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Amazon: el lucrativo pero riesgoso negocio de los intermediarios

  • 05 febrero 2014 /

El año pasado, Amazon.com Inc. hizo gestiones para terminar su relación con uno de sus vendedores externos
más grandes.

Washington, Estados Unidos

El año pasado, Amazon.com Inc. hizo gestiones para terminar su relación con uno de sus vendedores externos
más grandes, indicando que la empresa había ofrecido productos ilegales o prohibidos.

Sin embargo, meses más tarde, un empleado de la empresa de comercio electrónico, sin saberlo, se puso en contacto con el mismo vendedor, DAB Unlimited, para capacitarlo sobre cómo aumentar su
volumen.

Esa dinámica, que fue revelada en documentos después de que DAB solicitara protección por bancarrota,
ilustra las prioridades en conflicto en el cada vez más importante negocio de ventas de terceros en Amazon.

El portal de ventas indicó que registró más de dos millones de vendedores y 1.000 millones de productos enviados el año pasado en todo el mundo. Algunos analistas sostienen que las ventas por parte de terceros representan casi la mitad de toda la mercancía vendida por volumen en Amazon.com y con el tiempo eclipsarán las ventas directas de productos de la compañía.

La estrategia también ha tenido éxito con otros minoristas. Staples Inc., Wal-Mart Stores Inc. y Sears Holdings Corp. consideran estos convenios como una fuente clave de variedad y crecimiento. DAB y otras empresas usan el sitio
web, los almacenes y sistemas de pagos de Amazon para vender sus productos en la web, lo que le permite
al minorista ofrecer una selección de productos mucho más amplia.

Pero algunos vendedores externos han generado quejas de clientes y tensiones entre Amazon y los fabricantes de productos de marca. Algunos fabricantes han dicho que Amazon no hace lo suficiente para limitar las ventas de bienes falsificados y medicamentos expirados de este tipo de vendedores.

Amazon declinó hacer comentarios para este artículo. En su sitio web, la empresa apunta que la venta de productos falsificados está “estrictamente prohibida”. Los vendedores tienen la responsabilidad de verificar la autenticidad de sus productos y el no hacerlo puede llevar a cancelar los privilegios de venta, indica el sitio web.

Las preocupaciones en conflicto sobre las ventas de terceros hicieron patentes en DAB, que vendió más de cinco millones de artículos a través del sitio web de Amazon tras ingresar en 2006, afirma Dan Bellino, uno de los fundadores de DAB. La empresa solicitó protección de bancarrota en 2011 y fue obligada por Amazon a dejar de vender en el sitio en septiembre pasado.

DAB fue un idea creada por Bellino y un amigo que lanzaron el negocio en 2006, en el estado de Missouri. Los fundadores pronto aprovecharon el nuevo programa de Amazon que permitía las ventas de empresas externas. Bajo un programa de Amazon para establecer vendedores externos, DAB enviaba productos a los depósitos de Amazon y le pagaba a la empresa con sede en Seattle para que almacenara los bienes de DAB y los enviara a sus clientes.

Inicialmente, DAB ofrecía unos 50 productos, principalmente vitaminas y suplementos, después se expandió a pastillas para perder peso, productos para mascotas y juguetes. Para 2010, la compañía ofrecía 30.000 productos. DAB recaudó más de US$200 millones en ventas durante su existencia, afirma Bellino. El rápido crecimiento de empresas como DAB explica cómo los ingresos de Amazon han aumentado al menos 25% al año desde 2008.
Amazon agrupa las tarifas que les cobra a terceros en una categoría llamada servicios, y estos ingresos
generan alrededor de 20% de las ventas de Amazon.

Los ingresos de servicios también incluyen las ventas de servicios web, suscripciones a contenido digital y tarjetas de crédito de múltiples proveedores. El minorista de Internet atribuyó el aumento de 23% en sus ventas totales
durante los primeros nueve meses de 2013 al alza de 45% en los ingresos de servicios.

Pero DAB pone de manifiesto los riesgos de trabajar con vendedores externos. Entre 2009 y 2012, Amazon
recibió decenas de quejas de personas que aseguraban que DAB les había vendido productos falsificados o incorrectamente etiquetados, según documentos internos presentados en el caso de bancarrota.

Bellino afirma que menos de 1% de los envíos de la empresa fueron identificados con problemas