24/04/2024
09:49 PM

El oro pierde su brillo en medio de un creciente apetito por el riesgo

Los precios del oro acumulan un descenso superior a 6% desde su máximo del año, alcanzado a mediados de marzo.

Nueva York, Estados Unidos.

Algunos inversionistas en el oro están tirando la toalla. Un repunte en el precio del metal dorado a comienzos de año se ha desinflado en la me­dida en que la mejoría de la eco­nomía estadounidense y la disi­pación de los temores a un alza súbita de la inflación han hecho que los inversionistas salgan en busca de mayores retornos en acciones y bonos.

Los precios del oro acumulan un descenso superior a 6% desde su máximo del año, alcanzado a mediados de marzo, aunque si­guen registrando un alza en lo que va del año. Los fondos de cobertura y otros inversionis­tas han reducido sus apuestas a un aumento de la cotización en cerca de un tercio en los últimos dos meses, según datos provis­tos por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas.

Algunos gestores de fondos esperaban que la subida de pre­cios en los primeros meses del año representara el comienzo de una recuperación sostenida del metal, que el año pasado sufrió su peor desempeño en tres dé­cadas. La cotización del oro acu­mula un descenso de 31% desde su máximo de casi US$1.900 lo­grado en agosto de 2011.

El reciente retroceso ha re­anudado — entre quienes apues­tan a un alza en los precios — los temores de que la caída del año pasado no haya sido una anoma­lía. Las mejores condiciones de la economía alientan a los inversio­nistas a asumir mayores riesgos y la Reserva Federal de Estados Unidos se ha ceñido a su calenda­rio para reducir paulatinamente sus compras de bonos, a pesar de los titubeos de la economía.

En los últimos años, un contexto inter­nacional caracterizado por los te­mores a una recesión, un brote in­flacionario y la crisis de deuda en Europa fue conducente a la com­pra de oro, que es un activo, en la opinión de algunos inversionis­tas, valioso porque conserva su valor en medio de una crisis.

El metal, que no arroja retor­nos y genera costos de almacena­miento, parece cada vez menos atractivo en un momento en que las preocupaciones acerca de las turbulencias de la economía glo­bal han disminuido.

“El oro es la gran moneda de reserva por antonomasia”, dice Bart Melek, responsable de es­trategia de materias primas de TD Securities. “Cuando la situa­ción era difícil, a la gente no le im­portaba pagar una prima para te­nerlo. Pero ahora que los riesgos existenciales quedaron atrás, ese deseo ya no existe”.

Los grandes inversionistas, frustrados por las bajas tasas de interés que ofrecen los activos más seguros, también están apos­tando por la deuda de empresas de mayor riesgo.

Los mercados muestran un aumento de la de­manda por bonos de compañías estadounidenses con calificación inferior a grado de inversión, los llamados bonos chatarra, lo que ha ayudado a impulsar las fusio­nes y adquisiciones.

El mes pasado, por ejemplo, la compañía francesa de cable Numericable Group SA recaudó US$10.900 millones en deuda cha­tarra, una cifra récord que ayudó a financiar la adquisición de la em­presa francesa de telecomunica­ciones SFR por parte de Altice SA, la matriz de Numericable.

El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, principal refe­rencia del mercado de deuda, lle­gó a 2,512% el martes, muy por de­bajo del 3% que había alcanzado a finales del año pasado y muy por debajo de las previsiones de los analistas e inversionistas.

“Lo que estamos presenciando es una búsqueda persistente por tasas de retorno más altas”, dice Mathew Rubin, director de es­trategia de inversión de Neuber­ger Berman, que gestiona unos US$247.000 millones en activos.

El oro para entrega en mayo revirtió pérdidas recientes y cerró la jornada del martes con una leve alza. El contrato para entrega en junio, el más tran­sado, anotó un alza de US$0,80 para ubicarse en US$1.294,60 la onza troy. El precio, sin embargo, llegó a descender a los US$1.286 durante la sesión, la menor coti­zación desde el 9 de mayo.

Cuando ya han transcurrido cinco años desde la crisis finan­ciera, la inflación está bajo con­trol en EE.UU. y hay una posi­bilidad de que Europa caiga en deflación. La Fed, a su vez, está reduciendo sus políticas de cré­dito fácil, lo que disminuye el atractivo del oro como protec­ción contra la inflación.

“En estos momentos, el oro no es un activo productivo. Es, en esencia, una póliza de seguros”, señala Peter Sorrentino, quien ayuda a administrar US$14.800 millones para Huntington Asset Advisors. “Los fundamentos que hicieron caer el precio el año pa­sado siguen intactos”.

El oro, de todos modos, sigue teniendo sus partidarios. Algu­nos apuestan a que las políticas de estímulo de los bancos cen­trales han devaluado las mone­das.

Otros creen que el metal precioso es atractivo después de la caída del año pasado y se apresta a iniciar un repunte. La recuperación de precios del oro a mediados de marzo coincidió con la anexión de Crimea por parte de Rusia.