Hace casi una semana, el vocalista y líder de la banda de rock estadounidense Linkin Park, Chester Bennington, era encontrado muerto en su residencia privada de Palos Verdes (Los Ángeles). Horas después, uno de los forenses encargados de investigar el caso confirmaba que el músico, de 41 años, se había quitado la vida por ahorcamiento y que una botella de alcohol medio vacía había sido encontrada en la misma habitación donde su ama de llaves descubrió el cuerpo.
Según ha podido saber ahora el portal de noticias TMZ, las autoridades no habrían hallado restos de sustancias ilegales o medicamentos prescritos en la residencia de los Bennington, lo que implicaría que su suicidio no estaría en principio ligado a un supuesto consumo de drogas. Sin embargo, habrá que esperar que así lo confirmen los análisis toxicológicos que todavía se le están realizando para detectar la posible presencia de sustancias químicas en su organismo.
Cabe recordar que, desde bien joven, el intérprete empezó a coquetear con la marihuana, la cocaína, las metanfetaminas y el LSD y a lo largo de muchos años arrastró una preocupante adicción a las drogas.
Finalmente, en 2011, y tras darse cuenta del daño que estaba causando tanto a sus seres queridos como a él mismo, Chester aseguró haber logrado superar finalmente la drogodependencia gracias a su tenacidad y a su firme voluntad por cambiar de estilo de vida.
A media que discurre la investigación van saliendo a la luz nuevos detalles sobre las circunstancias en las que fue hallado el cadáver. De acuerdo con lo publicado por el mismo medio, la citada empleada que descubrió el cuerpo del intérprete quedó tan afectada por la situación, que tuvo que pedir al chófer que había llegado poco antes para recoger al cantante -supuestamente para llevarlo a una sesión fotográfica- que hiciera la correspondiente llamada a los servicios de emergencia. Posteriormente, la misma trabajadora se armó de valor para tomar su teléfono y comunicar la trágica noticia a Talinda Bentley, viuda de Chester.
