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Cómo liberar su innata creatividad

  • 10 febrero 2016 /

Las emociones negativas que giran dentro y alrededor de nosotros descarrilan nuestra capacidad para pensar ordenadamente y crear

Washington, Estados Unidos.

La creatividad puede sentirse como un accidente. Repentinamente, de la nada, aparece una idea novedosa y hemos resuelto un problema persistente.

Algunos atribuyen la creatividad a la brillantez, pero ahora sabemos que no basta con solo ser inteligente.

En términos simples, tenemos que estar en el estado emocional correcto para ser creativos; esto es porque el cerebro afecta nuestra creatividad y cómo nos sentimos afecta al cerebro.

Pero las culturas de muchísimas organizaciones son negativas y cínicas; y muchísimos gerentes son tóxicos.

Las emociones negativas que giran dentro y alrededor de nosotros descarrilan nuestra capacidad para pensar ordenadamente y crear.

Para recuperar la habilidad creativa innata, tiene que frenar este ciclo. Algunas sugerencias:

_ Rompa sus hábitos más destructivos para el foco, como pasar gran parte del día (o fin de semana) respondiendo correos electrónicos, o cediendo a distracciones.

_ Tome tiempo para pensar y reflexionar. La conciencia plena (o meditación reflexiva) es extremadamente útil en lo que respecta a manejar el estrés y el funcionamiento cognitivo. Tome un curso de reducción de estrés basado en consciencia plena o simplemente lea sobre la práctica y pruebe algunos ejercicios de respiración.

_ Deje de preocuparse por sus fallas y deficiencias. ¿Cómo se puede ser creativo sin fallar mucho?

_ Enfóquese en lo que lo ponga feliz en el trabajo. Los sentimientos positivos generados cuando se siente conectado con su personal y propósito organizacional lo ayudarán a mantenerse con los pies en la tierra y a ser creativo, incluso cuando las cosas se pongan difíciles.

Estos comportamientos son especialmente críticos para los líderes que quieren ayudar a sus equipos a ser más creativos.

Cuando se haya cuidado usted mismo, estará en mejor posición para ayudar a los demás.

Aunque no puede arreglar toda su compañía, puede crear una “microcultura” a su alrededor definida por valores como respeto y compromiso.

Puede crear normas que guíen a la gente para que se trate bien mutuamente, para superarse y estar a la altura de los retos con dedicación, resistencia y humor.

Puede fomentar que la gente crezca y se desarrolle, para que sueñe en grande.

También puede garantizar que la gente sepa que una vida sana y completa es primero; que el trabajo solo es parte del panorama general.

No podemos idear una simple fórmula sobre cómo ayudar a nuestros equipos para que sean más creativos e innovadores.

Sin embargo, podemos crear deliberadamente un ambiente maduro con esperanza, entusiasmo y espíritu de equipo.

En dichos ambientes resonantes es más probable que la gente trabaje colaboradoramente, que persista y que rebote de reveses.

(Annie McKee es integrante sénior de la Universidad de Pensilvania).