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La Fed pone fin a su programa de estímulo

  • 29 octubre 2014 /

El banco central recalcó que todavía no ha llegado la hora de subir las tasas de interés.

Nueva York, Estados Unidos.

La Reserva Federal anunció el fin de su programa de compra de bo­nos, un experimento sin preceden­tes que desató un acalorado deba­te entre autoridades, economistas e inversionistas acerca de sus reper­cusiones, pese a que el banco central estadounidense dijo que lo ayudó a conseguir su objetivo de reducir el desempleo.

La decisión representa un lla­mativo voto de confianza en la eco­nomía de Estados Unidos, que pa­rece haberse expandido a una tasa anualizada de 3% o más durante el tercer trimestre. Se trata de un des­empeño muy superior al de Japón o Europa y una señal esperanzado­ra para la economía global en mo­mentos en que China parece estar flaqueando.

“Se ha producido una mejora substancial en la perspectiva del mercado laboral desde el inicio del actual programa de compra de ac­tivos”, expresó la Fed en un comu­nicado. “Además, la (Fed) sigue observando una suficiente fortale­za subyacente en la economía que apoye un progreso persistente ha­cia el pleno empleo en un contexto de estabilidad de precios”.

Si todo marcha como está pre­visto, las autoridades volcarán su atención durante los próximos me­ses en la fecha en que empezaría a subir las tasas de interés de referen­cia y en cómo informar al público con la debida antelación. Por el mo­mento, el banco central mantuvo su compromiso de mantener las tasas bajas por “un período considerable” de tiempo. Muchos inversionistas y la propia entidad no prevén un alza en la tasa de referencia de corto pla­zo hasta mediados de 2015.

Muchas cosas pueden salir mal y desbaratar el plan de la Fed. El or­ganismo ya ha declarado en dos oca­siones previas su intención de dejar de imprimir dinero para comprar bonos, para luego verse obligado a reanudar el proceso ante el debilita­miento del crecimiento, el empleo y la inflación. Narayana Kocherlakota, el presidente de Banco de la Reserva Federal de Minneapolis, fue el úni­co voto disidente en la decisión del miércoles pues quería que el pro­grama continuara.

El comunicado de la Fed inclu­yó una calificación que subraya su incertidumbre en torno al futuro económico. Si el empleo mejora o la inflación aumenta más rápido de lo previsto, las alzas de tasas podrían producirse antes de lo esperado. Por el contrario, si la mejora del merca­do laboral demora más de lo espe­rado y no surgen presiones inflacio­narias, la entidad podría demorar el ajuste monetario.

Un trasfondo económico marca­do por la inflación y el empleo em­puja sutilmente al banco central en dos direcciones. Las autoridades to­maron nota de los “sólidos avances del empleo” y dijeron que la capaci­dad ociosa del mercado laboral está “disminuyendo paulatinamente” en una señal de que el vigor de la eco­nomía podría desembocar en alzas de tasas antes de lo esperado. La entidad había señalado desde junio que observaba una capacidad ocio­sa “substancial” en el mercado labo­ral, una expresión que ahora borró de su comunicado.

Por otra parte, el banco central también resaltó la caída en los pre­cios de la energía y las expectativas de inflación del mercado, signos de una inflación baja que le daría mar­gen de maniobra para esperar antes de elevar las tasas de interés. La in­flación ha permanecido por debajo de la meta de 2% durante más de dos años.

Los inversionistas no se mos­traron muy alarmados por el fin del plan de compra de bonos. El Pro­medio Industrial Dow Jones cerró la jornada con un descenso de 31,44 puntos, 1,8%, en 16.974,31 unidades. El rendimiento del bono del Teso­ro estadounidense a 10 años subió 0,041 punto porcentual para quedar en 2,325%.

Mientras la Fed evalúa sus pa­sos siguientes, los economistas y los gestores de fondos empiezan a hacer los primeros balances del programa de compra de bonos, co­nocido como relajamiento cuanti­tativo.

El debate se ha acalorado en el último tiempo. El premio Nobel de Economía y columnista del periódi­co New York Times Paul Krugman acusó hace unas semanas a los de­tractores del relajamiento cuantita­tivo de estar politizados y de negar­se a reconocer sus errores a la hora de evaluar los riesgos del programa. Cliff Asness, gestor de un fondo de cobertura y uno de los críticos de la compra de bonos por parte de la Fed, comparó a Krugman con un zo­rrillo o zorrino.

La polémica en torno al progra­ma se debe, en parte, a sus nume­rosos imponderables. Durante una etapa normal, la Fed sube o baja las tasas de interés para manejar los ciclos de la economía. Pero el ban­co central ya redujo su tasa de re­ferencia de corto plazo a casi cero en diciembre de 2008 y no ha tenido más remedio que buscar otras for­mas de estimular los mercados y la economía.

La Fed lanzó su última ronda de compra de bonos en septiembre de 2012, al anunciar que adquiriría US$40.000 millones mensuales de bonos hipotecarios. Expandió el pro­grama en diciembre de 2012 median­te la compra mensual de US$45.000 millones en bonos del Tesoro esta­dounidense. El banco central ha des­mantelado paulatinamente la políti­ca desde enero de este año.

Su portafolio de valores, crédi­tos y otros activos ha aumentado de US$2,825 billones cuando empezó el programa a US$4,482 billones en la actualidad. La entidad ha indica­do que contempla mantener ese ni­vel de activos y pasivos hasta des­pués de que comience a elevar las tasas de interés.