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¿Quién necesita bitcoins? Venezuela tiene el ‘sucre’

  • 05 enero 2014 /

Crece la popularidad de la moneda virtual creada por Chávez entre los importadores para paliar la escasez de dólares.

QUITO, Ecuador

Satoshi Nakamoto y Hugo Chávez tenían al menos una cosa en común: ambos crearon monedas virtuales cuya popularidad es cada vez mayor pero que también están sonando alarmas entre las autoridades reguladoras.

Mientras que a Nakamoto, cuyo verdadero nombre es desconocido, se le atribuye la creación del bitcoin, el difunto presidente venezolano acuñó el sucre, una moneda virtual diseñada para destronar al dólar como la principal moneda de negociación con algunos socios comerciales de su país: Ecuador, Cuba, Bolivia y Nicaragua.

El sucre fue lanzado a insistencia de Chávez en 2010, adoptando el acrónimo de Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos. Sucre es también el apellido del líder de la independencia venezolana del siglo XIX Antonio José de Sucre y Alcalá. En los años siguientes, Chávez promovió a menudo el uso de la moneda.

Existen diferencias entre las monedas virtuales. El sucre es administrado por un consejo integrado por representantes de bancos centrales, que ha ayudado a impulsar su uso. El bitcoin, por otro lado, no cuenta con el respaldo de ningún gobierno.

Además, el bitcoin se puede usar directamente por quienes los tengan. El sucre es una moneda comercial. Los importadores y exportadores hacen y reciben sus pagos en sus monedas locales.

Otra diferencia es que Venezuela ha promocionado el sucre con la idea de que con el tiempo evolucionará para convertirse en una divisa regional parecida al euro. Sin embargo, hasta ahora, casi todas las transacciones con sucres han sido efectuadas entre Venezuela y Ecuador.

Las empresas ecuatorianas exportaron US$737 millones en bienes a Venezuela utilizando el sistema del sucre en los primeros nueve meses de 2013, un alza de 80% frente al mismo periodo de 2012, según el banco central de Ecuador.

El crecimiento ha llamado la atención de los reguladores del país, que están tomando medidas enérgicas conforme aumenta el fraude vinculado a la moneda virtual. Los fiscales ecuatorianos han presentado cargos de lavado de dinero contra 19 personas, de las cuales nueve han sido arrestadas mientras que las demás siguen prófugas.

“Es una operación muy grande (…) y estamos trabajando coordinadamente con la Fiscalía de Venezuela”, asegura Galo Chiriboga, el fiscal general del Estado. “Hemos detectado que organizaciones delictivas que operaban en Ecuador enviaban recursos no sólo a Venezuela sino a otros países”.

Chiriboga no quiso ofrecer más detalles debido a que la investigación sigue en curso. Funcionarios de la embajada venezolana en Quito declinaron hacer comentarios sobre el sucre o las investigaciones de lavado de dinero.

El mayor escrutinio del sucre se produce en un momento en que las autoridades del orden público y los encargados de diseñar políticas en todo el mundo están prestando mayor atención a los riesgos generados por la proliferación de monedas virtuales. China, por ejemplo, recientemente tomó medidas para restringir a sus bancos de usar bitcoins en medio de preocupaciones sobre el lavado de dinero. Los reguladores europeos también han advertido sobre sus riesgos.

Para las empresas en Ecuador, el atractivo del sucre es su garantía de pago implícita. Un descenso en los ingresos petroleros combinado con los controles de la moneda han resultado en una escasez de dólares en Venezuela que ha perjudicado a muchos importadores de bienes básicos.

En una típica transacción en sucres, una empresa en Ecuador envía al importador venezolano una factura denominada en dólares estadounidenses, la moneda nacional de Ecuador. La empresa venezolana lleva la factura al banco central de Venezuela y le entrega bolívares. El banco central venezolano convierte los bolívares a sucres y realiza una transferencia de sucres al banco central ecuatoriano. Allí, son cambiados por dólares y la empresa exportadora recibe su pago.

NeoHyundai SA, un concesionario de Hyundai Motor Co. en Ecuador, exporta camionetas a Venezuela usando sucres. La mayor ventaja es la posibilidad de “asegurar el pago sin depender de la disponibilidad de divisas de Venezuela”, apunta José Ávila, gerente de marketing en NeoHyundai.

En Venezuela, el sucre es también una forma de acelerar las importaciones.

Emilia Gómez, una empleada de Pavco de Venezuela S.A., una empresa que fabrica y vende tuberías y accesorios para máquinas, dijo que puede recibir la aprobación de pagos en apenas 15 días usando sucres. Sin esta moneda, pueden demorar casi un año, dice Gómez.

Pero fiscales en Ecuador indican que han descubierto casos en que “empresas fantasma”, a menudo establecidas como operaciones conjuntas entre firmas ecuatorianas y venezolanas, han enviado facturas a Venezuela con precios inflados de productos.

Los expertos afirman que algunas empresas se aprovechan de la amplia disparidad entre el tipo de cambio oficial y la tasa en el mercado negro. Oficialmente, US$1 compra 6,3 bolívares en Venezuela. Pero US$1 vale alrededor de 10 veces en el mercado negro, según varios sitios web que ofrecen el tipo de cambio no oficial.