18/04/2024
01:53 AM

¿Quién gana y quién pierde con la devaluación?

La devaluación en Honduras no ha impulsado la producción ni mejorado la competitividad de esos productos en el mercado exterior, pero sí la reducción del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores del país.

Según cifras oficiales Honduras registró en mayo pasado una pérdida teórica en la competitividad de sus productos de exportación respecto a sus principales socios comerciales.

Un informe del Banco Central de Honduras señala que en ese mes el Índice de Tipo de Cambio Efectivo Real (ITCER) Global se incrementó en 0.1%, contrario a la reducción de 0.1% registrada en mayo de 2013. “Este resultado señala una pérdida teórica de competitividad de los productos de exportación hondureños respecto a los de nuestros principales socios comerciales”.

En teoría la devaluación beneficia en primer lugar al sector exportador porque sus bienes automáticamente logran mayor competitividad en el mercado internacional. También, dependiendo de la inflación, beneficia al sector remesero porque a mayor tasa de cambio están recibiendo más lempiras.

¿Gana el BCH?

Con el proceso de devaluación, el Banco Central tiene un “relajamiento” en las reservas internacionales porque cuanto es más difícil sostener tasas de cambio ficticias u obligadas.

“Por lo general cuando una moneda se va a apreciar no hay problemas, no hay una presión tan fuerte más allá que la pérdida de competitividad”, dice el coordinador del Foro Social de la Deuda Externa (Fosdeh), Raf Flores.

En el caso de Honduras, el FMI plantea que ¿para que sostener una tasa de cambio si usted puede devaluar un poco y mantener las reservas internacionales sin comérselas, sin disminuirlas?

Con tasas de crecimiento como las previstas en Honduras de un 3% lo que va a ocurrir es que se van a seguir dando las tasas de devaluación por el orden del 5 al 6% anual.

Ganancias

Según el cordinador del Fosdeh, las ganancias del BCH se reportan de varias maneras, una de ellas es la emisión de billetes, un proceso que se conoce como señoriaje, y que se hace periódicamente para sustituir el papel moneda que se encuentra en el mercado.

El BCH registra la emisión de 290 millones de piezas en 2004, 303 millones en 2006, 202 millones en 2008, 225 millones en 2010, y 315 millones de billetes de diferentes denominaciones en 2012, las que se justificaron diciendo que eran para no videntes, equivalentes a 24,000 millones de lempiras.

La emisión tuvo un costo de 9,397,400 dólares (unos 192.6 millones de lempiras al cambio vigente en esa fecha).

Flores dice que el BCH también le saca ganancias a la devaluación en el proceso de subastas, porque compra la divisa a un precio más bajo y la vende en la subasta a un precio más alto. Cita como ejemplo que el 4 de julio el BCH compró la divisa a 20.9692 lempiras por dólar y la vendió a 21.1148. “La diferencia es la ganancia”.

Otro aspecto es que el tipo de cambio en Honduras está sobrevaluado hasta en un 5% porque el mismo se fija en función de las inflaciones de las economías de los principales socios comerciales (Estados Unidos y El Salvador). “Esto vuelve cara nuestras exportaciones y perdemos competitividad”, dijo Flores.

El expresidente del BCH Hugo Noé Pino dijo que la otra forma que gana es que las reservas extranjeras que están en bancos extranjeros, principalmente de Estados Unidos, les pagan intereses, pero esos intereses (actualmente) son bajísimos. Esos intereses se pagan en dólares, y al pagarlos en dólares tenés más lempiras.

Por otro lado la devaluación presiona el alza de los combustibles. La factura petrolera se va arriba y presiona porque el impuesto de la gasolina está dolarizado, entonces cada vez que se devalúa aumenta la factura petrolera y el impuesto.

Son ingresos que van a parar a las arcas del Estado. Ejemplo, al momento de establecer el impuesto era de 25 centavos de dólar y en ese momento estaba como a 20 lempiras por dólar. En ese momento eran 5 lempiras. Ese valor en lempiras se incrementa a razón de la devaluación de la moneda.

Los cobros en dólares de las telefónicas o los contratistas internacionales.

En el caso de las telefónicas, dijo, esas ganancias son relativas porque buena parte de los costos de estos servicios, por ejemplo el uso de satélites, se pagan en dólares. Otro ejemplo es el de las compañías de televisión por cable, que cobran los servicios en dólares, pero ellos hacen sus pagos a los canales que les dan la señal en dólares.

“Ahora, esa es la justificación de ellos. Pero un trabajador en Honduras podría decir el pan de trigo que consumo y que viene de afuera porque aquí no producimos trigo, tengo que comprar mis alimentos en dólares y a mi no me pagan en dólares. Entonces, páguenme en dólares a mí, por eso es que cuando se da esta cuestión de depreciación se da una gran distorsión”.

El gran perdedor

Los asalariados siguen recibiendo lempiras, pero deben pagar en dólares varios servicios e incluso impuestos como los combustibles.

La devaluación encarece el costo de la deuda en dólares. Cada vez que se devalúa la moneda quiere decir que va a tener que pagar más lempiras en términos de deuda.

“Por eso es que yo he apostado que no va a haber una devaluación acelerada en el país. Y no porque se preocupen por el impacto que va a tener en la inflación y en la gente, sino porque muchos de los bancos que financian las campañas políticas están bastante endeudados en dólares y si devalúan muy fuerte estos bancos quedan en una situación muy difícil porque requieren más lempiras para pagar su deuda en dólares”, dice Pino.

Así se lee desde el Gobierno el panorama económico del país. En una reciente presentación ante diputados del Congreso Nacional, el jefe del gabinete económico y presidente del Banco Central, Marlon Tábora, habló la precariedad del sistema financiero.

Reconoció la insostenibilidad de programas sociales como el Bono 10,000, del cual, dijo, deberá revisarse su vigencia, y del impacto negativo en las finanzas en la caída de los precios del café a nivel internacional y de los efectos de la enfermedad de la roya en la producción del grano, y como consecuencia la caída de las reservas internacionales en 90 millones de dólares. La recaudaciones fiscales en la actual administración siguen siendo precarias.

Otro aspecto que explicó fue el aumento de la deuda pública, especialmente la interna y más aún la deuda flotante, que obliga, cuando hay un presupuesto de gasto mayor que el ingreso, a buscar más deuda o dejar de pagarle a la gente.

Tábora respondió aspectos como la recaudación tributaria que hace la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI), donde afirmó que hay un desfase en el Impuesto Sobre la Renta de unos 1.3 millones de lempiras, pero ha mejorado la recaudación.

La inversión pública es mayor en relación al 2013, casi 28 mil millones de lempiras, pero la ejecución es más lenta que en otros años.

Admitió que hay aspectos que se harán insostenibles para el Gobierno, como las transferencias, que es un tema de vital atención, ya sean corrientes o de capital. “Si ya hay ese 30% para el servicio de la deuda, más 20% de transferencias y 52% de salarios ya hay un déficit y eso debe llamar a la reflexión e incluirlo en ese pacto social para atender todas esas obligaciones”, advirtió.