La creatividad puede sentirse como un accidente. Repentinamente, de la nada, aparece una idea novedosa y hemos resuelto un problema persistente.
Algunos atribuyen la creatividad a la brillantez, pero ahora sabemos que no basta con solo ser inteligente.
En términos simples, tenemos que estar en el estado emocional correcto para ser creativos; esto es porque el cerebro afecta nuestra creatividad y cómo nos sentimos afecta al cerebro.
Pero las culturas de muchísimas organizaciones son negativas y cínicas; y muchísimos gerentes son tóxicos.
Las emociones negativas que giran dentro y alrededor de nosotros descarrilan nuestra capacidad para pensar ordenadamente y crear.
Para recuperar la habilidad creativa innata, tiene que frenar este ciclo. Algunas sugerencias:
_ Rompa sus hábitos más destructivos para el foco, como pasar gran parte del día (o fin de semana) respondiendo correos electrónicos, o cediendo a distracciones.
_ Tome tiempo para pensar y reflexionar. La conciencia plena (o meditación reflexiva) es extremadamente útil en lo que respecta a manejar el estrés y el funcionamiento cognitivo. Tome un curso de reducción de estrés basado en consciencia plena o simplemente lea sobre la práctica y pruebe algunos ejercicios de respiración.
_ Deje de preocuparse por sus fallas y deficiencias. ¿Cómo se puede ser creativo sin fallar mucho?
_ Enfóquese en lo que lo ponga feliz en el trabajo. Los sentimientos positivos generados cuando se siente conectado con su personal y propósito organizacional lo ayudarán a mantenerse con los pies en la tierra y a ser creativo, incluso cuando las cosas se pongan difíciles.
Estos comportamientos son especialmente críticos para los líderes que quieren ayudar a sus equipos a ser más creativos.
Cuando se haya cuidado usted mismo, estará en mejor posición para ayudar a los demás.
Aunque no puede arreglar toda su compañía, puede crear una “microcultura” a su alrededor definida por valores como respeto y compromiso.
Puede crear normas que guíen a la gente para que se trate bien mutuamente, para superarse y estar a la altura de los retos con dedicación, resistencia y humor.
Puede fomentar que la gente crezca y se desarrolle, para que sueñe en grande.
También puede garantizar que la gente sepa que una vida sana y completa es primero; que el trabajo solo es parte del panorama general.
No podemos idear una simple fórmula sobre cómo ayudar a nuestros equipos para que sean más creativos e innovadores.
Sin embargo, podemos crear deliberadamente un ambiente maduro con esperanza, entusiasmo y espíritu de equipo.
En dichos ambientes resonantes es más probable que la gente trabaje colaboradoramente, que persista y que rebote de reveses.
(Annie McKee es integrante sénior de la Universidad de Pensilvania).