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El capital de riesgo mira a Latinoamérica

  • 06 enero 2014 /

Fondos de Silicon Valley y de la región invierten más, pero hay obstáculos como la falta de un historial de éxitos.

Washington, Estados Unidos

El capital de riesgo, el lubricante que mantiene en funcionamiento los engranajes de Silicon Valley, el epicentro del emprendimiento y la innovación en Estados Unidos, se abre paso en forma lenta pero segura en América Latina.

Las inversiones de capital de riesgo en Latinoamérica se más que duplicaron en los últimos años y todo apunta a que la región seguirá atrayendo fondos para impulsar el desarrollo de nuevas empresas. Sin embargo, un limitado historial de éxitos impide que más firmas extranjeras con grandes presupuestos apuesten en grande por las startups latinas.

Las transacciones con capital de riesgo, también conocido como “capital emprendedor” o “venture capital” en inglés, crecieron desde 55 en 2008 hasta 112 en 2012, según la Latin American Venture Capital Association (LAVCA). En ese periodo, más de 200 fondos de capital privado y capital emprendedor recaudaron US$34.000 millones para invertir en la región.

Cate Ambrose, presidenta de LAVCA, dice que América Latina empezó a captar este tipo de inversiones a fines de la década pasada, cuando firmas estadounidenses como Accel Partners, Sequoia Capital y Tiger Global Management LLC comenzaron a apostar por una serie de empresas jóvenes de Internet y comercio electrónico en Brasil. Con una población de cerca de 200 millones de habitantes, la mayor economía de América Latina sigue siendo el principal receptor de capital de riesgo en la región, acaparando en el primer semestre de 2013 casi 76% de las inyecciones.

En ese mismo lapso, hubo 58 operaciones de venture capital, un alza interanual de 35%. En términos de dólares, las inversiones alcanzaron US$151,9 millones, 69% más que en el primer semestre de 2012. LAVCA publicará cifras para todo 2013 a fines de febrero o principios de marzo.

A pesar de que “estamos en un punto de mucha actividad nueva”, el capital emprendedor “sigue siendo muy incipiente” en América Latina, reconoce Ambrose.

Es más, el crecimiento en las inversiones se debe principalmente a fuentes locales, desde los gobiernos centrales, que tienen programas para promover la innovación y el emprendimiento como Start-Up Chile y Bancóldex en Colombia, hasta las firmas de capital de la región, como la brasileña Monashees Capital y Kaszek Ventures, del argentino Hernán Kazah, cofundador de la plataforma de comercio electrónico MercadoLibre.

De Caracas a Miami

Cuando en 2006, Andrés Moreno lanzó un sitio web de clases de inglés por Internet desde su apartamento en Caracas, bastaron siete meses para que sus ahorros de unos US$20.000 se agotaran. Debido a que entonces el ecosistema de capital de riesgo era casi inexistente en la región, el emprendedor se mudó a California. “En ese momento, el interés estaba en Asia, nadie pensaba en Brasil o México”, recuerda el fundador y director ejecutivo de Open English.

Con US$700 en los bolsillos, Moreno vivió durante varios meses con un amigo en Los Ángeles, durmiendo en un sofá y levantándose todas las mañanas a tocar puertas. Recaudar los US$2 millones que dieron el primer gran impulso a su empresa le tomó dos años, señala.

En la actualidad, Open English tiene 150.000 estudiantes en América Latina, España y Estados Unidos que pagan US$80 al mes por clases que pueden seguir desde sus hogares en el horario que más les conviene.

Hace tres años, Open English mudó su sede a Miami, y desde entonces ha atraído US$120 millones. En septiembre, recaudó US$65 millones en una ronda de financiación liderada por la firma californiana Technology Crossover Ventures. Sus otros dos inversionistas principales son Insight Venture Partners de Nueva York y Redpoint Ventures de California, dice la empresa.

No obstante, atraer a inversionistas de Silicon Valley a empresas en América Latina sigue siendo un reto. “El impedimento más grande es lo que se conoce en inglés como ‘track record’. Faltan más casos de éxito”, dijo Ambrose, de LAVCA, con sede en Nueva York, en alusión al escaso historial de las empresas latinoamericanas.

Pero no es un obstáculo insalvable. Uno de los casos más interesantes es el de México, el segundo mayor escenario latinoamericano de transacciones de capital de riesgo en el primer semestre de 2013 después de Brasil, con 14% del total, según LAVCA.

En 2011, Rodrigo Padilla y Jaime Carrillo lanzaron Folgom, un “Club social de negocios” en línea con sede en Guadalajara, en el estado de Jalisco, que pusieron en marcha con una inversión inicial de unos US$150.000 de ahorros personales y aportes de familiares, y tres donativos gubernamentales por un total de US$130.000 a los que accedieron gracias a la cofinanciación de inversionistas ángeles. “Sin ellos no hubiéramos podido acceder a los fondos del gobierno”, dijo Padilla. “Con los inversionistas tradicionales no es posible lanzar este tipo de empresas”.

Hoy, Folgom, que significa Friends On Line Getting On Multi-Business (Amigos en línea haciendo múltiples negocios), cuenta con más de 9.000 usuarios, a los que sugiere clientes y proveedores según el perfil de negocios de una manera similar a la que Facebook sugiere amigos a sus miembros.

La empresa, valorada en US$2 millones, espera iniciar una ronda de financiación este mes y levantar US$1 millón, que usará, en parte, para lanzar Folgom en EE.UU., dijo Padilla, quien es además director del Centro de Aceleramiento Empresarial para la Innovación y el Desarrollo Económico del gobierno del estado de Jalisco.

Padilla reconoce que “hay poco know-how” en la región pero es optimista. “Proyectos hay y están empezando a venir inversionistas de fuera”, indicó.

Alex Rossi, socio gerente de Latin Idea Ventures, una de las precursoras del campo en México, resalta que en 2012 el país registró un récord de US$223 millones en compromisos de capital y el número de transacciones anuales casi se sextuplicó de seis en 2009 a 35 en 2013. La Asociación Mexicana de Capital Privado prevé que para 2018, la industria del venture capital del país alcance US$3.000 millones en activos bajo gestión.

Hoy, el principal fondo de Latin Idea está dedicado a firmas “que ya pasaron la etapa de arranque” y donde el capital de riesgo sirve “para detonar un crecimiento”, señala Rossi. De los US$150 millones de este fondo, 60% ya ha sido colocado en cuatro empresas mexicanas y esperan firmar una quinta inversión en el primer semestre de 2014.

“Somos muy optimistas; el ‘track record’ se está desarrollando”, señaló Rossi sobre el futuro del venture capital en América Latina, agregando que el próximo año abrirán un fondo con unos US$10 millones para empresas en etapa inicial. “Yo creo que cada vez hay más gente empezando negocios. Ahora hay que ver que crezcan y se conviertan en empresas sostenibles”.