19/04/2024
08:50 AM

Yellen quiere fomentar el consenso en la Fed

  • 15 septiembre 2014 /

Como su presidenta, trata de escuchar a los funcionarios del banco central a la hora de decidir sobre las tasas de interés.

Nueva York, Estados Unidos.

Cuando era vicepresidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen era una defensora acérrima de las po­líticas de flexibilización monetaria que presionaba a sus colegas a acep­tar su postura. Como su presidenta, sin embargo, ha tratado de seguir el ejemplo de su antecesor, Ben Ber­nanke, y forjar consensos.

El cambio repercutirá en la for­ma en que el banco central de Esta­dos Unidos tomará decisiones en los meses venideros. Muchos observa­dores esperaban que Yellen condu­jera a la institución a un período de tasas de interés sumamente bajas. La economista, no obstante, se ha mostrado dispuesta a abandonar esa política a medida que surge evi­dencia de que la recuperación de la economía cobra fuerza.

Yellen ha pasado buena parte de este año desmantelando gradual­mente un programa de compra de bonos orientado a mantener bajas las tasas de interés de largo plazo y sentar las bases para una posterior alza en las de corto plazo, un proceso que comenzó antes de que asumie­ra el cargo. Las compras de bonos deberían concluir el próximo mes y la Fed ya empezó a analizar cuándo subir las tasas de corto plazo y cómo comunicar la medida, para no tomar por sorpresa al mercado.

Su próxima prueba tendrá lu­gar esta semana. El banco central se reunirá hoy y mañana para ana­lizar si vale la pena modificar su orientación sobre las tasas a corto plazo. También tratará de comple­tar un nuevo plan para manejar los mecanismos de futuros cambios en las tasas de interés.

La postura de Yellen en relación a estos temas es muy parecida a la de Bernanke después de la crisis finan­ciera de 2008. “Aprendió mucho de él sobre la formación de consensos en el comité y ha seguido su estilo”, afirmó James Bullard, presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, en una entrevista realiza­da en agosto.

Hay mucho en juego. La econo­mía estadounidense ha exhibido una mejora paulatina y muchos merca­dos prosperan en una era de tasas de interés bajas. La emisión de bonos chatarra —es decir, deuda calificada por debajo del grado de inversión— así como de créditos para autos y bancarios para deudores de alto riesgo, se ha disparado. Si el banco central se apresura a elevar las ta­sas, podría ahogar la recuperación económica. Sin embargo, si espera más de la cuenta, corre el riesgo de que surja un brote inflacionario o alguna otra fuente de inestabilidad financiera. Algunos de los críticos más feroces de la Fed ya la acusan de haber esperado demasiado.

Yellen ha estado evaluando las opiniones de sus colegas y buscando terreno en común, en lugar de tratar de obligarlos a que adopten su pos­tura, según entrevistas con más de 20 funcionarios que han trabajado estrechamente con ella. Un análi­sis de The Wall Street Journal de su calendario muestra que en sus primeros seis meses al frente de la entidad, Yellen dedicó más de 55 horas a conversar con los goberna­dores de la Fed y los presidentes de sus 12 bancos regionales, tanto por teléfono como en encuentros cara a cara. En cambio, se reunió durante sólo ocho horas con banqueros del sector privado.

Durante las reuniones, Yellen ha tenido cuidado en reconocer las opiniones de todos los participan­tes acerca de la coyuntura económi­ca y las opciones a disposición del banco central, según el testimonio de los asistentes. “Siento que Janet me escucha mucho”, señaló Richard Fisher, presidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas, en una entrevista realizada el mes pasado.

Fisher, quien es considerado un opositor de las políticas de crédito fácil promovidas por Yellen, seguía un ritual durante la gestión de Ber­nanke de sondear a los ejecutivos de las empresas antes de las reuniones del banco central y compartir sus ha­llazgos con el presidente de la Fed. Con Yellen ha hecho lo mismo.

Todos los líderes de la Fed apor­tan un estilo particular que da forma a la toma de decisiones del organis­mo. Paul Volcker chocaba con los go­bernadores nominados por el presi­dente Ronald Reagan en los años 80 y llegó a amenazar con renunciar si no le hacían caso sobre la dirección de las tasas de interés. Durante la gestión de Alan Greenspan, en los años 90, los funcionarios de la Fed tendían a adherirse a las posiciones de su presidente.

Bernanke trató de forjar una toma de decisiones más consensua­da y menos dominada por su líder. La estrategia a veces demoró la toma de decisiones o produjo compromisos que no dejaron conforme a nadie.

En ocasiones durante la gestión de Bernanke, Yellen presentó un contrapeso a las posiciones de quie­nes se oponían a nuevas políticas de estímulo. Ahora, sin embargo, tiene un papel distinto y la responsabili­dad de que las decisiones de la Fed sean unificadas.

Muchos funcionarios del banco central estadounidense esperan que la entidad empiece a elevar las tasas de corto plazo a mediados de 2015.

Un factor que ha sorprendido a la Fed es que las expectativas del mer­cado sobre un alza de las tasas de interés casi no han cambiado, pese al fortalecimiento de la economía. Los rendimientos del bono del Te­soro estadounidense a 10 años han caído desde que Yellen asumió la presidencia y los contratos a futu­ro ligados a las previsiones de tasas de interés no han registrado gran­des variaciones.

De todos modos, Fisher, Bullard y otras autoridades del banco central podrían ser partidarios de subir las tasas durante el primer trimestre de 2015. A pesar de alabar el estilo con­ciliador de Yellen, podrían desafiar su punto de vista durante las próxi­mas reuniones del organismo si lo estiman necesario.

Durante sus primeras cuatro re­uniones como presidenta de la Fed, Yellen ha tenido solamente dos vo­tos disidentes, es decir, votos de un gobernador de la entidad o un pre­sidente de uno de sus bancos regio­nales en contra de una de sus deci­siones. Eso representa un período de relativa tranquilidad. Bernanke, en cambio, enfrentó 16 votos consecuti­vos de disenso en 2012 y 2013.
Yellen ha dedicado la mayor par­te de los últimos meses a formular un nuevo plan para manejar la me­cánica de las tasas de interés. Ha­bitualmente, el banco central ha administrado su tasa de referencia inyectando o retirando del sistema financiero montos relativamente pe­queños de dinero. No obstante, las grandes cantidades que ha provisto en los últimos años han complicado este sistema.

El nuevo plan, que la Fed podría presentar esta semana, enfatiza dos nuevas tasas de interés.
La primera es una tasa que se les paga a los bancos por mantener su dinero en reserva en la Fed. La otra es una que la entidad les paga a fon­dos de mercados de dinero en tran­sacciones conducidas por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. El movimiento de estas dos nuevas tasas de interés será el nuevo me­canismo a través del cual el banco central planea modificar su tasa de interés de referencia.