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Nestlé pone el foco en la salud nutricional

  • 18 diciembre 2014 /

Paul Bulcke, que pasó 16 años en América Latina, ha transformado el portafolio del gigante suizo de alimentos.

Cuando Paul Bulcke fue designado en 2008 presidente ejecutivo de Nestlé, la mayor empresa de alimentos y bebidas del mundo, sus instrucciones eran claras: no hay que interferir con el éxito.

Sin embargo, el ejecutivo de 60 años que empezó a trabajar en el grupo suizo en 1979, no se consideraba un mero guardián de un gigante que vende la astronómica cifra de 1.300 productos al día.

En su lugar, ha realizado leves ajustes al portafolio de más de 2.000 marcas de Nestlé para apuntalar la rentabilidad y acelerar la transformación de la compañía en un líder en el ámbito de la salud nutricional.

“Queremos ser la compañía predominante en nutrición, salud y bienestar”, aseveró Bulcke en una reciente entrevista en la sede del grupo en Vevey, Suiza

En la práctica, eso ha significado desprenderse de marcas que no encajaban con esta estrategia o cuyo crecimiento no era lo suficientemente rentable, como Jenny Craig, Juicy Juice y PowerBar.

Al mismo tiempo, Bulcke ha encabezado la adquisición de negocios más afines con los objetivos de Nestlé, como la compra en 2012 de la división de nutrición infantil de la farmacéutica estadounidense Pfizer. La empresa, asimismo, adquirió este año a Valeant Pharmaceuticals International los derechos para comercializar varios productos dermatológicos en Estados Unidos y Canadá.

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El resultado es que se prevé que el negocio de Nutrición y Ciencias de la Salud de Nestlé aporte en torno a 11% de la facturación estimada del grupo para este año de 91.800 millones de francos suizos, unos US$95.200 millones. Al excluir las adquisiciones y la enajenación de activos, la filial registró en 2013 un crecimiento orgánico de sus ventas de 7,6%.

Foto: La Prensa

Las modificaciones de Bulcke no sólo han abierto nuevos mercados para Nestlé, sino que han elevado sus márgenes de ganancia. Las utilidades de la empresa antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización alcanzarán 19% de las ventas este año, según las proyecciones, frente a 16,7% en 2007, justo antes de que el ejecutivo belga asumiera las riendas.

Los analistas prevén que Nestlé registre una ganancia neta de 10.700 millones de francos suizos en 2014 (US$11.100 millones) y 11.400 millones de la divisa suiza en 2015 (US$11.800 millones).

Las raíces de Nestlé se remontan a Vevey, una ciudad en el lado norte del Lago de Ginebra, donde el farmacéutico alemán Henri Nestlé desarrolló en 1867 un producto de nutrición a partir de la leche de vaca, harina de trigo y azúcar para los bebés que no podían lactar. La compañía prosperó, se fusionó con un fabricante de leche condensada y se expandió al rubro de los productos lácteos.

En 1938 lanzó el café instantáneo Nescafé. Una década después aparecieron en el mercado Nestea y la leche en polvo chocolatada Nesquik. Fortalecida por una serie de adquisiciones, Nestlé ha conquistado las despensas del mundo con productos que van desde el agua embotellada Perrier a los alimentos para mascotas Purina. Nestlé tiene 29 marcas, entre las que figuran Nespresso, que facturan en forma individual US$1.000 millones al año o más.

Nestlé también posee una participación de 23,4% en el grupo francés de cosméticos L’Oréal que hoy vale más de US$21.000 millones. Compró casi 30% de L’Oréal en 1974 ante la invitación de la accionista controladora Liliane Bettencourt, quien intentaba impedir la intervención del gobierno francés. Nestlé vendió 48,5 millones de acciones de L’Oréal este año, su primera venta de acciones en 40 años, una operación que le generó cerca de US$8.000 millones. Bulcke no quiso referirse a la transacción y se limitó a decir que tienen “un interés de largo plazo en L’Oréal”.

La envergadura de Nestlé, su exposición global y desempeño consistente han convertido a sus acciones en la piedra angular de varios fondos de renta variable en todo el mundo. Uno de los aspectos que atrae a los inversionistas es la rentabilidad por dividendo, que en los últimos seis años ha oscilado entre 3% y 4%. El valor de las acciones, que cotizan en la Bolsa de Zúrich, se ha duplicado con creces desde el mínimo registrado tras la crisis financiera y cotizan en cerca de 71 francos suizos, US$73,7, lo que le otorga a Nestlé una capitalización de mercado en torno a los 229.000 millones de francos suizos, unos US$237.600 millones.

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Mientras toma una taza de Nescafé en su oficina, con una magnífica vista del Lago de Ginebra, Bulcke describe sus responsabilidades a la hora de fijar la dirección estratégica de Nestlé y cerciorarse de que la empresa tenga a disposición el personal idóneo que se identifique con ese proceso. También es propenso a hablar de los beneficios de contar con una plantilla diversa y local.

Nestlé opera 450 fábricas en 86 países y emplea a 340.000 trabajadores. Los empleados de su sede en Vevey provienen de más de 90 países. Los gerentes acuden a la sede central para capacitarse, pero tienen bastante autonomía cuando regresan a su terreno.

El reclutamiento y la capacitación son los pilares de la cultura de la empresa. Más de 95% de los principales 1.300 puestos son llenados mediante ascensos internos. “Esa es la fortaleza de una compañía como Nestlé”, dice Bulcke. “Te condiciona. Es la razón por la que todavía estoy aquí”.

Bulcke fue contratado en 1979 y un año después estaba trabajando como un aprendiz de ventas y mercancías en Perú, que en ese entonces atravesaba por una difícil situación económica y luchaba contra la insurgencia comunista. Pese a los peligros, Bulcke y su familia recorrieron el país en un escarabajo de Volkswagen. “Al tomar en cuenta las dificultades, se aprende más”, observa el ejecutivo al recordar su paso por Perú. “Vi a tantas empresas marcharse del país, pero Nestlé se quedó”.

Bulcke trabajó en América Latina durante 16 años, desempeñando una serie de funciones, desde distribución a marketing, principalmente en Ecuador y Chile. Regresó a Europa en 1996 como responsable de las operaciones de Nestlé en Portugal y, posteriormente, en la República Checa y Eslovaquia.

Tras pasar cuatro años en Alemania, Bulcke se trasladó a Suiza en 2004, quedando a cargo de la división de América. En 2008, reemplazó a Peter Brabeck-Letmathe en la presidencia ejecutiva.

El ejecutivo que habla seis idiomas (flamenco, francés, portugués, español, alemán e inglés) se considera un “ciudadano del mundo”.

El éxito de Nestlé, sin embargo, no ha estado exento de polémica. Como líder mundial de la industria de alimentos, la empresa ha sido a menudo acusada de contribuir a dietas poco saludables.

Nestlé se ha comprometido a reducir los niveles de azúcar, sal y grasas saturadas de sus productos y de eliminar las grasas trans. Bulcke subraya que la compañía produce cereales con granos integrales y que en los países donde las dietas son deficientes, añade micronutrientes como hierro y yodo a sus cubos de caldo. “Somos parte de la solución,” enfatiza.

Bulcke espera seguir al frente de Nestlé durante un tiempo y continuar su ofensiva en el ámbito de la salud nutricional. Su sueño es comprar un velero, pero no tiene prisa. “Es bueno tener sueños”, asegura. “El día que compre mi velero, se termina el sueño”.