18/04/2024
06:18 PM

Remolino: Dios me dio un don, pero enviaba un mensaje negativo

El cantante dice que promovía el sexo y como consecuencia su hija lo hizo abuelo a los 14 años.

Nueva York, Estados Unidos.

Remolino marcó una época en el reggae en español en Honduras: sus pegajosas melodías ocupaban los primeros lugares en las radios nacionales; las presentaciones en sitios abarrotados se convirtieron en una norma para este artista; dinero, mujeres y amigos le hacían compañía a cada paso.

Diario LA PRENSA conversó en exclusiva con Julián Figueroa (40), mejor conocido como Remolino, y la leyenda hondureña del reggae en español lo compartió todo sobre sus inicios, canciones, penas, alegrías y su presente dentro de la Iglesia.

Con solo 10 años tomó la decisión de ser artista. ¿Cómo empezó todo esto?
'La vena artística ha formado parte de mi familia. Mi bisabuela era compositora y lo hizo hasta que murió a los 98 años, mi abuela siguió sus pasos y compuso muchas canciones en garífuna, mi madre no dejó morir la tradición. Creo que eso está en nuestros genes, pero fui el que lo realizó de manera profesional y lo convertí en mi fuente de ingreso'.

El deseo de convertirse en un gran músico lo hizo emigrar a La Ceiba, donde los muelles, los autobuses, los lugares abandonados y el parque central le brindaron albergue ante la falta de oportunidades, obligándolo a renunciar a su sueño y empujándolo de nuevo a la comunidad de Río Esteban.

¿Cuándo retomó la idea de ser cantante?

'Hice un viaje a Trujillo para vender naranjas y toronjas con mis padres. Observé cómo la gente aplaudía a un artista local y sentí que si él cantaba, yo también podría hacerlo, y como mi voz se parecía a la de Nando Boom, empecé a imitarlo cantando 'El desorden' y esa canción me sirvió de punta de lanza. Inmediatamente sacamos 'Garífuna bon', que me abrió las puertas a nivel nacional en las radios y la televisión'.

¿De dónde surge el nombre artístico?

'En mi juventud, yo competía en concursos de punta y formé parte del grupo Afro de Tegucigalpa. Lo mío era bailar y tenía un movimiento exagerado en la cintura. En un evento en Trujillo, los integrantes del grupo Mandela, debido a mi manera de bailar, empezaron a llamarme Remolino, algo que me molestaba al principio y al convertirme en cantante lo seguí usando'.

Hábleme de sus canciones, que han sobrevivido y siguen siendo del agrado de los fans.

“'Garífuna bon' no es original mía; la escuché en una ocasión en un casete y la convertí en éxito. Pese a que era en garífuna, se convirtió en una sensación en las principales ciudades del país. 'El gran saijayin' es una composición que creó uno de mis hijos mientras miraba las caricaturas. Originalmente decía: 'Yo soy el gran saijayin de la música reggae en español; mi papa a mí me entrenó'.

'Hay que darle palo' nació en una fiesta en la que empecé a improvisar y a la gente le gustó; la W107 la hizo un éxito y para volver a cantarla tuve que escucharla y aprenderme la letra. 'Las cinco hermanas' era parte de un homenaje para Carlos Cólera después de su muerte; este tema es original de un artista llamado Peñaranda y era una protesta sobre los militares en la guerra fría. Las cinco hermanas representaban a las esposas de los coroneles que lideraban Centroamérica.

'Huracán Mitch' se convirtió en una especie de himno nacional en Honduras. La gente se identificó con ella, aunque todo lo que se menciona en ella son vivencias mías. Durante esa tragedia perdí mi casa, uno de mis hijos murió y nunca encontramos su cuerpecito, además de perder un amigo como el doctor César 'Gordito' Castellanos'.

¿Qué ha sido de su carrera artística en estos últimos años?

'Después de un concierto en Tegucigalpa, al bajarme del escenario, el Señor me confrontó y me respondió todas las preguntas que yo tenía a través de la Biblia. Hay un verso en Mateo que dice: 'El que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga'. Al analizar su palabra me di cuenta de lo mal que estaba, el daño que le hacía a la juventud con mi música, todo lo que yo creía bueno era un desastre y supe que Dios me pedía cuentas por mis acciones; al mismo tiempo lastimaba a mis hijos, mi matrimonio y mi madre'.

¿Emocionalmente cómo se sentía después de cada concierto?

'Cuando me subía al escenario les alegraba la vida a miles de personas, pero nadie me podía hacer feliz; tenía una vida vacía. Al ser un artista reconocido te vistes y haces las cosas para satisfacer al público hasta en tu vida privada. A los fans no les interesa si estás feliz, si has comido o estás enfermo. Les interesa que los entretengas porque por eso pagaban un boleto'.

¿Por qué se siente en parte responsable de las acciones de la juventud hondureña en aquellos días?

'La música que yo cantaba enviaba un mensaje muy nocivo y, como Dios dice, la palabra tiene poder. Las letras de mis canciones invitaban al erotismo. Me inventé el baile de la pared, al cual ahora llaman 'raspar'. Yo promovía el sexo y como consecuencia de ello mi hija me hizo abuelo cuando cumplió 14 años'.

¿Por qué lo molesta que sus fans le pidan autógrafos?

'Ahora he entendido que toda la honra y la gloria tienen que ser para nuestro Sseñor, para Jehová, Dios de los ejércitos. Ahora ya no se trata de mí; Remolino ya no anda buscando fama ni llamar la atención. No puedo quitarle protagonismo al que derramó su sangre por mí. No tengo fans; ahora tengo hermanos y amigos'.

¿Cuál es la nueva propuesta musical de Remolino?

'Ahora tenemos una visión diferente, ya que mis canciones no han sido creadas con el fin de agradar al hombre, sino para agradar al corazón de Dios, que es de donde nacen todas las cosas'.
Si pudiera “darle palo” a algo en tu vida, ¿a qué se lo daría?

'Yo no le daría palo a nada. Sin ese pasado que viví no estaría disfrutando el presente que tengo ahora. No puedo cambiar nada de eso, pero puedo creer en un futuro y vivir mejor en el presente. Tengo una vida diferente. Me gozo en el Señor, tengo una mejor vida y por fin soy feliz'.