San Pedro Sula, Honduras.
Un colegio insigne, con 40 años de existencia como el Instituto Oficial Primero de Mayo de 1954, recaba miles de historias de estudiantes que conquistaron el éxito fuera de los salones de clase.
Todos los fines de semana, más de 1,000 personas dejan a un lado el vaivén de sus familias, trabajos y otras responsabilidades para adquirir el pan del saber y fomentar el deseo de superación.
El profesor Swamy Ramírez comparte con mucho orgullo el impacto de los Institutos de Sistema de Educación Media a Distancia (Isemed) que por más de quince años se han implementado en el país.
“Es un programa que se creó para darle la posibilidad a las personas que por cuestiones de tiempo, economía u otros motivos, no podían estudiar. Muchos de ellos son empleados de maquilas, de comidas rápidas, amas de casa o trabajadoras domésticas”, comparte Ramírez.
Sin ningún conocimiento administrativo, los alumnos se aprestan con actitud catracha para constituir sus propias empresas, inspirados por las enseñanzas que reciben del recinto educativo.
Los cuatro grupos que forman parte de la promoción 2015 ya tienen listos sus negocios de tajadas, papas y derivados del maíz, envasados de jugos naturales y uno de frijoles.
La peculiaridad en este último equipo es que está integrado en su mayoría por sordomudos que estudian en el colegio sampedrano desde ciclo común.
“Incluso han hecho contacto con supermercados, pulperías y otros negocios. Esos contactos le garantizan el apoyo de padres de familia, empresarios y otros sectores a quienes les ha llamado la atención su proyecto”, agregó el catedrático.
El año pasado, dos estudiantes en silla de ruedas se titularon como bachilleres en Administración de Empresas ante la ovación de sus compañeros, parientes y amigos. Los profesores que fueron parte de esas historias de superación catalogan el hecho como “inolvidable”.
Por las aulas pasan también aquellos desvelados por las jornadas de trabajo más inusuales u otros obligados a movilizarse de todas partes del Valle de Sula para llegar a las 7:00 am y hacer del sábado y domingo los días más enriquecedores de la semana.
Liderazgo
Bessy López, alumna del tercer año en el bachillerato de administración de empresas del Instituto Tecnológico de Administración de Empresas (Intae), es la gerente de una microempresa que será determinante en su etapa estudiantil.
“El proyecto se llama Empresa Productora de Chorizo Intae (Emprochori). Quisimos poner el nombre del colegio como un reconocimiento a que esta institución apoya microempresas hechas por estudiantes”, explica López.
Hasta la fecha, los jóvenes preparan las encuestas que repartirán en cinco colonias aledañas para medir el grado de aceptación del producto.
En semanas anteriores los chicos se esmeraron en escoger el logo y eslogan que decoraría la presentación del embutido, así como todos los requisitos teóricos que esperan llevar a la práctica pronto.
“A finales de junio es la inauguración de las empresas estudiantiles en la que harán el lanzamiento oficial del producto”, refiere Dunia Enamorado, profesora del Intae.
Esta dinámica de aprendizaje es intrínseca de la institución con más de 35 años de existencia, por lo que ante una población que supera los 3,000 estudiantes, cada uno busca dejar un recuerdo que los diferencie del resto.
“Este no es un simple requisito para nosotros. Queremos formar parte de un emprendimiento que nos haga socios independientes”, dice López.
Por ahora, la mayor preocupación de los adolescentes se resume en los resultados que provengan de este proyecto que representa tres años de arduo trabajo y conocimientos adquiridos en el Intae.
Un colegio insigne, con 40 años de existencia como el Instituto Oficial Primero de Mayo de 1954, recaba miles de historias de estudiantes que conquistaron el éxito fuera de los salones de clase.
Todos los fines de semana, más de 1,000 personas dejan a un lado el vaivén de sus familias, trabajos y otras responsabilidades para adquirir el pan del saber y fomentar el deseo de superación.
El profesor Swamy Ramírez comparte con mucho orgullo el impacto de los Institutos de Sistema de Educación Media a Distancia (Isemed) que por más de quince años se han implementado en el país.
“Es un programa que se creó para darle la posibilidad a las personas que por cuestiones de tiempo, economía u otros motivos, no podían estudiar. Muchos de ellos son empleados de maquilas, de comidas rápidas, amas de casa o trabajadoras domésticas”, comparte Ramírez.
Sin ningún conocimiento administrativo, los alumnos se aprestan con actitud catracha para constituir sus propias empresas, inspirados por las enseñanzas que reciben del recinto educativo.
Los cuatro grupos que forman parte de la promoción 2015 ya tienen listos sus negocios de tajadas, papas y derivados del maíz, envasados de jugos naturales y uno de frijoles.
 PROYECTOS DEL PRIMERO DE MAYO. Los estudiantes se miden en microempresas de chorizos, tajadas fritas, refrescos naturales en botella y otros proyectos.
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“Incluso han hecho contacto con supermercados, pulperías y otros negocios. Esos contactos le garantizan el apoyo de padres de familia, empresarios y otros sectores a quienes les ha llamado la atención su proyecto”, agregó el catedrático.
El año pasado, dos estudiantes en silla de ruedas se titularon como bachilleres en Administración de Empresas ante la ovación de sus compañeros, parientes y amigos. Los profesores que fueron parte de esas historias de superación catalogan el hecho como “inolvidable”.
Por las aulas pasan también aquellos desvelados por las jornadas de trabajo más inusuales u otros obligados a movilizarse de todas partes del Valle de Sula para llegar a las 7:00 am y hacer del sábado y domingo los días más enriquecedores de la semana.
Liderazgo
Bessy López, alumna del tercer año en el bachillerato de administración de empresas del Instituto Tecnológico de Administración de Empresas (Intae), es la gerente de una microempresa que será determinante en su etapa estudiantil.
“El proyecto se llama Empresa Productora de Chorizo Intae (Emprochori). Quisimos poner el nombre del colegio como un reconocimiento a que esta institución apoya microempresas hechas por estudiantes”, explica López.
Hasta la fecha, los jóvenes preparan las encuestas que repartirán en cinco colonias aledañas para medir el grado de aceptación del producto.
En semanas anteriores los chicos se esmeraron en escoger el logo y eslogan que decoraría la presentación del embutido, así como todos los requisitos teóricos que esperan llevar a la práctica pronto.
“A finales de junio es la inauguración de las empresas estudiantiles en la que harán el lanzamiento oficial del producto”, refiere Dunia Enamorado, profesora del Intae.
 Hay grupos que estudian a distancia los fines de semana, en contra de sus limitaciones de tiempo, recursos económicos o condiciones físicas.
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“Este no es un simple requisito para nosotros. Queremos formar parte de un emprendimiento que nos haga socios independientes”, dice López.
Por ahora, la mayor preocupación de los adolescentes se resume en los resultados que provengan de este proyecto que representa tres años de arduo trabajo y conocimientos adquiridos en el Intae.
