para representar la vida eterna.
El Adviento nos invita a creer en la Vida (mayúsculas) y es una buena excusa para orar en familia, buscar a Jesús que viene a nuestro encuentro a darnos esperanza y sentido a lo que nos pasa; nos invita a cambiar el corazón, a abrirnos al hermano, a la novedad, que rima con Navidad.
A hacernos más niños, a creer como ellos creen, en un Padre bueno que nos ama y nos cuida. A dejar limpio el pesebre de nuestro corazón para que el Mesías nazca.
“Nos hace tanta falta ponernos en las manos del Padre misericordioso”, concluyó.
Haga usted la corona con tres simples pasos:
1. Materiales
Necesita una corona de pino o abeto, 4 copas, 3 velas moradas y 1 rosada, 1 vela blanca, 6 bellotas de pino, 4 pascuas rojas y ramas secas.
2. Detalles
Coloque las 4 copas y demás elementos: pascuas, bellotas y ramas secas. Distribúyalos en forma ordenada y estética. Lo ideal es que luzca sencilla, para resaltar la humildad.
3. Simbolismo
Ponga las velas en cada copa. Las moradas tipifican la preparación, se enciende una cada domingo, la rosada el tercero, día de la alegría o “gaudete”. La blanca se prende en Navidad y simboliza la pureza del Mesías.
Colaboración: Roberto Suazo, decorador.
