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Rousseff baja, y Petrobras sube en la bolsa

  • 24 julio 2014 /

Las acciones de la petrolera suben 30% en los seis meses de caída en las encuestas que lleva la presidenta brasileña.

Brasilia, Brasil.

Petróleo Brasileiro SA se ha convertido en la petrolera más endeudada del mundo, su produc­ción se ha estancado y enfrenta va­rias investigaciones legales y en el Congreso.

Sin embargo, las acciones de Petrobras están en alza, gracias, en parte, a una serie de encuestas recientes que indican que ya no es tan segura la reelección de la presi­denta Dilma Rousseff en octubre.

Los inversionistas no han visto con buenos ojos el trato que Rous­seff le ha dado a Petrobras y acu­san a su gobierno de imponer con­troles onerosos, como obligar a la petrolera estatal a cubrir los costo­sos subsidios a la gasolina para los consumidores.

Recientes cifras de una de las en­cuestadoras más respetadas de Bra­sil, Datafolha, muestran que Rous­seff está perdiendo terreno ante su principal rival, Aécio Neves, del Par­tido de la Social Democracia.

En la Bolsa de São Paulo, las accio­nes de la empresa han trepado más de 30% en los últimos seis meses, a cerca de 19 reales. El índice de refe­rencia Ibovespa ha subido de acuer­do a los resultados de los sondeos, pero el alza de Petrobras sobresale del resto de los componentes.

Hace apenas unos meses, cuan­do la reelección de Rousseff pare­cía más segura, las acciones de la petrolera se negociaban a su nivel más bajo desde 2005.

“Todo gira alrededor de las en­cuestas”, dice Will Landers, direc­tor gerente de BlackRock Inc., uno de los mayores accionistas de Pe­trobras. “Es un mercado muy frus­trante para gente como nosotros, porque en muchos países latinoa­mericanos lo único que importa es la política. Lo que importa es el posible cambio en Brasília y el au­mento de confianza que les daría a los consumidores, empresarios e inversionistas”.

Los inversionistas apuestan a que, en caso de ganar la presiden­cia, Neves revertirá o reducirá algu­nas de las políticas que el gobierno ha impuesto en los últimos años so­bre Petrobras.

Para mantener la inflación bajo control, el gobierno brasileño, que posee una participación mayorita­ria en Petrobras, impidió a partir de 2011 que la empresa incrementara los precios de la gasolina y el dié­sel de acuerdo con las fluctuacio­nes de las cotizaciones internacio­nales. Ese programa de subsidios le ha costado miles de millones de dólares a la petrolera.

El Partido de los Trabajadores de Rousseff presionó a la compañía para que construyera una refinería y así crear empleos en el norte de Brasil, donde la industria petrole­ra históricamente no ha tenido una fuerte presencia. Los costos de la planta se han disparado a cerca de US$18.000 millones. El oficialismo también ha impuesto estrictas po­líticas que exigen a Petrobras ob­tener gran parte de sus equipos y servicios de empresas brasileñas, en lugar de realizar licitaciones in­ternacionales, lo que ha desacele­rado algunos proyectos.

Petrobras también afronta una investigación del Congreso sobre la compra de una refinería en Pasa­dena, en Texas, Estados Unidos, en 2006. La empresa pagó US$1.200 millones al operador de materias primas belga Transcor Astra Group SA, que la había adquirido por ape­nas US$42,5 millones un año an­tes, según fiscales brasileños. El miércoles, el fiscal general de Bra­sil absolvió a la junta directiva de Petrobras, pero la pesquisa sigue en curso.

Otra operación de Petrobras, por la refinería Abreu e Lima en el norte de Brasil, también está bajo la lupa de los legisladores. Y a prin­cipios de año, un ejecutivo de Pe­trobras fue arrestado en conexión con una investigación de lavado de dinero.

Petrobras y la oficina de Rous­seff no respondieron a pedidos de comentarios.
En respuesta a la presión de los accionistas, la presidenta eje­cutiva de Petrobras, Maria das Graças Foster, ha prometido que la petrolera estatal reducirá cos­tos, mejorará la eficiencia y ajus­tará de forma gradual los precios de los combustibles en el merca­do interno. No obstante, muchos inversionistas ahora están pen­dientes de las últimas cifras de las encuestas.

En un sondeo del 6 de junio de Datafolha, por ejemplo, el respal­do de los votantes a Rousseff cayó tres puntos porcentuales, a 34%. Ese día, las acciones de Petrobras en la bolsa brasileña avanzaron 8,3%. En Nueva York, sus ADR tre­paron 7,6%.

El 18 de julio, otra encuesta de la firma indicó que el apoyo a la pre­sidenta cayó de 38% a 36%. Las ac­ciones preferentes de Petrobras su­bieron 4,9% y los títulos en Nueva York ganaron 6,55%.

Frederico Mesnik, director de Humaitá Investimentos, una firma con sede de São Paulo que gestiona 85 millones de reales (unos US$38 millones) en activos en sus fondos, dice que invirtió en Petrobras única­mente por la caída de la popularidad de Rousseff en las encuestas. “Petro­bras es una posición táctica para no­sotros”, afirma. “Estamos apostando a que la presidenta perderá (terreno en las encuestas). Si (Neves) gana la elección, las acciones subirán fácil­mente hasta 25 reales”.

El miércoles, después de que una encuesta de Ibope indicara que Rousseff probablemente ga­naría una segunda vuelta electoral, las acciones de la petrolera caye­ron 2,3% en Brasil, a 20,55 reales, al mediodía.

De todos modos, Tony Volpon, director de investigación de mer­cados emergentes de Nomura Se­curities, no se inmutó por la más reciente encuesta. En un informe enviado a los clientes el miércoles, Volpon señaló que Neves tiene 70% de probabilidades de ganar la elec­ción de octubre.

El aumento del optimismo en torno a los candidatos opositores tiene lugar en momentos en que los principales indicadores eco­nómicos de Brasil continúan re­zagados.

El martes, el gobierno elevó su previsión de la inflación para 2014 de 5,6% a 6,2%. La mayoría de los analistas proyectan que el Produc­to Interno Bruto de Brasil crecerá 1% este año. Y algunos economistas pronostican que Brasil entrará en recesión en 2014.