En plena era digital nos encontramos en una simbiosis estrecha de cosas que queremos manejar y cosas que desconocemos; nuevos conceptos, cambios acelerados cada vez más, algoritmos que se ajustan día a día y aquí estamos, sumergidos en la ola digital, donde ya no sabemos qué es verdad y qué es falso.
Existe la necesidad en las empresas y los profesionales de prepararse para los nuevos retos que nos trae la era digital; no solo es tener la plataforma que nos permita digitalizarnos a los nuestros y a nuestro negocio, se trata de un cambio de mentalidad y actitud para abordar el futuro, que ya es más que un presente.
La transformación digital ha causado una revolución en la comunicación en todas sus formas y por eso vemos mayor creatividad en la manera de distribuir la información, de generar contenidos, nuevos medios como los blogs, las redes, los foros y ya no solo los medios tradicionales.
El usuario de nuestros servicios y productos no es igual al de hace unos años, se ha convertido también en un comunicador escuchado por los medios digitales, creador de contenidos de forma casera -otros, con los recursos- de forma profesional.
Ya no existe la información centralizada, porque la sociedad en general es la empoderada de distribuir dichos contenidos sin importar marcas, tiempos, canales de comunicación, profesiones, y hasta los valores como la ética y la transparencia, las cuales se desvanecen como líquido entre nuestros dedos.
El mayor enemigo de las organizaciones es resistirse a cualquier avance tecnológico. Desde que llegó Internet, las empresas fueron adaptándose y subiéndose a la ola digital, y tratan constantemente de mantenerse a la vanguardia de las tendencias y de utilizar esta herramienta a su favor, porque claramente están creando nuevos patrones de negocio.
Uno de los rubros más avanzados en el tema es el sector bancario.
Tristemente hay un porcentaje de analfabetismo tecnológico en el país, son pocos los contenidos generados que tratan sobre los valores, que educan a los más pequeños, que dan a conocer herramientas necesarias para el ciudadano común, que enseñan sobre la privacidad y los filtros, que logran concientizar a los individuos sobre los impactos de sus acciones, y así podemos continuar la lista.
El monstruo de Facebook y Google han controlado cada botón, cada clic, cada reacción que damos, y simplemente sin darnos cuenta, ¿dónde queda el valor de la privacidad?, ¿en qué parte dejaron de ser éticos?, ¿por qué hemos llegado a la mayor crisis de credibilidad?
En estos momentos, lo ideal es que las empresas tengan una cercana comunicación con sus grupos de interés, que transmitan sus valores desde su misión-visión hasta en la forma de mercadear sus servicios y productos, empatizar con la sociedad, aportar valor y resolver problemas que nos acechan.
Asimismo gestionar intangibles como la reputación, porque una mala reputación tiene un impacto directo en su economía
Yosseline Gálvez
Oficial de Comunicaciones de Fundahrse. Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Publicidad. Máster en Dirección Empresarial. Catedrática de la carrera de Comunicación y Publicidad en la Usap desde mayo de 2016.