24/04/2024
06:33 PM

El cortador de café que se convirtió en catador

Las circunstancias de la vida obligaron a Beder Argueta a ganarse la vida entre cafetales; ayer se graduó como catador.

“Fui huérfano del cariño de mi madre, ella se separó de mi padre y cuando yo tenía 9 años nos dejó al cuidado de él. En ese período, sentía rabia y tristeza, pero al cortar los granos de café encontraba consuelo en el oficio”.

Estas historias son ahora solo un recuerdo en la mente de Beder Argueta, un joven egresado de la Escuela de Catadores del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) que ayer fue certificado como catador.

Su historia es la misma de muchos niños en Honduras, pero con la variable que el ser huérfano del cariño desu madre lo obligó a convertirse en cortador, de ahí saltó a ser un exitoso productor y ahora es uno de los 50 paladares finos para el café que existen en el país.

“Antes ni siquiera sabía el significado de catar, y ahora mi objetivo es ser el mejor catador por el resto de mi vida”, dice.

Este muchacho de 25 años, residente en el municipio de Santa María, departamento de La Paz, nació de un hogar de productores. Su familia cultivaba una manzana de café, y por las sacudidas de la vida, su padre le encomendó a él y a su hermana la difícil tarea de ser cortadores de café para levantar su finca.

“Me levantaba de madrugada a la finca, hacía mucho frío. Con mi canasta en mano y junto a mi hermana comenzábamos la tarea diaria”, recuerda.

No obstante, Beder dice que su padre siempre respetó su tiempo de estudios; “mi padre nos decía que durante el período de clases, la labor de corte empezaría a las cuatro de la tarde, era difícil, pero siempre tuvimos la certeza de que el trabajar tanto con él tenía un propósito”, rememora.

En aquel tiempo la manzana de terreno que tenía su familia apenas producía 15 quintales del aromático; ahora, el negocio ha crecido y esa producción sobrepasa los 2 mil sacos.

El arte de catar

Argueta estaba convencido de querer trabajar con el café, pero nunca se imaginó que se convertiría en catador.

“Una vez un amigo me dijo que había una prueba en Comayagua, y al inicio no me llamaba la atención. Pero tiempo después sentí una fuerza interior que me decía que aprovechara la oportunidad, porque esto era lo mío. Entonces me llamaron porque clasifiqué para ser parte de la escuela”, menciona.

En dos años que fue parte de la Escuela de Catadores, una de sus mejores experiencias la vivió durante un intercambio que realizaron con otros estudiantes en Colombia, aunque destaca que “no tenemos nada que envidiar de otros países, tenemos la capacidad para brillar a nivel internacional” con el café nacional.

El novel catador dice que ahora sueña con que el negocio de producir y catar café en su finca crezca, “lo que más quiero es vender café de calidad y que nuestras fincas sigan produciendo para darle más trabajo a otros cortadores”, alguno de los cuales, quizás, replique su experiencia.

Gradúan a 24 catadores

La Escuela de Catadores del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) graduó ayer a 24 nuevos expertos en control de calidad del café procedentes de todas las zonas productoras del país.

Carlos Pineda, director de la Escuela, explicó que se trata de la tercera promoción de expertos, que ya suman unos 50 en el país.

“El programa comprende una formación integral, además de poder identificar los sabores del café y la calidad, estos jóvenes están preparados para ser el apoyo de los gerentes de las exportadoras, también de instalar sus propias empresas y apoyar a las comunidades”, aseveró.

Durante dos años y medio de estudios “cubrimos temas desde el cultivo del café, pasando por la parte comercial, beneficiado húmedo, promoción, proyección y catación”, explicó Pineda.

La escuela de catadores está ubicada en La Fe, Ilama, departamento de Santa Bárbara.