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Inversionistas temerosos moderan sus apuestas a los países emergentes

  • 16 septiembre 2014 /

Las acciones y los bonos de mercados emergentes recibieron US$9.000 millones de in­versión en agosto.

Nueva York, Estados Unidos.

Los temores a un alza en las tasas de interés de Estados Unidos están haciendo que los gestores de fondos reduzcan sus inversiones en los mer­cados emergentes.

Por ahora, los inversionistas si­guen apostando a las economías en desarrollo, aunque el ingreso de ca­pitales se ha moderado. Las acciones y los bonos de mercados emergentes recibieron US$9.000 millones de in­versión en agosto, comparado con un promedio de US$38.000 millones mensuales entre mayo y julio, según los datos más recientes del Instituto de Finanzas Internacionales.

No obstante, tras pasar meses comprando activos en países como Brasil, Sudáfrica e India, seducidos por la idea de obtener retornos más altos que en las economías desarro­lladas, los inversionistas están asu­miendo una postura más conserva­dora.

Una de sus grandes preocupacio­nes es que el repunte de las acciones, los bonos y las divisas de los merca­dos emergentes se acabe a medida que se acerca la fecha en la que la Reserva Federal, el banco central estadounidense, empiece a subir las tasas de interés de corto plazo. Se espera que la Fed arroje más cla­ridad sobre el momento que elegirá para aumentar las tasas esta tarde, cuando culmine su reunión de dos días. Muchos inversionistas y ana­listas prevén que ello acontecerá a mediados de 2015.

Un incremento de las tasas ele­va los retornos de la deuda y los depósitos bancarios de EE.UU., que atraen fondos que antes iban a parar a activos de mayor riesgo en las economías emergentes. Has­ta el 9 de septiembre, el índice de acciones de mercados emergentes que elabora MSCI Inc. registraba un mejor desempeño que el S&P 500, el indicador que agrupa a las principa­les empresas de EE.UU. que cotizan en bolsa. Sin embargo, ha caído en las últimas nueve jornadas y ahora acumula un alza de 5,1% este año, comparado con un avance de 8,15% del S&P 500. Algunos inversionis­tas creen que cualquier anuncio sorpresa de la Fed acentuará la ola de ventas.

La situación ha dividido a los in­versionistas, que a menudo se han movido como una manada, com­prando y vendiendo activos de los mercados emergentes al unísono desde el estallido de la crisis finan­ciera.

Por una parte, los activos de los mercados emergentes han tenido un mejor rendimiento que los de las economías desarrolladas. Por la otra, los inversionistas quieren evi­tar a toda costa que se repita el es­cenario de mediados del año pasado, cuando la más mínima insinuación de un cambio de curso por parte de la Fed causó estragos en mercados tan distantes como los de Sudáfrica e Indonesia.

“Nos encontramos en un callejón sin salida en los mercados emergen­tes”, dice Jens Nordvig, director de investigación de crédito de Nomu­ra Securities. “Es muy raro ver este tipo de división entre los inversio­nistas”.
La incertidumbre genera dolores de cabeza para países como Turquía que dependen en gran parte de la inversión extranjera para financiar importaciones, y podría suspender planes de reformas ambiciosas en países como India e Indonesia, ad­vierten los analistas.

Las bajas tasas de interés que im­peran en el mundo desarrollado des­de la crisis financiera han dirigido billones de dólares a los mercados emergentes. Debido a que los retor­nos eran tan bajos en las economías avanzadas, países como Brasil e In­dia podían gastar a manos llenas en su búsqueda de crecimiento sin te­mer que déficits fiscales y comercia­les cada vez más amplios espantaran a los inversionistas. El dinero pronto empezó a regresar a las economías en desarrollo, pero desde entonces los inversionistas han temido otra ola de ventas.

Países como Brasil y Sudáfrica, que luchan contra una desacelera­ción de la economía y altas tasas de inflación, son vulnerables a una sa­lida de capitales. “No sé cómo van a reaccionar los mercados emergen­tes, pero si se parece al último epi­sodio, no es un riesgo que queramos correr”, señala Chris Díaz, director de tasas globales de Janus Capital Group. Este año, Díaz ha reducido la proporción de bonos de países emergentes de su portafolio de 15% a 2%.

“Después de tres meses de un desempeño sólido y buenos ingre­sos de capitales, los inversionis­tas se preguntan qué tan atracti­vo es asumir riesgos”, dice Paul O’Connor, codirector de activos múltiples de Henderson Global In­vestors, que gestiona US$120.000 millones. Agrega que ha estado re­duciendo su exposición a bonos de mercados emergentes denominados en dólares porque ese tipo de deuda fue particularmente golpeada el año pasado en medio de temores de un endurecimiento de las políticas mo­netarias de la Fed.

Algunos países ya se están pre­parando para los efectos de un au­mento de las tasas estadouniden­ses. Esta semana, un funcionario del banco central de Hungría dijo en una entrevista que el país está tratando de reducir su dependencia de la in­versión foránea.

Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda de Colombia, indicó en una entrevista el martes que el país in­tenta obtener crédito cada vez más de inversionistas locales en lugar de extranjeros.
“No creo que nos blinde total­mente de un incremento en las tasas de interés de EE.UU., pero definitiva­mente nos protege”, aseveró.

Muchos inversionistas han esta­do dispuestos a dejar de lado sus te­mores, en especial a medida que los rendimientos de bonos en países de­sarrollados como EE.UU. y Alemania cayeron de manera inesperada.

Los retornos sobre deuda de mercados emergentes denominada en dólares se ubican en 7,1%, según Barclays PLC, frente a 2,4% del índi­ce global del banco de principalmen­te bonos de países desarrollados con grado de inversión.
En la semana que terminó el jue­ves pasado, los inversionistas colo­caron US$3.400 millones en accio­nes de economías emergentes y sólo US$4 millones en bonos de este gru­po de países, según un análisis de Barclays de datos de EPFR Global.