15/04/2024
12:48 AM

Nicolás Leoz convirtió a la Conmebol en un Estado dentro de otro Estado

Asunción, Paraguay.

En 1996, el entonces presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Nicolás Leoz, escribió a un senador paraguayo para hacerle una petición inusual: conceder inmunidad jurídica a la entidad. A cambio, Leoz ofreció establecer la sede permanente de la confederación en este pobre país sudamericano sin salida al mar. El Congreso aprobó posteriormente una ley que concede al organismo, conocido como Conmebol, un estatus intocable en el país, tal y como si se tratara de una embajada.

Los paraguayos celebraron y colmaron de elogios a Leoz, su compatriota, por haber conseguido una designación prestigiosa para un deporte que es una obsesión nacional. “Puso a Paraguay en el mapa”, dijo Fernando Pfannl, un senador que apoyó la ley.

Los críticos dicen que el Estado dentro del Estado que la Conmebol edificó en Paraguay es una metáfora de la forma en que el organismo que rige los destinos del deporte, la FIFA, se ha considerado siempre a sí misma, como por encima de la ley. Pero aquí es más que una metáfora: en Paraguay, la Conmebol y su sede eran intocables. “No puede ingresar la policía, ni un juez del crimen, nadie”, declaró en 2012 Leoz a la revista deportiva argentina Olé.

Ahora, el ex dirigente y su legado están amenazados. El mes pasado, fiscales estadounidenses lo acusaron de haberse enriquecido a través de un vasto sistema de sobornos, sobre todo mediante la venta de los derechos de transmisión en televisión de torneos internacionales.

Tras la acusación, La FIFA le prohibió a Leoz llevar a cabo cualquier actividad relacionada con el fútbol. Este mes, un juez paraguayo colocó al dirigente de 86 años (que no está cubierto por la inmunidad) bajo arresto domiciliario.

Leoz también enfrenta una petición de extradición de Estados Unidos, según el fiscal paraguayo Juan Emilio Oviedo.

El Congreso paraguayo aprobó recientemente un proyecto de ley para despojar a la Conmebol —una de las seis asociaciones continentales que conforman la FIFA— de su inmunidad. El presidente del país, Horacio Cartes, ha prometido promulgar la ley, abriendo la puerta a una posible investigación. Leoz no se ha referido públicamente a las acusaciones y tampoco respondió a un mensaje dejado con un guardia de seguridad en su casa. Uno de sus abogados, Raúl Barriocanal, dijo que el ex dirigente declinó hacer comentarios.

Un portavoz de la Conmebol señaló que la asociación “no tiene nada que ocultar”. Lo cierto es que ni la policía paraguaya ni nadie más han podido corroborar esa afirmación. Mientras que las autoridades suizas arrestaron en mayo a ex dirigentes de la FIFA en Zúrich y agentes del FBI allanaron en Miami la sede de la Confederación de América del Norte, Central y el Caribe de fútbol (Concacaf), la Conmebol quedó fuera del alcance de las autoridades gracias al acuerdo negociado por Leoz. “Ni siquiera hemos abierto una investigación”, dijo Oviedo, aludiendo a la inmunidad de la organización.

Foto: La Prensa

Nicolás Leoz junto al renunciante presidente de la FIFA Sepp Blatter.
A pesar de las denuncias, Leoz sigue siendo considerado por algunos de sus connacionales como una figura de culto, testimonio de la influencia de un hombre que dio a este pequeño país un poco de la atención mundial. “No hay mejor persona en el mundo que Nicolás Leoz, a excepción de Dios mismo”, dijo Mario Sapriza, presidente del club de fútbol Libertad.

A pesar de moverse en los círculos de la élite de la capital paraguaya, Leoz nació lejos de allí, en una casa modesta en las cálidas tierras del noroeste del país. Su relación con el fútbol comenzó como periodista de radio, antes de obtener su título de abogado.

Después de convertirse en presidente de Libertad, llevó al equipo a la victoria en 1976 por primera vez desde 1955. En 1986 se convirtió en presidente de la Conmebol y una década más tarde, después de la negociación del acuerdo de inmunidad, supervisó la construcción de un edificio de siete pisos en las afueras de Asunción, rodeado de zonas verdes, banderas de los países miembros y una fuente con un balón de fútbol gigantesco en el medio.

En 2005, el presidente del club Libertad —que más tarde se convertiría en el actual presidente del país, Cartes— rebautizó el estadio del equipo a “Dr. Nicolás Leoz”. El par asistía a los partidos, donde compartían palco, comida y bebida.

Entre los honores recibidos, Leoz también tiene una calle con su nombre en Chile y en 2011 indicó que aspiraba al título de caballero del Reino Unido a cambio de su apoyo a la candidatura de Inglaterra para organizar el Mundial de 2018, según un alto funcionario del fútbol inglés, David Triesman.

“Dijo que la manera adecuada de reconocer sus logros en el mundo del fútbol no era el dinero, que él no necesitaba, que ya era personalmente un hombre muy rico”, dijo Lord Triesman en el video del testimonio que brindó ante un comité del parlamento británico. La solicitud de Leoz fue rechazada, aunque él niega haber pedido el título.

A medida que fue escalando las alturas del fútbol organizado, Leoz también comenzó a buscar sobornos, alegan los fiscales estadounidenses. En una reunión realizada en Asunción en 1991, la Conmebol acordó la venta de los derechos para transmitir y comercializar la Copa América de 1993, 1995 y 1997 a una empresa de marketing deportivo por US$6,6 millones, dicen los fiscales. Leoz, no obstante, le pidió a la compañía un pago de seis cifras a cambio de su aprobación, según la acusación estadounidense.

A medida que la popularidad del torneo y el precio de los derechos de comercialización se dispararon, Leoz exigió sobornos para adjudicarlos cada año hasta 2011, dice la acusación. El ex dirigente no ha comentado públicamente sobre el presunto incidente.

En 2013, el comité de ética de la FIFA determinó que Leoz y otros dirigentes del fútbol habían aceptado sobornos de ISL, una empresa suiza de marketing deportivo que ya no existe. El dirigente paraguayo negó haber aceptado sobornos. Sin embargo, cinco días antes del informe de la comisión, Leoz presentó la renuncia a su cargo en el Comité Ejecutivo de la FIFA y a la presidencia de la Conmebol, citando problemas de salud. El comité de ética decidió que no era necesario tomar acción alguna contra Leoz.

Algunos paraguayos se quejan de que dada su riqueza y poder, Leoz podría haber hecho mucho más para mejorar las escuelas y el bienestar infantil. Otros, como Luis Morinigo, que conoce a Leoz y a los empleados de una fábrica propiedad del ex dirigente, dicen que éste tiene una profunda empatía hacia las familias trabajadoras. Los pocos críticos de Leoz dentro de Paraguay se sienten reivindicados con la investigación.

Una semana antes del anuncio de la acusación de EE.UU., Leoz asistió a una cena de la Asociación Paraguaya de Fútbol. Disfrutaba de la comida y parecía despreocupado, dijo Víctor Pecci, ex tenista y ministro de Deportes de Paraguay. “Seguramente ni él, ni ninguno de los asistentes sospechaban lo que se venía”, indicó.