Madrid, España.
Banco Santander SA designó a Ana Patricia Botín como nueva presidenta de la junta directiva en reemplazo de su padre, Emilio Botín, quien falleció de manera inesperada a causa de un ataque al corazón.
La decisión unánime del directorio del grupo financiero, anunciada el miércoles, extiende a la cuarta generación la dinastía de los Botín al mando de la entidad. Ana Patricia Botín, de 53 años, se convierte en la primera mujer en dirigir los destinos de un banco europeo de primer nivel.
El nombramiento se produjo menos de un día después de la muerte de Emilio Botín, a los 79 años. A pesar de su edad, sus colegas, rivales y colaboradores esperaban que siguiera al frente de la institución durante varios años.
Ana Patricia Botín ha estado a cargo desde diciembre de 2010 de la filial británica de Santander, que en los últimos años ha crecido hasta aportar cerca de 20% de la ganancia neta del banco, más que las operaciones españolas que recién se recuperan del colapso del sector inmobiliario del país.
Tanto banqueros españoles como asesores de Santander dijeron que la designación de Ana Patricia Botín no constituye ninguna sorpresa, puesto que ya había tenido posiciones importantes en divisiones clave del banco en España, América Latina y el Reino Unido. Otra razón que la favorecía era que los tres vicepresidentes que también eran candidatos para suceder a Emilio Botín superaban los 65 años.
Competidores y colaboradores subrayan que Ana Patricia Botín está bien preparada para suceder a su padre y es una astuta banquera. Algunos, sin embargo, han indicado en privado que Santander dejó pasar una oportunidad para poner fin a la dinastía familiar y seguir más de cerca los estándares internacionales de gobierno corporativo, que no ven con buenos ojos esta clase de traspasos de mando.
Algunos accionistas de Santander han manifestado su disconformidad con la dinastía Botín. En marzo, 14,3% de ellos votó en contra de la reelección de Ana Patricia Botín a la junta directiva. La cifra ascendía a 16,9% en 2011.
“Su apellido no es razón para calificarla o descalificarla. Es una estrella. Hay que ver lo que ha conseguido en el Reino Unido (...) Cualquier otro banco la contrataría. Es carismática, elocuente, exactamente lo que se necesita en una posición de liderazgo internacional de alto perfil”, afirma Sheila Bair, ex presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de Estados Unidos durante la crisis financiera y actual miembro de la junta de Santander. Bair enfatizó que Ana Patricia Botín obtuvo el nombramiento gracias a su talento y experiencia.
Una de sus primeras tareas será convencer a los inversionistas de que puede prolongar la trayectoria de su padre.
“En estos momentos tan difíciles para mí y mi familia, agradezco la confianza del consejo de administración y asumo con total compromiso mis nuevas responsabilidades”, dijo Ana Patricia Botín en un comunicado divulgado tras la reunión del directorio.
Su primer evento público como presidenta del conglomerado financiero tendrá lugar probablemente el lunes, cuando los accionistas deben pronunciarse sobre la propuesta del banco para comprar el 25% de la filial brasileña que aún no posee.
Ana Patricia Botín, que estudió en el Bryn Mawr College y en la Escuela de Negocios de Harvard, inició su carrera profesional en J.P. Morgan Chase & Co. en Nueva York. Sin embargo, en seguida se unió a la empresa familiar, ascendiendo pronto al puesto de vicepresidenta ejecutiva de Santander.
En 1999, su carrera se descarriló repentinamente.
Santander estaba inmerso en la compra de otra entidad, Central Hispano, y un diario español publicó un adulador perfil de Ana Patricia Botín. A los directivos de Central Hispano les enfureció que el artículo presentara a Ana Patricia como la heredera de su padre. En ese momento, Emilio ordenó a su hija dimitir del banco y así lo hizo, según fuentes cercanas.
Ana Patricia Botín regresó a Santander unos años después, tomando el timón de la filial Banesto en 2002, pero la dimisión forzosa la ha marcado siempre, según las fuentes. Ella misma recuerda el incidente de vez en cuando con sus allegados.
En Banesto, perfeccionó sus destrezas en el negocio de banca minorista, que genera en torno a 80% de las ganancias anuales de
Santander. Bajo su supervisión, el banco lanzó enérgicas campañas para captar clientes, obsequiando televisores de plasma a los clientes nuevos y contratando a deportistas de renombre, como el tenista Rafael Nadal, para protagonizar las campañas.
A finales de 2010, Emilio pidió a su hija que dirigiera el negocio británico de Santander. Ana Patricia Botín debía preparar la salida a bolsa de Santander UK, una operación que muchos analistas calificaban como una prueba de fuego.
Sin embargo, el rumbo de las operaciones británicas no se enderezó rápidamente, en parte por la mala fama del servicio de atención al cliente.
Asimismo, el intento de comprar cientos de sucursales que estaban en manos de Royal Bank of Scotland Group PLC no prosperó ante las dudas de los ejecutivos sobre la integración de los sistemas informáticos.
Ana Patricia Botín “salió bien parada de las recientes vicisitudes del banco y armó un buen equipo”, señala Chris Wheeler, analista de la banca británica en Mediobanca. “Creo que, en general, merece una calificación B+”.
La ejecutiva trabajó arduamente para forjar la credibilidad del negocio británico. Se convirtió en asidua de actos de la industria, a menudo luciendo un pañuelo rojo y promocionando el deseo de Santander UK de ofrecer préstamos a pequeñas empresas británicas.
En ocasiones, Ana Patricia Botín ha sorprendido a sus colegas en Londres adoptando con vehemencia la cultura de ventas del banco e incluso ayudando a los clientes a completar las solicitudes de préstamos, de acuerdo con algunos colegas. La ejecutiva se impuso el objetivo personal de conseguir, al menos, un nuevo cliente del banco al día.
Banco Santander SA designó a Ana Patricia Botín como nueva presidenta de la junta directiva en reemplazo de su padre, Emilio Botín, quien falleció de manera inesperada a causa de un ataque al corazón.
La decisión unánime del directorio del grupo financiero, anunciada el miércoles, extiende a la cuarta generación la dinastía de los Botín al mando de la entidad. Ana Patricia Botín, de 53 años, se convierte en la primera mujer en dirigir los destinos de un banco europeo de primer nivel.
El nombramiento se produjo menos de un día después de la muerte de Emilio Botín, a los 79 años. A pesar de su edad, sus colegas, rivales y colaboradores esperaban que siguiera al frente de la institución durante varios años.
Ana Patricia Botín ha estado a cargo desde diciembre de 2010 de la filial británica de Santander, que en los últimos años ha crecido hasta aportar cerca de 20% de la ganancia neta del banco, más que las operaciones españolas que recién se recuperan del colapso del sector inmobiliario del país.
Tanto banqueros españoles como asesores de Santander dijeron que la designación de Ana Patricia Botín no constituye ninguna sorpresa, puesto que ya había tenido posiciones importantes en divisiones clave del banco en España, América Latina y el Reino Unido. Otra razón que la favorecía era que los tres vicepresidentes que también eran candidatos para suceder a Emilio Botín superaban los 65 años.
Competidores y colaboradores subrayan que Ana Patricia Botín está bien preparada para suceder a su padre y es una astuta banquera. Algunos, sin embargo, han indicado en privado que Santander dejó pasar una oportunidad para poner fin a la dinastía familiar y seguir más de cerca los estándares internacionales de gobierno corporativo, que no ven con buenos ojos esta clase de traspasos de mando.
Algunos accionistas de Santander han manifestado su disconformidad con la dinastía Botín. En marzo, 14,3% de ellos votó en contra de la reelección de Ana Patricia Botín a la junta directiva. La cifra ascendía a 16,9% en 2011.
“Su apellido no es razón para calificarla o descalificarla. Es una estrella. Hay que ver lo que ha conseguido en el Reino Unido (...) Cualquier otro banco la contrataría. Es carismática, elocuente, exactamente lo que se necesita en una posición de liderazgo internacional de alto perfil”, afirma Sheila Bair, ex presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de Estados Unidos durante la crisis financiera y actual miembro de la junta de Santander. Bair enfatizó que Ana Patricia Botín obtuvo el nombramiento gracias a su talento y experiencia.
Una de sus primeras tareas será convencer a los inversionistas de que puede prolongar la trayectoria de su padre.
“En estos momentos tan difíciles para mí y mi familia, agradezco la confianza del consejo de administración y asumo con total compromiso mis nuevas responsabilidades”, dijo Ana Patricia Botín en un comunicado divulgado tras la reunión del directorio.
Su primer evento público como presidenta del conglomerado financiero tendrá lugar probablemente el lunes, cuando los accionistas deben pronunciarse sobre la propuesta del banco para comprar el 25% de la filial brasileña que aún no posee.
Ana Patricia Botín, que estudió en el Bryn Mawr College y en la Escuela de Negocios de Harvard, inició su carrera profesional en J.P. Morgan Chase & Co. en Nueva York. Sin embargo, en seguida se unió a la empresa familiar, ascendiendo pronto al puesto de vicepresidenta ejecutiva de Santander.
En 1999, su carrera se descarriló repentinamente.
Santander estaba inmerso en la compra de otra entidad, Central Hispano, y un diario español publicó un adulador perfil de Ana Patricia Botín. A los directivos de Central Hispano les enfureció que el artículo presentara a Ana Patricia como la heredera de su padre. En ese momento, Emilio ordenó a su hija dimitir del banco y así lo hizo, según fuentes cercanas.
Ana Patricia Botín regresó a Santander unos años después, tomando el timón de la filial Banesto en 2002, pero la dimisión forzosa la ha marcado siempre, según las fuentes. Ella misma recuerda el incidente de vez en cuando con sus allegados.
En Banesto, perfeccionó sus destrezas en el negocio de banca minorista, que genera en torno a 80% de las ganancias anuales de
Santander. Bajo su supervisión, el banco lanzó enérgicas campañas para captar clientes, obsequiando televisores de plasma a los clientes nuevos y contratando a deportistas de renombre, como el tenista Rafael Nadal, para protagonizar las campañas.
A finales de 2010, Emilio pidió a su hija que dirigiera el negocio británico de Santander. Ana Patricia Botín debía preparar la salida a bolsa de Santander UK, una operación que muchos analistas calificaban como una prueba de fuego.
Sin embargo, el rumbo de las operaciones británicas no se enderezó rápidamente, en parte por la mala fama del servicio de atención al cliente.
Asimismo, el intento de comprar cientos de sucursales que estaban en manos de Royal Bank of Scotland Group PLC no prosperó ante las dudas de los ejecutivos sobre la integración de los sistemas informáticos.
Ana Patricia Botín “salió bien parada de las recientes vicisitudes del banco y armó un buen equipo”, señala Chris Wheeler, analista de la banca británica en Mediobanca. “Creo que, en general, merece una calificación B+”.
La ejecutiva trabajó arduamente para forjar la credibilidad del negocio británico. Se convirtió en asidua de actos de la industria, a menudo luciendo un pañuelo rojo y promocionando el deseo de Santander UK de ofrecer préstamos a pequeñas empresas británicas.
En ocasiones, Ana Patricia Botín ha sorprendido a sus colegas en Londres adoptando con vehemencia la cultura de ventas del banco e incluso ayudando a los clientes a completar las solicitudes de préstamos, de acuerdo con algunos colegas. La ejecutiva se impuso el objetivo personal de conseguir, al menos, un nuevo cliente del banco al día.