28/03/2024
03:06 AM

Los palmeros apuntan a mantener bonanza del sector

Los aumentos en las cifras de productores y de área cultivada han convertido a la palma africana en el cultivo “de moda” de la actividad agrícola.

Sin proponérselo, el cultivo de la palma gana cada vez más adeptos y parece encaminado a ostentar dentro de pocos años una posición similar a la que ahora ocupa el café.

No se trata de que el predominio del café se encuentre amenazado, ya que superar los niveles de producción del grano aromático (que en la última cosecha exportó 7.2 millones de quintales) no se logra de un día para otro; sin embargo, la producción de palma ha crecido en 35 mil hectáreas en los últimos cinco años, pasando de 110 mil hectáreas de palma cultivada y en producción en 2008 a las 145 mil hectáreas que se contabilizan actualmente.

De acuerdo con Ramón Pérez, presidente de la Federación Nacional de Productores de Palma de Honduras (Fenapalma), de 30 a 35 mil hectáreas adicionales comenzarán a producir en dos años.

En cuanto a sus cifras, en el mismo período medido desde 2008, la producción se ha incrementado en unas 50 mil toneladas, pasando de 350 mil toneladas de aceite crudo de ese año a las 400 mil toneladas actuales, de las que se exporta hasta el 90%, principalmente al mercado centroamericano, donde Honduras es el primer productor.

En cuanto a los ingresos, Pérez explica que serán “aproximadamente 300 millones para este año y la idea es crecer 10% más en las exportaciones”.

Rentabilidad

Este optimismo parece justificado si se toma en cuenta que cada vez se suman más productores al cultivo de palma africana. Víctor Iscoa, secretario técnico de la cadena de palma africana de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, dice que desde 2006 el número de productores se ha duplicado, pasando de unos tres mil en 2006 a más de siete mil al cierre de 2012.
Un factor que contribuye a este interés son los buenos precios en el mercado por una tonelada de aceite. Según Pérez, el precio por tonelada se cotiza actualmente en unos 780 dólares por tonelada. En comparación, los precios del café se mantienen en torno a los 150 dólares por una medida de 37,500 libras.

Con tal rentabilidad en juego no sorprende que se produzca el incremento de productores, al grado de que, no hace mucho, un representante del sector ganadero como Jorge Handal, presidente de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Sula (Agas), señaló que buen número de criadores de ganado, debido a las dificultades para mantener sus hatos y los bajos precios de la carne y la leche, habían comenzado a deshacerse de sus hatos y convertían sus tierras de pastizaje en predios para el cultivo de palma, atraídos por la bonanza en el sector palmero.

Otra consecuencia de este cambio en los patrones de producción se observa en los granos básicos, para los que, como ocurre con la ganadería, se ha reducido el área de cultivo.

Ramón Machado, presidente de la Federación Nacional de Campesinos (Fenach), comentó que agricultores afiliados a esa organización campesina han decidido reducir a la mitad la producción de tierras que hasta hace poco se usaban exclusivamente para producir granos y ahora se dedicarán a la siembra de palma. Consultado al respecto, Machado dijo que la palma “es más rentable que los granos básicos”.

El dirigente justificó que la falta de reglas claras en los precios de los granos desalienta a los agricultores por sembrar productos que les aportan muy poca rentabilidad. “Estamos con el agua al cuello con la banca y estamos a punto de perder las propiedades por estar sembrando maíz”, justificó el dirigente.

Apoyo oficial

El Gobierno ha hecho su parte por proveer su cuota de apoyo al sector palmero.

“Esta es la consolidación de un rubro que genera cerca de 300 millones de dólares en exportaciones y 140 mil hectáreas cultivadas.

De estas, 115 mil están en producción y continuamos haciendo esfuerzos para que esos promedios de producción vayan creciendo”, resumía Jacobo Regalado, titular de la SAG, la situación del sector al cierre de 2012.

Una de las últimas iniciativas consistió en la entrega de más de 742 mil plantas de palma a unas mil familias en Atlántida y Yoro, dos departamentos que concentran buena parte de la producción nacional.

En resumen, por un lado existen preocupaciones sobre el equilibrio productivo que se origina cuando cada vez más agricultores se dedican al cultivo de palma y, por otro, los buenos precios de mercado han producido una bonanza que a todas luces se mantendrá este año.

“En cinco años tendremos unas 250 mil hectáreas cultivadas”, proyecta Pérez.