Una revolución tecnológica se gesta en Honduras a medida que las pequeñas empresas tecnológicas se abren paso en el mercado de las aplicaciones para Internet. Tal es el caso de un grupo de jóvenes que llevaron un concepto desde la idea al logro.
La historia de Manuel Bardales, Rodil Rivera, Gustavo Flores y Carlos Morales es una historia de creatividad, dedicación, esfuerzo, sacrificio y persistencia.
El resultado de todo eso fue Movitext, una aplicación basada en Internet para el envío masivo de mensajes publicitarios o de otra índole mediante SMS (mejor conocidos como mensajitos).
Este grupo de jóvenes formó una empresa llamada Public a fin de comercializar su idea.
Sin embargo, el éxito del que ahora disfrutan no llegó de un día para otro y tampoco fue fácil. “Comenzamos con nuestro propio dinero, cada quien puso su monto inicial para iniciar el proyecto, y luego de eso los ingresos que generamos los reinvertimos y hasta este día, no hemos tenido ningún apoyo financiero de un tercero”, comentó Bardales, quien desempeña la función de gerente comercial de este grupo de amigos ahora convertidos en socios.
Este esfuerzo fue galardonado recientemente por la Unah (Universidad Nacional Autónoma de Honduras), que les entregó un reconocimiento por la innovación que supone su creación.
El concepto es simple: a través de Movitext es posible enviar mensajes a grandes cantidades de usuarios de dispositivos móviles de forma simultánea.
Pero la aplicación hace mucho más que eso, puede ser usada para hacer publicidad, su uso más frecuente, pero también puede utilizarse para realizar cobros, cotizaciones de mercado y notificaciones de remesas, entre muchas posibilidades.
Bardales explica que los mensajes de texto son más efectivos que los correos electrónicos, ya que es más probable que quien lo reciba lo lea de inmediato (se calcula que el 98% de los usuarios lo hace), en tanto que los correos electrónicos tienen una tasa de efectividad del 32%.
Piden más apoyo
Estos jóvenes empresarios consideran que las pymes tecnológicas están más en desventaja que otros negocios más tradicionales. “No hay inversionistas ángeles o capitales de riesgo que permitan a quienes tienen pocos recursos aspirar a un financiamiento para desarrollar proyectos”, comentó Flores, el planificador de la empresa.
Morales, el programador que desarrolló la aplicación, cree que “hay quien propone buenas ideas, pero no son apoyadas por quienes toman decisiones”.
