El agradable olor a esencia de coco inunda el ambiente de la pequeña fábrica de dulces, la primera señal de que nos encontramos en Confitería Coconut Honey.
El éxito de la pequeña empresa que elabora dulces tradicionales propiedad de Aída Carbajal no resulta evidente a simple vista, pero conforme se recorre el lugar, se entiende por qué sus productos cobran cada vez mayor demanda en los mercados de San Pedro Sula y en una diversidad de ciudades y pueblos del país.
“Comencé en el patio de mi casa”, relata Aída sobre su comienzos cuando su única mano de obra eran sus hijos, que le ayudaban a envolver los productos cuando volvían de las escuela.
Esta empresaria mantiene una deuda de gratitud con unos parientes que le enseñaron las técnicas de elaboración de dulces, conocimiento que decidió poner en práctica hace siete años, cuando abrió su propio negocio. “Mis tíos han estado siempre en el negocio, por lo que yo quise probar y fui agarrando experiencia en envolver los dulces y así fuimos avanzando y dando a conocer el producto”, dice.
Y darlo a conocer es algo que ha hecho con éxito. Actualmente mantiene clientes en lugares como Santa Rosa de Copán, Comayagua o Tegucigalpa.
Aída admite que al comienzo fue difícil, pero no dejó de luchar. “Darse a conocer cuesta, no es fácil, pero una vez que lo prueban, el producto se vende prácticamente solo”, dice con cierto orgullo.
El éxito que ha tenido y la creciente demanda le han permitido adquirir la maquinaria que necesita para elaborar los dulces, facilitando una labor que antes se hacía totalmente a mano, de un modo muy artesanal. Ahora, la única parte del proceso que todavía se hace a mano es la envoltura.
La empresa emplea actualmente a cuatro personas, pero conforme aumenta la demanda hacia la segunda mitad del año, llega a emplear hasta diez personas que preparan los productos que hacen el deleite de chicos y grandes en diversos puntos del país.
