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El arte de comunicar estratégicamente la RSE

  • 21 noviembre 2017 /

Lo que no se comunica no existe

San Pedro Sula, Honduras.

Columna por Yosseline Gálvez

Todos algunas vez quisimos ser entendidos y ser bien interpretados, pero no siempre sucede de esa manera, pues la arbitrariedad nos permite negociar su significado cuando nos comunicamos con los demás y la ambigüedad de las palabras nos permite tener una gran diversidad de interpretaciones.

Finalmente las palabras influyen en gran manera en cómo pensamos, de hecho, la forma en que nos comunicamos es un reflejo de lo que hay en nuestro interior.

Un gran reto de comunicarnos es precisamente ese, el de comunicarnos correctamente, cada uno de nosotros como profesionales trata de tener las cualidades que hacen a un comunicador: tener simpatía, sensibilidad, empatía, carisma y sencillez.

Si queremos tener una plataforma más robusta para comunicar, podemos crear políticas de comunicación estratégica de la RSE

Yosseline Gálvez, Oficial de Comunicaciones de Fundarhse.

Aparte de desarrollar aptitudes como la observación, el orden, la coherencia, la precisión, la persuasión y la creatividad.

Comunicar tiene un proceso, pues es por medio del cual una persona u organización se pone en contacto con otra y recibe una retroalimentación.

Comunicar estratégicamente tiene su gracia, porque significa que se hace con un propósito y con técnica para llegar al público que se desea. Comunicar responsablemente tiene que ver con que la empresa entiende sus impactos.

“Lo que no se comunica no existe” es una expresión que hemos empleado en Fundahrse para motivar a nuestras empresas miembro a que comuniquen a menudo sus resultados, desempeño social, económico y ambiental; pues es importante dar a conocer cómo piensa la empresa, qué realiza con sus operaciones y a quiénes beneficia, de una forma integral y conforme al interés de la sociedad en función de sus expectativas y necesidades.

La comunicación estratégica de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) busca socializar las acciones que tiene la organización referente a sus clientes, distribuidores, proveedores, inversionistas, colaboradores, comunidades aledañas, entre otros.

Cuando implementamos esta estrategia de difusión estamos generando riqueza relacionada con activos intangibles tales como la reputación, el posicionamiento, las alianzas y el conocimiento.

Al ser empresas socialmente responsables debemos comunicar más allá de lo comercial, o sea, la calidad de los productos y servicios, su comportamiento en los negocios o su excelente servicio al cliente; más allá de verlo como una herramienta que genera imagen positiva y reputación favorable, es lograr un bienestar en el entorno de los grupos de interés, alcanzar la transparencia y crear la sinergia que tanto se necesita en un mundo competitivo.

Si queremos tener una plataforma más robusta para comunicar, podemos crear políticas de comunicación estratégica de la RSE que permitirá alinear el discurso de la empresa a sus objetivos de negocio y establecer los vínculos con sus grupos de interés para asegurar la viabilidad en un entorno cada vez más dinámico y complejo.

Esto no se logra de la noche a la mañana, pero con el apoyo de la alta dirección para asumir la política se respaldaría para incrementar la credibilidad de la misma y motivar el trabajo en equipo y no el trabajo aislado del departamento de Comunicaciones