15/04/2024
12:48 AM

Benedict Cumberbatch: 'Hay trabajos que en verdad me tocan una fibra”

  • 31 enero 2015 /

Sherlock, serie de mayor audiencia en la televisión británica, fue el evento que transformó la carrera de Cumberbatch.

Los Ángeles, Estados Unidos

Con su amplia frente y sus altos pómulos, Benedict Cumberbatch ha sido comparado, y no es muy disparatado especialmente si lo vemos en August: Osage County (2013), con una nutria y con Sid el Perezoso de la película animada Ice Age (2002).

Él también es dueño de una de esas voces británicas estruendosas y melifluas que son capaces de revitalizar y animar el diálogo, perfectamente articuladas, a velocidad del rayo.

Él puede hablar más rápido de lo que la mayoría de la gente puede pensar. A fin de cuentas, todos estos talentos, la gran frente, la lengua rápida y la pronunciación de clase alta le han permitido labrarse una reputación interpretando a personajes que son muy brillantes, pero no del todo comunes.

El más famoso de ellos es sin duda Sherlock Holmes, en la serie de la BBC Sherlock, una versión moderna del legendario detective, un sociópata aburrido pero altamente funcional, sin idea de lo que son las emociones humanas, que desgrana esas célebres deducciones holmesianas prácticamente a velocidad de la luz.

Fue también Khan, el terrorista genéticamente modificado, en Star Trek Into Darkness, en la cual su voz sepulcral y enunciación rápida y cuidadosa eran en sí una indicación de su villanía. Al parecer retorciéndose en su propia piel, Cumberbatch fue también Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en The Fifth Estate (2013)

Esta vez, el acento del actor fue australiano, no británico y Cumberbatch ahí se parece más a David Bowie que a Sid el Perezoso.

Foto: La Prensa

Benedict vive el drama en The imitation game.


Glorioso

En su actual película The imitation game, Benedict encarna a Alan Turing, el torpe y excéntrico genio británico que colaboró para descifrar el código Enigma de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero que después fue perseguido por su propio Gobierno debido a que reconoció su homosexualidad.

Fue obligado a someterse a una castración química y se dice que su muerte, en 1954, fue por suicidio. En este personaje Cumberbatch no habla rápido, de hecho, tartamudea un poco, como si el cerebro le estuviera zumbando a demasiada velocidad, pero es brillante y en ocasiones acerbo. Su interpretación es tan conmovedora y afectuosa que lo ha puesto prácticamente en todas las listas de candidatos al Óscar.

“La cuestión con Benedict es que no lo podemos encajonar,” señaló recientemente Mortem Tyldum, director de The imitation game. “Él tiene muchas capas, tal como el personaje”.

Comprometido. Cumberbatch en persona es gracioso e ingenioso de una manera rara de ver en los cerebritos. Y se anima al hablar de Turing, un personaje por el que tiene opiniones muy claras

A la fecha gesticula al hablar del trato que le dio el Gobierno británico. “Siempre me preguntan cuál ha sido el trabajo más difícil que he hecho,” señala. “Yo siempre digo que es el trabajo que esté haciendo en esos momentos. Pero hay trabajos que en verdad me tocan una fibra o se relacionan de algún modo conmigo y, en el caso de Turing, sentía esa urgencia.

Esa fue una de las principales razones por las que acepté el papel, para que la gente supiera quién había sido este hombre y qué le había sucedido; qué había logrado y cuánta importancia tiene para nosotros en la actualidad. Es un papel extraordinario, un excelente desafío para cualquier actor pero, al mismo tiempo, no podríamos pedir una empresa más noble”.

Similitudes. Cumberbatch no está seguro de tener la reputación de ser encasillado en papeles de personas muy inteligentes. “Si eso es verdad, no es ningún mal destino,” asegura el actor, “pero no creo que sea así”.

Señala que él fue el primer ministro William Pitt en Amazing grace (2006) y el dueño de una plantación en 12 years a slave (2013). Mucha gente ha comparado a Turing con Sherlock Holmes, admite Cumberbatch, los dos son brillantes, especialmente en el razonamiento deductivo, y tienen deficiencias en su trato con la gente, pero él piensa que la conexión más profunda es entre Turing y Christopher Tietjens, el personaje que interpretó en Parade’s end (2012), la miniserie en cinco partes que hizo la BBC en 2012, adaptando una serie de novelas de Ford Madox Ford. Basado vagamente en el mismo Ford, Tietjens es un estirado aristócrata de Yorkshire que se aferra a los valores eduardianos en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

De él se decía que era el hombre más inteligente de Londres pero, al igual que Turing, es torpe y farfullante al tratar con la gente. “Él es un hombre brillante, arrogante ante la ineptitud y las ‘indiscreciones’ morales,” explica Cumberbatch. “Vive en una era muy hipócrita y está desfasado respecto de su propio tiempo. Eso se aplica también a Turing”, agrega.

Oportuno. Sherlock, que debutó en 2010 y ahora se ha convertido en la serie de mayor audiencia en la televisión británica, fue el evento que transformó la carrera de Cumberbatch. Lo convirtió de un actor de reparto como cualquier otro, conocido más que nada por su trabajo en las tablas y por las películas para la televisión, y en un rompecorazones perseguido por un tropel de aguerridas admiradoras que se hacen llamar las “Cumberbitch.”

Una de ellas incluso publicó un poema sobre él en The London Review of Books. Antes de contratarlo para War Horse, Spielberg nunca había visto Sherlock, tampoco lo habían visto Tyldum o Steve McQueen, que lo dirigió en 12 Years a Slave, John Wells que dirigió August: Osage County le dio a Cumberbatch el papel del necesitado y vulnerable pequeño Charles, diametralmente opuesto a esos cerebritos egocéntricos, cuando el actor le envió una prueba en video grabada por él mismo en su teléfono celular.