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El motociclista que dirige Metrocinemas

  • 29 septiembre 2016 /

José María Agurcia, expresidente del Cohep y la CCIT, ha logrado mantener su pasatiempo en su agitada vida empresarial

Tegucigalpa, Honduras.

El empresario José María Agurcia es conocido en Honduras por su amplio recorrido en los sectores inmobiliarios y de la cinematografía.

Su carrera empresarial lo ha llevado a ocupar los más altos cargos de ese gremio, como presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT) y posteriormente, en el año 2002, del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).

Pero a la par de su vida empresarial tiene otras pasiones, y hasta frustraciones, que han marcado su vida.

Entre esas pasiones resalta la del motociclismo, que lo llevó en el año 2011 a emprender, junto a un grupo de amigos del Moto Club Huracanes, una de las travesías más osadas de su vida: Ir desde Tegucigalpa, Honduras, hasta Alaska, Estados Unidos, en su motocicleta Harley-Davidson.

Una aventura que inició un 24 de junio y que lo llevó a recorrer 27,000 kilómetros desde Tegucigalpa hasta la bahía de Prudhoe.

De esa travesía guarda un chat con sus amigos que dice: “Bueno, hoy martes 23 de agosto 2011, ya estamos en Fairbanks, anoche íbamos a ir tomarnos algo, pero estábamos cansados. El Che si se fue a Walmart a buscarse su botellita.

Hoy yo agarré un avión para ir a dejar a Andrew a Chicago a la Universidad, cumplió mi hijo. Increíble pensar que en el 2002 lo llevé conmigo en la moto atrás a El Salvador, y ahora solo manejo de Honduras hasta Alaska para ser parte de los cuatro primeros hombres en lograr esta travesía en moto”.

“Yo me regreso el jueves 25 de agosto a Fairbank para que sigamos la aventura. Ahora a la parte más odiada, el desierto ártico hasta Prudhoe Bay.

Tendremos que bajar cosas de la moto para llevar combustible, y comprar casas de campana para la dormida en el bosque, ya que no hay hoteles. Va a estar bueno”.

Otros viajes

En su moto, Agurcia ha hecho otras travesías. En el año 2000 ya había embarcado su moto desde Tegucigalpa a Los Ángeles y desde allí a Alaska.

En el 2003 fueron desde Tegucigalpa a la celebración del centenario de la Harley-Davidson en Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos, y el año pasado, con un amigo sampedrano, fue a Sturgis, Dakota del Sur, para participar en los 75 años del rally de esa ciudad, a la que llegaron más de medio millón de motos en una semana.

Tras participar en esa celebración se fueron al Parque Glacial, cruzaron a Canadá, pasaron por las cataratas del Niágara, de allí fueron a Boston, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Norte, pasaron por la Universidad de Georgia, se fueron luego a La Florida y concluyeron su travesía en Cayo West, el punto más al sur de EE UU continental. Fueron seis semanas, fueron 28,000 kilómetros los recorridos, recuerda.

Este año participó en un rally en la isla de Roatán, en el Caribe de Honduras. Fueron en moto de Tegucigalpa a La Ceiba, donde subieron las motos en un barco de carga para luego llegar a la isla, donde estuvieron dos días.

Y a la pregunta “¿qué se siente?”, no duda en responder, con una amplia sonrisa de satisfacción: “Libre e irresponsable. Uno anda conociendo”. Cuenta que son viajes cansados, en los que enfrentan todo tipo de problemas.

Expone que una de las leyes de los motociclistas es “si ves a un motociclista (varado en una carretera) para y ayúdale. Si puedes ayúdalo, si no continúas y pedís auxilio para que lleguen y le ayuden.Es hoy por ti y mañana por mí”.

Agurcia dice que en su agenda tiene un viaje pendiente a América del Sur.

El mismo estaba programado para este año, pero debió ser suspendido porque su compañero de viaje tuvo problemas personales que enfrentar. “Estamos viendo si nos vamos el otro año”.

Foto: La Prensa

Pasatiempo de riesgo

Del motociclismo Agurcia dijo a D&N: “Me fascina. Ese es mi hobby más empeñado: viajar en motocicleta pero lejos, me gustan los viajes largos”, y que es una afición que trae desde chico.

“Yo ando en moto desde que tenía 15 años”, recuerda. La primera Harley-Davidson la compró en 1998, con ahorros que hizo trabajando desde muy chico en una institución bancaria, repartiendo los estados de crédito.

Y es que sus aficiones personales las entrelaza con sus actividades empresariales. Actualmente gerencia la empresa Metrocinemas, la cadena de cines de capital nacional, que compite en el mercado con dos cadenas internacionales: la estadounidense Cinemark y la mexicana Cinépolis.

Trabaja en la banca y también se dedica al negocio inmobiliario y la producción de café. Tengo una marca de café.

“Yo hago toda la cadena, tengo una finca pequeña, el beneficio de café, la procesadora, separadora y yo personalmente tuesto el café, nadie más que yo lo tuesta, lo empaco y lo vendo, en poca escala porque quien quiera mi café que lo busque porque es extraordinariamente bueno”.

Quería ser médico

Agurcia recuerda su paso por la facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), sin embargo, fue un sueño que no logró concluir.

A veces se siente frustrado por no ser médico “y me jacto de tener buen ojo clínico, a pesar de que no entré a la facultad de lleno. Me hubiera encantado ser médico”.

El destino le llevó a Estados Unidos a estudiar economía y finanzas. De regreso a Tegucigalpa, trabajó en El Ahorro Hondureño, en Bac Credomatic y más tarde lo hizo en la administración del hotel Prado de Tegucigalpa.

Además de la pasión por las motocicletas, también tiene la del cine, uno de los sectores en los que actualmente trabaja, como gerente de Metrocinemas.

“Para mí el cine es un entretenimiento y uno va al cine para distraerse, no me gusta ir al cine a sufrir emocionalmente, eso no me gusta, no lo disfruto, pero las películas de acción las disfruto muchísimo, y las películas de terror no me gustan, no me agradan, las repulso aunque son de enorme venta en Honduras.

Me gusta la comedia, la acción, las películas viejas, las películas de John Wayne, pero la película que más me brinca a la mente es ‘La guerra de las galaxias’ y me volví seguidor”.