Nueva York, Estados Unidos.
La batalla en torno a las nuevas regulaciones para aeronaves no tripuladas en Estados Unidos está enfrentando a dos culturas completamente distintas de la industria de los drones: los emprendedores de alta tecnología contra las grandes empresas aeroespaciales y de defensa.
Boeing Co., Northrop Grumman Corp. y otras compañías aeroespaciales conocidas son los nombres establecidos en la industria, con ventas de miles de drones a las fuerzas armadas de EE.UU. y otros países. Muchos de sus vehículos aéreos no tripulados son caros y de gran potencia, algunos con una mayor envergadura que un Boeing 737 y precios de hasta US$93 millones.
En tanto, un grupo de empresas nuevas como PrecisionHawk Inc. y SZ DJI Technology Co. está lanzando dispositivos ligeros y de bajo costo que los emprendedores utilizan para filmar películas, inspeccionar viviendas y monitorear cultivos. Muchos de sus drones se pueden sostener con la mano y algunos se venden por cientos de dólares en tiendas como Wal-Mart. Estos drones se alistan para acaparar el mercado comercial conforme nuevas normas abran el sector, indican analistas.
Los dos grupos tienen pensamientos y clientes distintos, e incluso se reúnen en conferencias diferentes. Han coexistido de manera afable, pues las empresas grandes proveen a ejércitos y las empresas más pequeñas atienden a aficionados. Sin embargo, su relación se ha enfriado por los intentos de influenciar las muy demoradas regulaciones para los drones y su creciente convergencia en el mercado conforme crece la demanda de estos vehículos.
Ante la falta de reglas claras para las aeronaves no tripuladas, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por sus siglas en inglés) ha prohibido su uso comercial sin su aprobación. Muchos productores de cine, agricultores y otros han estado utilizando dispositivos más pequeños sin el consentimiento del gobierno, y la FAA ha aprobado sólo dos drones comerciales, ambos para emplearse en Alaska.
La FAA planea proponer normas para drones pequeños en los próximos meses que podrían inclinar la balanza en la competencia entre los fabricantes establecidos y las empresas nuevas.
Muchos emprendedores y pequeños fabricantes de drones acusan a las empresas más grandes de promover regulaciones restrictivas que crearán barreras en el mercado y protegerán la posición de privilegio de las compañías ya asentadas. “Nadie lo dice en voz alta, pero todos sabemos que esa es la situación”, señala Sven Juerss, presidente ejecutivo del fabricante alemán de drones Microdrones GmbH. Las grandes compañías del sector “invirtieron millones en las aves más grandes, y quieren venderlas por el mayor tiempo posible”.
Los mayores fabricantes de drones rechazan esa afirmación. Han hecho lobby de manera extensa en Washington, pero dicen que esperan que la FAA abra los cielos a los drones de todos los fabricantes, siempre y cuando sean seguros.
“Es uno de aquellos mitos urbanos de los que no he visto ninguna evidencia de su veracidad”, apunta John Langford, presidente ejecutivo de Aurora Flight Sciences Corp., que ayuda a desarrollar y construir algunos de los drones más grandes. “No hay nadie que tenga un interés más auténtico en la evolución segura de las reglas (para drones) que las grandes empresas, ya que, recuerde, son las que tienen más que perder si no se hace debidamente”.
Algunos observadores dicen que el sector está listo para convertirse en la típica historia de disrupción tecnológica, en la que los dispositivos de menor costo y potencia arrebatan el mercado de manos de productos establecidos con mayores precios. Comparan el momento actual de los drones a la transición de las grandes computadoras industriales a las PC en los años 80.
Las grandes empresas aeroespaciales “son las (computadoras) centrales de esta industria (…) Nosotros somos las computadoras personales”, afirma Chris Anderson, ex editor de la revista Wired y fundador del fabricante de drones de California 3D Robotics Inc. en 2009. “Esto es exactamente lo que ocurre de industria a industria: los mamíferos aparecen, son pequeños y patéticos, pero se vuelven mejores, más rápidos y después ocurre un cambio evolucionario”.
La batalla en torno a las nuevas regulaciones para aeronaves no tripuladas en Estados Unidos está enfrentando a dos culturas completamente distintas de la industria de los drones: los emprendedores de alta tecnología contra las grandes empresas aeroespaciales y de defensa.
Boeing Co., Northrop Grumman Corp. y otras compañías aeroespaciales conocidas son los nombres establecidos en la industria, con ventas de miles de drones a las fuerzas armadas de EE.UU. y otros países. Muchos de sus vehículos aéreos no tripulados son caros y de gran potencia, algunos con una mayor envergadura que un Boeing 737 y precios de hasta US$93 millones.
En tanto, un grupo de empresas nuevas como PrecisionHawk Inc. y SZ DJI Technology Co. está lanzando dispositivos ligeros y de bajo costo que los emprendedores utilizan para filmar películas, inspeccionar viviendas y monitorear cultivos. Muchos de sus drones se pueden sostener con la mano y algunos se venden por cientos de dólares en tiendas como Wal-Mart. Estos drones se alistan para acaparar el mercado comercial conforme nuevas normas abran el sector, indican analistas.
Los dos grupos tienen pensamientos y clientes distintos, e incluso se reúnen en conferencias diferentes. Han coexistido de manera afable, pues las empresas grandes proveen a ejércitos y las empresas más pequeñas atienden a aficionados. Sin embargo, su relación se ha enfriado por los intentos de influenciar las muy demoradas regulaciones para los drones y su creciente convergencia en el mercado conforme crece la demanda de estos vehículos.
Ante la falta de reglas claras para las aeronaves no tripuladas, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por sus siglas en inglés) ha prohibido su uso comercial sin su aprobación. Muchos productores de cine, agricultores y otros han estado utilizando dispositivos más pequeños sin el consentimiento del gobierno, y la FAA ha aprobado sólo dos drones comerciales, ambos para emplearse en Alaska.
La FAA planea proponer normas para drones pequeños en los próximos meses que podrían inclinar la balanza en la competencia entre los fabricantes establecidos y las empresas nuevas.
Muchos emprendedores y pequeños fabricantes de drones acusan a las empresas más grandes de promover regulaciones restrictivas que crearán barreras en el mercado y protegerán la posición de privilegio de las compañías ya asentadas. “Nadie lo dice en voz alta, pero todos sabemos que esa es la situación”, señala Sven Juerss, presidente ejecutivo del fabricante alemán de drones Microdrones GmbH. Las grandes compañías del sector “invirtieron millones en las aves más grandes, y quieren venderlas por el mayor tiempo posible”.
Los mayores fabricantes de drones rechazan esa afirmación. Han hecho lobby de manera extensa en Washington, pero dicen que esperan que la FAA abra los cielos a los drones de todos los fabricantes, siempre y cuando sean seguros.
“Es uno de aquellos mitos urbanos de los que no he visto ninguna evidencia de su veracidad”, apunta John Langford, presidente ejecutivo de Aurora Flight Sciences Corp., que ayuda a desarrollar y construir algunos de los drones más grandes. “No hay nadie que tenga un interés más auténtico en la evolución segura de las reglas (para drones) que las grandes empresas, ya que, recuerde, son las que tienen más que perder si no se hace debidamente”.
Algunos observadores dicen que el sector está listo para convertirse en la típica historia de disrupción tecnológica, en la que los dispositivos de menor costo y potencia arrebatan el mercado de manos de productos establecidos con mayores precios. Comparan el momento actual de los drones a la transición de las grandes computadoras industriales a las PC en los años 80.
Las grandes empresas aeroespaciales “son las (computadoras) centrales de esta industria (…) Nosotros somos las computadoras personales”, afirma Chris Anderson, ex editor de la revista Wired y fundador del fabricante de drones de California 3D Robotics Inc. en 2009. “Esto es exactamente lo que ocurre de industria a industria: los mamíferos aparecen, son pequeños y patéticos, pero se vuelven mejores, más rápidos y después ocurre un cambio evolucionario”.