28/03/2024
07:53 PM

'El próximo año será difícil para el ciudadano común”

La situación financiera de Honduras obligará a nuevas reformas en materia fiscal, dice Hugo Noé Pino.

El panorama económico que enfrenta Honduras en medio de la complicada situación financiera en la que se encuentra hace prever las duras medidas que el próximo gobierno tendrá que tomar a partir de 2014. Para analizar la situación actual de las finanzas públicas, así como el impacto en la vida económica de los hondureños, LA PRENSA conversó con el analista Hugo Noé Pino.

-¿Es el déficit fiscal de Honduras el más alto de la región?

Sin lugar a dudas es el más alto. En comparación, el de Panamá anda en 3.5%, en Nicaragua hubo un pequeño superávit y Guatemala y El Salvador tuvieron déficits mucho más bajos que Honduras, y lo preocupante es que es el cuarto año consecutivo de déficits fiscales altos. En 2009 se cerró con 6.2%; 2010 con 4.8%; 2011 con 2.6% y 2012 con 6%. Si este año se cierra con 6% o más, lo que este conjunto de déficits acumulados significa es que la deuda, tanto interno como externa, se está acumulando rápidamente y a un ritmo que haría que en un futuro cercano fuese insostenible.

La deuda interna ha crecido de L23,000 millones en el 2009 hasta alrededor de L60,000 millones en el 2012 y hay una proyección conservadora que puede llegar a L70,000 millones en el 2013, mientras que la deuda externa ha crecido de $1,500 millones a cerca de $3,500 millones en los últimos cuatro años. Esto tiene tanto peso en el presupuesto que el segundo mayor gasto que tiene el Gobierno, después de los gastos en el Ministerio de Educación, es el servicio de la deuda. L22,000 millones tenemos en Educación, L17,000 millones en deuda, lo cual significa un peso muy fuerte porque va a ir incrementando en el tiempo de no haber una serie de medidas que atajen el crecimiento tan acelerado de la deuda.

-¿Cuáles son los retos en materia fiscal y financiera que le esperan al próximo Gobierno?

En primer lugar, la reducción del déficit fiscal, porque mantener un déficit de 6% o más significaría agudizar la situación de crisis dea deuda externa. Probablemente, para evitar un efecto en la economía, eso tendrá que ser paulatino, pero con decisión, de tal forma que con un programa de 3-4 años, nos lleve de un déficit de 6% a uno de entre 2.5 y 3%.

Para eso se van a requerir una serie de medidas tanto en el campo tributario como en el gasto público, comenzando con la revisión de exoneraciones de la que se ha hablado, para que se concretice en una ley que racionalice y las disminuya de manera que aquellas que no tienen justificación no continúen y eso represente mejores ingresos para el Gobierno.

En la parte de los ingresos se necesita fortalecer la administración tributaria, porque la DEI no cumple a cabalidad su función por estar altamente politizada.

Por el lado del gasto habría que revisar el presupuesto, ver qué gastos no son prioritarios y tratar de reducirlo, aumentar la focalización. Hay una multiplicidad de programas sociales repartidos en diversas dependencias, todo eso se debería consolidar en una sola a manera de reducir costos.

Un elemento importante es la transparencia, el hecho de combatir la corrupción y que el Gobierno rinda cuentas ayudará a que los recursos que ahora se usan de forma inadecuada se puedan racionalizar.

-¿Es posible ser austero sin afectar el crecimiento económico?

Todo proceso de reducción del gasto implica en cierta forma una reducción de la demanda agregada y tendrá un impacto en el crecimiento económico. Si al momento que se reduce el gasto público no aumenta la inversión privada o no aumentan las exportaciones u otras variables, eso contribuye a un ritmo de crecimiento más bajo.

La búsqueda de estabilizar o reducir el déficit fiscal va a tener un efecto, pero va a tener que hacerse, y por eso es importante la naturaleza del ajuste que se haga y estos no son neutrales, porque los ajustes muchas veces perjudican más a ciertos sectores que a otros. Diría que el ajuste que debe darse el próximo año debería de tratar de proteger a los sectores más vulnerables y poner la carga en los sectores que más ingresos tienen, en este caso reduciendo exoneraciones que no se justifican.

En Honduras hay una alta evasión y en el impuesto sobre la renta hay estudios que demuestran que entre las personas naturales hay una evasión de casi dos terceras partes; entonces, evitar esa situación implica hacer recaer el costo del ajuste en aquellos sectores que deberían pagar impuestos y no lo están haciendo.

¿Qué debe esperar la población del próximo año en vista del panorama económico-fiscal?

El tipo de solución que se le dé al problema fiscal a partir del próximo año va a depender de la orientación política del partido que gane, pero en cualquier caso, la situación para el ciudadano común va a ser difícil.

Hemos escuchado que hay un tipo de orientación política con algunas personas hablando de aumentar el ISV de 12 a 15%, lo cual afectaría muy fuerte a la ciudadanía; otros están hablando de disminuir el gasto social, lo que también afectaría a la población beneficiaria. Pero tal vez otra parte iría a la reducción de exoneraciones, y si se buscan más ingresos por otras alternativas y se blinda el gasto social, se aminora el efecto negativo.

Pero a nivel macroeconómico significa que una reducción del déficit fiscal va a representar una reducción en el ritmo de crecimiento. Es decir que en los próximos años, Honduras, en el mejor de los casos, ande en una tasa de crecimiento entre el 3-4% que es insuficiente para reducir el desempleo o la pobreza.

Entonces, el ciudadano común sigue en la misma situación en la que no logran acceder a un empleo digno, no logran cubrir sus necesidades básicas. Es un estado que en economía se denomina estacionario, en donde la situación se mantiene, el crecimiento es bajo, que en términos per cápita es casi insignificante, y la nueva fuerza de trabajo que entra al mercado laboral se ve incapaz de encontrar un empleo digno que satisfaga sus necesidades. Esto complica un panorama económico por demás incierto, sino una situación social más compleja.