13/04/2024
11:30 PM

Los inversionistas favorecen a Colombia, pero no todos celebran

  • 13 agosto 2014 /

El ajuste en el índice llevó a los inversionistas a colocar mi­les de millones de dólares en la deuda del país denominada en pesos, lo que provocó una apre­ciación de la moneda colombia­na frente al dólar.

Nueva York, Estados Unidos.

Cuando Colombia llevó a cabo una amplia reforma fiscal, Wall Street premió al país aumentan­do su ponderación en uno de los índices de bonos de mercados emergentes más usados, lo que significó un mandato para que los gestores de fondos compra­ran más deuda colombiana.

Sin embargo, para la cultiva­dora de bana no Paula Martínez, las consecuencias de esa decisión se han sentido como un castigo.
El ajuste en el índice llevó a los inversionistas a colocar mi­les de millones de dólares en la deuda del país denominada en pesos, lo que provocó una apre­ciación de la moneda colombia­na frente al dólar. Eso, a su vez, ha dificultado que Martínez, de 57 años, compita con agriculto­res de otros países. Una divisa valorizada encarece las expor­taciones de un país y reduce las ganancias de los exportadores cuando convierten los ingresos obtenidos en el extranjero.

La semana pasada, Martínez se unió a cientos de producto­res bananeros para protestar. Entre sus exigencias está que el gobierno revierta la trayectoria ascendente del peso. Las protes­tas causaron un muerto y más de una decena de heridos.
“La tasa de cambio es el prin­cipal problema para nosotros”, señaló Martínez, quien lleva 30 años cultivando banano cerca de la frontera con Panamá. “Acá es­tamos mal, mal, mal”.

El valor del peso se ha dispa­rado desde marzo, cuando los inversionistas extranjeros em­pezaron a abalanzarse al mer­cado de bonos de Colombia. Se­guían la sugerencia del banco J.P. Morgan Chase & Co., que elevó la ponderación de Colombia en un índice de bonos que sirve de guía para fondos que gestionan unos US$200.000 millones en inver­siones. Para muchos, la decisión del banco fue equivalente a una orden de salir a comprar bonos colombianos.

El peso, que hasta entonces llevaba meses a la baja, registró su mayor avance porcentual dia­rio en casi dos años el 19 de marzo, el día que J.P. Morgan anunció sus planes. Desde entonces, la mone­da ha subido 7,3%, a 1.881 frente al dólar al cierre del miércoles. El ín­dice de divisas de mercados emer­gentes de MSCI Inc. ha subido cer­ca de 3% durante igual lapso.

El alza del peso colombiano y las protestas que generó son un ejemplo de cómo la capacidad de Wall Street de marcar el rumbo de miles de millones de dólares de inversionistas de todo el mundo causa estragos en las aspiraciones de crecimiento de los países en desarrollo. Estos mercados quie­ren atraer capital extranjero, que después se puede usar para fo­mentar la expansión. No obstan­te, una base de inversionistas más grande también puede traer flujos de “dinero caliente” de especula­dores, lo que genera volatilidad en los mercados financieros.

Esos flujos se han incremen­tado en los últimos años, confor­me las bajas tasas de interés en los países desarrollados les per­mitieron a los gestores de dinero endeudarse de forma barata y lue­go invertir en mercados emergen­tes, donde los retornos en general son más altos. Algunos países han tratado de suavizar el impacto de dichos flujos interviniendo en los mercados de divisas o imponien­do controles de capital.

“Obtener fondos adiciona­les de esta forma probablemen­te no sea algo que los funciona­rios aconsejen siempre”, dice Javier Murcio, gestor de porta­folio en Standish Mellon Asset Management Co., que supervi­sa US$160.000 millones y posee bonos colombianos. “Amplifica el conflicto para muchos países de mercados emergentes”.

El 19 de marzo, J.P. Morgan anunció que los bonos colombia­nos denominados en pesos con­formarían 8% de su índice GBI-EM Global Diversified, frente a 3,2% previamente.

El cambio, que según J.P. Mor­gan es uno de los mayores en los últimos cinco años, se produjo luego de que Colombia “mejoró la transparencia y accesibilidad para los inversionistas interna­cionales”, señaló el banco en un comunicado. El año pasado, el gobierno de Colombia redujo el impuesto que los extranjeros te­nían que pagar para poseer bo­nos en pesos.
J.P. Morgan prefirió no hacer más comentarios.
Inversiones en alza

El reposicionamiento fue una sorpresa para muchos inversio­nistas y causó un repunte en bo­nos, acciones y moneda colom­bianos. El bono de referencia en pesos ha subido 2,6% y el índice de acciones Colcap ha ganado 8,4% desde el cambio.
El dinero ya estaba llegan­do a Colombia antes de que J.P. Morgan modificara su índice. La economía del país está crecien­do y la inflación es relativamente baja, lo que lo distingue de mu­chos de sus vecinos. El banco central también ha elevado las tasas de interés durante cuatro meses consecutivos, lo cual im­pulsa el peso al elevar los retor­nos sobre muchos activos deno­minados en esa moneda.

Desde el 19 de marzo, las ac­ciones y los bonos han recibido un flujo de US$5.600 millones, según Deutsche Bank. Analistas proyectan que entre US$2.000 millones y US$4.000 millones adicionales llegarán en los próxi­mos meses. La cuota de extran­jeros con bonos denominados en pesos colombianos pasó de 6,5% a 12,5% desde el ajuste.

“Si tuviéramos que señalar un factor que contribuyó al re­punte del peso, el aumento de la ponderación de J.P. Morgan fue el más importante”, dice Marcela Meirelles, analista de deuda so­berana latinoamericana de la firma de inversión TCW Group Inc., que gestiona US$142.000 millones. TCW aumentó sus ac­tivos de moneda y bonos colom­bianos tras el ajuste.

Ana Fernanda Maiguashca, codirectora del banco central de Colombia, llamado Banco de la República, escribió en un co­rreo electrónico que el cambio en la ponderación de J.P. Morgan amplía la base de inversionistas del país y alimenta un desarrollo muy necesario en sus mercados financieros. También indicó que representa “riesgos macroeco­nómicos”.

Algunos inversionistas dicen que el peso no podrá mantener su fortaleza por mucho tiempo más. El Banco de la República incrementó sus esfuerzos para debilitar la moneda, para lo que planea comprar hasta US$2.000 millones, o unos US$30 diarios, entre julio y septiembre.

Además, no es inusual que un cambio en un índice de J.P. Morgan cause una reacción a corto plazo en los mercados de un país.

“La apreciación de la moneda por el ajuste no va a durar para siempre”, dice Cathy Hepworth, gestora de portafolio de Pruden­tial Fixed Income, que administra US$533.000 millones. Hepworth cuenta que aumentó sus posicio­nes de bonos colombianos des­pués del cambio, pero agregó que su próxima decisión dependerá de si el banco central continúa ele­vando las tasas o decide concen­trarse en debilitar el peso.