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Mt. Gox, el principal mercado de bitcoin, busca su salvación

  • 21 abril 2014 /

Betts integra Sunlot Holdings, el grupo inversionista que venía tratando de adquirir Mt. Gox desde enero de 2013.

    Tokio, Japón

    Acreedores que eran propietarios de más de 80% de los bitcoins perdidos por Mt. Gox, el mercado de esa moneda electrónica que está en proceso de bancarrota desde marzo pasado, dieron su visto bueno para que un grupo de inversionistas de Estados Unidos adquiera y reviva Mt. Gox en lugar de dejar que la empresa sea liquidada por la justicia japonesa, según John Betts, uno de los inversionistas.

    Betts integra Sunlot Holdings, el grupo inversionista que venía tratando de adquirir Mt. Gox desde enero de 2013.

    Sunlot ofrece un pago simbólico de un bitcoin, que vale alrededor de US$500, para entrar en el capital de la bolsa, según personas cercanas.

    Si la justicia japonesa aprueba la transacción, Sunlot tendría una participación de 12% en el capital de Mt. Gox, que pertenecía a su fundador, Jed McCaleb, mientras el 88% restante seguiría en manos del emprendedor francés Mark Karpelès, fundador y presidente ejecutivo de Mt. Gox. Sunlot es liderada por Brock Pierce e incluye entre sus capitalistas de riesgo a Matthew Roszak y William Quigley.

    El desplome marcó un revés impactante para una moneda pregonada como el potencial remplazo del dinero de papel por sus promotores. Mt. Gox no fue el único mercado de bitcoin de primera generación que se metió en problemas, pero si era el más grande: en su cúspide gestionaba 80% de todas las negociaciones de bitcoin.

    La semana pasada, los abogados de Karpelès indicaron que su cliente no acataría una orden de un tribunal de bancarrota en Estados Unidos que lo convoca a responder preguntas en un bufete de abogados en Dallas el jueves ni una citación de la Red de Cumplimiento de Crímenes Financieros del Departamento del Tesoro, una división contra el lavado de dinero. La semana pasada Mt. Gox acordó con un tribunal en Tokio el primer paso hacia la liquidación.

    Pero de confirmarse el acuerdo con Sunlot Holdings, sería una segunda oportunidad para Karpelès y para Mt. Gox.
    Mientras Mt. Gox, que llegó a ser el principal mercado para comprar y vender bitcoin, se hundía más y más en problemas el año pasado, Karpelès, un joven francés de 28 años en jeans y camiseta, se encontraba ocupado con cafés y pastelitos para un café de bitcoin que planeaba abrir en el mismo edificio en que su empresa alquilaba espacio.

    El 28 de febrero de este año, ahora con traje y corbata, Karpelès inclinó su cabeza en señal de disculpa conforme explicaba que una reserva de su moneda digital que valía casi US$500 millones ya no estaba en las arcas del mercado, lo que lo obligó a buscar protección de bancarrota. La empresa culpó a hackers.

    Karpelès formó parte de una pequeña comunidad de aficionados iniciales del bitcoin que establecieron la infraestructura para usar la moneda virtual, lo que ayudó a persuadir a otra ola de inversionistas a brindar apoyo.

    Algunos buscaban la próxima gran innovación, mientras que otros eran escépticos de los bancos y las cuotas de estos y deseaban una forma conveniente y barata de transferir dinero. “Se parecía a los primeros días de Internet”, anotó Bobby Lee, uno de los primeros que adoptó el bitcoin y que ahora es presidente ejecutivo del mercado de bitcoin BTC China. “No había infraestructura ni tampoco una forma segura de almacenar bitcoin”, apuntó.

    El bitcoin se convirtió en gran noticia en 2013. En enero, un bitcoin, a US$13, alcanzaba para un almuerzo o un corte de pelo en los locales que lo aceptaban. Meses más tarde, un noruego que había comprado unos 5.000 bitcoins a unos US$24 en 2009 revisó su balance y se dio cuenta que podía costear un departamento en Oslo.

    Mt. Gox se convirtió en el principal lugar para comprar y vender bitcoin. Para fines de noviembre, los precios del bitcoin se habían disparado a US$1.200 en Mt. Gox. El próximo mes, Mt. Gox informó que había llegado a un millón de clientes. Pero ni Mt. Gox ni Karpelès estaban preparados para gestionar ese volumen.

    Por Takashi Mochizuki, Kathy Chu y Eleanor Warnock

    moneda electrónica