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Por el Pacífico mexicano, migrantes buscan evitar el infierno

  • 03 julio 2013 /

La violencia de los carteles y las pandillas hace que los hondureños prueben nuevas rutas para cruzar México.

    El centro de Guadalajara, una ciudad donde las buenas costumbres y los contactos son muy importantes, vibra al ritmo del jarabe tapat? de la gente y de los veh?ulos en medio de hermosas edificaciones religiosas y coloniales que contrastan con los negocios de toda ?dole.

    Ver especial multimedia: hondure?s hablan un poco de su viaje. Confiesan que piensan irse por el Pac?ico para no ser secuestrados en el golfo. ?Por el Pac?ico no te secuestran ni te matan, pero te obligan a ser burrero ?llevar droga- y eso te da m? chance de llegar?, dice uno de ellos, que omite su nombre porque funge como gu? del grupo en el que van dos de sus familiares ?que como ? salieron desde Choluteca- y otro joven que viene de Santa Rosa.

    Sin embargo, su camino apenas empieza y para ellos por ahora solo queda resolver la forma de internarse en M?ico. All?afrontar? al crimen organizado, al que le temen antes de pasar al Distrito Federal, y de ah?a la anhelada ruta pac?ica, a trav? de Guadalajara, que los llevar?a Nayarit, Sinaloa y Sonora.

    En el hogar

    Las caras de cansancio de quienes est? afuera del comedor de Guadalajara, pintado con grafitis alusivos a la traves? de los migrantes, muestran algo de emoci? porque han encontrado una mano amiga, posiblemente la ?ltima en los casi 2,500 kil?etros que los esperan hasta la frontera con Estados Unidos.

    Santiago Aguilar, un joven voluntario del comedor, atiende a los migrantes que tienen tres horas para comer, lavar su ropa, ba?rse y alistarse para tomar el tren que sale a eso de las 8:00 pm. Ellos deciden si abordan o esperan al siguiente d?.

    ?Recibimos a los migrantes que vienen de paso, se les hace la entrevista para saber c?o les ha ido en el camino y qu?necesitan. Se les entrega ropa, medicina, comen y se ba?n y se les permite llamar si lo necesitan. Tambi? se da asesor? legal?, dice Aguilar al equipo de LA PRENSA que recorri?la ruta.

    Santiago explica que en menos de tres a?s ha aumentado el paso de personas por el comedor debido a que se ha vuelto m? popular. Mientras tanto, sobre un mapa en el que est? a grosso modo las l?eas que recorre el tren, agrega que esto tambi? se puede deber a que los migrantes est? buscando evitar la violencia extrema en el centro y el Atl?tico.

    ?El mayor porcentaje es de hombres de Honduras. Hay muy pocas mujeres y no hay ni?s. El segundo pa? con m? flujo es M?ico. Hemos atendido a unas 14 mil personas por a?. Son m? o menos 450 migrantes por mes?.

    Para llegar al comedor, los migrantes han tenido que sortear parte de esa delincuencia desde Arriaga y Tenosique hasta Veracruz y Orizaba.

    Esfuerzo m?imo

    Sin embargo, no todo en la ruta es perfecto. La distancia de Guadalajara a la frontera con Estados Unidos casi triplica a la m? corta del Atl?tico y duplica a la del centro de M?ico, haciendo que el esfuerzo f?ico sea mayor para quienes viajan en el tren. Por ello, algunos saben que tendr? que parar en las pr?imas estaciones para recobrar fuerzas; aunque la ruta no tiene albergues o casas del migrante como s?los hay en el Atl?tico. En Tepic e Irapuato hay comedores que est? empezando operaciones y solo existe una casa del migrante en Tijuana y otra en Nogales, donde tambi? est?la organizaci? Kino Borders.

    Santiago relata: ?Los migrantes deber? tener cuidado con algunas bandas que ya empiezan a aprovecharse de los migrantes en el departamento de Mazatl??.

    Guadalajara empieza a descansar al esconderse el sol, que con sus ?ltimos rayos pinta el cielo de amarillo intenso, azul y de gris las nubes.

    Son las 8:00 de la noche, el tren llega y varios, a pesar de ser una zona industrial, se suben en los vagones.

    La traves? sigue y los migrantes ver? desde entonces un paisaje cada vez m? seco y con vegetaci? agreste hasta los puntos de frontera en Baja California Norte o Chihuahua.

    Desde Guadalajara hasta Altar ser? 1,627 kil?etros y desde Altar a Mexicali ser? otros 448. A quien le gusta hacer conversiones, un recorrido en carro de Ciudad de M?ico a Guadalajara toma seis horas. En tren puede durar hasta tres d?s si el migrante no se baja de la ?bestia?. Tambi? depende del tren, ya que es m? lento si va cargado; lo mismo sucede cuando llueve porque hay m? riesgo de descarrilamiento.

    ?El tr?sito son 15 d?s o hasta tres o cuatro meses, dependiendo de las condiciones clim?icas, personales o de la seguridad de la ruta. Las del centro y el oriente est? muy complejas por la presencia de bandas delictivas y del narcotr?ico?, dice Santiago.

    Algo que llama la atenci? en el comedor: la diferencia en la cantidad de migrantes. Mientras en Arriaga hay 600 viajeros sobre la ?bestia?, en Guadalajara no sobrepasan los 100.

    Pasos extremos

    En la frontera norte, los migrantes que escogieron el Pac?ico llegan a Hermosillo, Agua Prieta, Altar, El S?abe, Nogales, Sonoyta, San Luis, R? Colorado, Mexicali o Tijuana.

    En las m? populares de estas poblaciones, como Tijuana, el cruce al lado estadounidense es casi imposible por la construcci? del muro de metal. Algunos migrantes lo intentan, pero las nuevas medidas fronterizas desde que se discute la reforma migratoria en Estados Unidos se han endurecido e incluyen patrullaje en helic?teros, sensores de movimiento y calor, c?aras de video y patrullajes por tierra. Los migrantes deciden buscar pasos cada vez m? complicados y peligrosos, donde de todas maneras afrontar? los cobros de coyotes expertos o inexpertos que los pueden dejar en mitad del camino y hasta los secuestros.

    ?El paso para Estados Unidos est?tremendo porque mi primo se fue hace seis meses y no pudo pasar porque lo ten?n secuestrado en la frontera de Tijuana. Lo tuvieron como un mes. La familia tuvo que pagar y ? mejor se regres?, dice una migrante que pide no revelar su nombre.

    Elvira Arellano, del Movimiento Migrante Mesoamericano, confirma que con la reforma migratoria que se discute en Estados Unidos se ha generado un endurecimiento de las medidas de control en la frontera.

    ?Todo est?militarizado y es muy dif?il que puedan cruzar. En la frontera norte est? pagando de 3,500 a 5,000 pesos por pasar y, si no lo hacen, son secuestrados?, afirma.

    Datos

    El consumo de drogas es un problema asociado tambi? a la indigencia. La marihuana quita el hambre y el alcohol da valor para subirse al tren.

    Claves

    FM4 hace alusi? al ideal del paso libre de migrantes por M?ico, pa? que otorga visas FM2 y FM3 a los visitantes.

    A migrantes en estado de ebriedad o bajo efectos de las drogas se les impide ingreso en hogares o comedores.

    A los migrantes se les toman fotos y datos que comparten una red de 67 casas de ayuda en M?ico.