“¡Viva la democracia!”, gritó
Roberto Micheletti Baín la tarde del 28 de junio de 2009 cuando 124 de los 128 diputados del Congreso Nacional atestiguaron su designación como
Presidente de Honduras.
Además de la batalla en las calles entre pobladores afectos a Manuel Zelaya y fuerzas militares y policiales, a los altos niveles de la política hondureña se debatía si había ocurrido un golpe de Estado o una sucesión constitucional.
El régimen de Micheletti recibió la espalda de la comunidad internacional, pues se le consideraba un presidente de facto.
Mientras que al interior de Honduras se le declaraba Héroe Nacional. Micheletti, quien en 1963 formaba parte de la Guardia Civil del presidente Ramón Villeda Morales, enviado a Costa Rica tras el golpe de Estado, se sostuvo en la silla presidencial hasta el 27 de enero de 2010, cuando asumió el cargo el nacionalista Porfirio Lobo Sosa.
Este liberal nacido en 1948 en El Progreso, se mantuvo firme en su cargo y no aceptó las exigencias de gobiernos y organismos internacionales que solicitaban el reintegro de Zelaya.
