19/04/2024
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Goldman Sachs y PDVSA, en la maraña de Banco Espírito Santo

  • 01 septiembre 2014 /

La transacción con Gold­man es el ejemplo más recien­te de una firma de Wall Street que ayudó en la financiación del imperio Espírito Santo antes de su colapso.

Nueva York, Estados Unidos.

Cuando el portugués Banco Espírito Santo SA se desmoro­naba hace unos meses, encontró un aliado en Wall Street que le ayudó a recaudar fondos: Gold­man Sachs Group Inc.

A través de un vehículo fi­nanciero creado en Luxembur­go por Goldman, Banco Espírito Santo recibió US$835 millones en julio, según un documento al que tuvo acceso The Wall Street Journal, en un momento en el que era casi imposible para el atribulado banco obtener prés­tamos directamente de los mer­cados de capitales.

Parte del dinero se destinó a un objetivo inusual: ayudar con la financiación de un proyecto de construcción de una refi­nería que una compañía china estaba desarrollando para Pe­tróleos de Venezuela S.A., o PDVSA. La petrolera estatal era uno de los principales acreedo­res de compañías del grupo Es­pírito Santo.

El hasta ahora desconocido acuerdo con Goldman supuso un respiro para el segundo ma­yor banco portugués, que sufría problemas de liquidez y que un mes después fue rescatado y desmantelado por el Banco de Portugal.

Para Goldman, lo que co­menzó como una oportunidad lucrativa se convirtió en una fuente de pérdidas. El banco de inversión estadounidense planeaba vender la deuda de Espírito Santo a inversionistas externos, pero tuvo problemas para encontrar compradores, según una fuente al tanto. El acuerdo también acercó a Gold­man al ojo de una tormenta po­lítica en China.

La transacción con Gold­man es el ejemplo más recien­te de una firma de Wall Street que ayudó en la financiación del imperio Espírito Santo antes de su colapso a través de vehícu­los de inversión que no apare­cen en los libros. Los regulado­res portugueses, por ejemplo, están investigando a entidades administradas por Credit Suisse Group AG que compraron deuda de empresas de Espírito Santo.

El último giro de la saga de Espírito Santo comenzó el pasa­do septiembre, cuando PDVSA Petróleo S.A., subsidiaria de la estatal venezolana, adjudicó un contrato de US$834 millones a la china Wison Engineering Ser­vices Co.

El contrato —otorgado días después de que la policía china detuvo al accionista controlador de Wison en un caso de corrup­ción en el sector petrolero— consistía en la construcción de una refinería de crudo en Puerto La Cruz, en la costa venezolana. Supuso el mayor contrato de es­tas características en América Latina para una compañía china y una inusual incursión interna­cional para Wison.

Banco Espírito Santo tenía una considerable presencia en Venezuela. Había abierto una sucursal en Caracas en enero de 2012, en el marco de un ambi­cioso plan de expansión global, y actuaba como banquero para el gobierno venezolano y PDV­SA en múltiples proyectos. Una presentación de Banco Espíri­to Santo de este año describió a Venezuela como un “mercado importante”, señalando la gran comunidad de expatriados por­tugueses en ese país.

En tanto, PDVSA poseía gran­des cantidades de deuda de Es­pírito Santo, que la convertían en uno de los principales acree­dores del conglomerado fami­liar, según una fuente.

Las dificultades financieras de Banco Espírito Santo se fue­ron intensificando a medida que se desvelaban los problemas contables de su matriz. A prin­cipios de este año, Banco Espí­rito Santo escribió a PDVSA en un intento por garantizarle que cumpliría con sus obligaciones de deuda, dice una persona co­nocedora de esta carta.

En mayo, Banco Espírito Santo contactó a Goldman para estable­cer un vehículo denominado Oak Finance Luxembourg SA. Banco Espírito Santo quería usarlo para captar financiación en dólares, que era cada vez más escasa de­bido a sus problemas financieros, dicen fuentes al tanto.

El 3 de julio, sin acceso a los mercados de bonos y muy necesitado de efectivo, Banco Espírito Santo pidió prestados US$835 millones a Oak Finance, según el folleto. Los fondos es­taban destinados a, entre otros propósitos, financiar a Wison Engineering para el proyecto de conversión profunda de PD­VSA, según el acuerdo del cré­dito incluido en el folleto de Oak Finance.

El mismo día que Banco Es­pírito Santo recurrió al présta­mo de Oak Finance, éste emitió US$785 millones en deuda con una tasa de interés anual de has­ta 3,5%. Goldman, que coordinó la transacción, compró la deuda con el objeto de venderla a otros inversionistas a cambio de una ganancia.

En un principio, la operación parecía lucrativa para Gold­man, ya que recibiría comisio­nes de Oak Finance que serían “materialmente superiores a las tarifas y/o comisiones ha­bitualmente cobradas en tran­sacciones de bonos vainilla”, según el folleto.

Sin embargo, los problemas financieros de Banco Espírito Santo dificultaron que Goldman atrajera compradores. En julio, los clientes y los acreedores de la entidad portuguesa retira­ron fondos por 3.350 millones de euros (US$4.400 millones), lo que la dejó en una situación de “grave escasez de liquidez”, de acuerdo con el banco central portugués. Las acciones de la firma se desplomaron 80% antes de su rescate del 3 de agosto.

Finalmente, Goldman vendió parte de la deuda de Oak Finan­ce con pérdidas a fondos de co­bertura especializados en deu­da con problemas, según una fuente. Goldman todavía man­tiene parte de esa deuda, que ha perdido valor, agrega esta persona.
El destino de la deuda de Oak Finance no está claro. El único aval de los bonos es el présta­mo de Oak Finance de US$835 millones a Banco Espírito San­to. A pesar del colapso del ban­co, se supone que ese crédito se devolverá. Estaba entre los pa­sivos transferidos a Novo Ban­co, el “banco bueno” que Portu­gal escindió de Banco Espírito Santo cuando fue rescatado en agosto, señala Moody’s Inves­tors Service.