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El café vale su peso en oro en las subastas

  • 28 octubre 2014 /

Los agricultores, cooperativas y empresas de corretaje venden la mayoría de los granos de café del mundo; solo una fracción se vende en subastas en línea.

Nueva York, Estados Unidos.

En una subasta en línea este mes por algunos de los granos de café más codiciados de Ruanda, Dan Sha­fer llevaba horas sin dar su brazo a torcer, pero seguía perdiendo.

“No quiero hacer mi oferta aho­ra para no inflar el precio”, dijo con los ojos pegados a la pantalla en un departamento en Brooklyn, Nue­va York, que sirve como oficina de Crop to Cup Coffee Importers.

Shafer, director de operaciones de la importadora de café, quería comprar cerca de una tonelada de granos cultivados en pequeñas granjas en Ruanda. Después de más de cuatro horas, se vio obligado a aceptar su derrota sobre uno de los dos lotes que buscaba llevarse cuando las ofertas superaron los US$8 la libra, más de cuatro veces el precio de referencia mundial.

El triunfo de una empresa sur­coreana de café acentuó un patrón conocido por Shafer y otros com­pradores de Estados Unidos. Los postores del este de Asia dominan cada vez más las subastas electró­nicas en donde se vende gran parte del café más caro del mundo.

Aunque los mercados europeo y estadounidense lo siguen supe­rando, el consumo en toda Asia crece rápidamente junto con los ingresos, algo que está exprimien­do la oferta ya escasa e impulsando los precios. Algunos compradores dicen que los asiáticos están más dispuestos a pagar precios exor­bitantes por el café más raro, una novedad en países que tradicional­mente consumen té, como China.

Los agricultores, cooperativas y empresas de corretaje venden la mayoría de los granos de café del mundo; solo una fracción se vende en subastas en línea. Sin embargo, una demanda pujante y la peor se­quía en décadas en Brasil, que ha re­ducido la producción del mayor país caficultor del mundo, eleva el valor de los granos. Los futuros de refe­rencia del café arábica se duplica­ron este año hasta superar en algún momento los US$2,20 la libra, obli­gando a marcas de consumo masivo, como Starbucks Corp., a elevar los precios. El café para entrega en di­ciembre cerró en US$1,9235 la libra el martes en el mercado de commo­dities ICE Futures U.S.

Los granos vendidos en subastas como en la que participó Shafer pue­den venderse en US$30 o más la libra en tiendas y cafés. Aunque los precios de esos granos tienen un efecto pe­queño en los precios que la mayoría de los consumidores pagan, la popu­laridad de granos raros y de alta ca­lidad presiona a las principales tos­tadoras a comprar mejores granos, apuntan miembros de la industria.

“Tengo la impresión de que, muchas veces, los cafés están so­brevalorados” en las subastas, dijo Adam McClellan, un comprador de café para Stumptown Coffee Roas­ters, que opera 10 cafeterías en cua­tro ciudades de EE.UU. “Terminas pagando mucho dinero por un café que compramos a una fracción del precio” en otros lados.

Su empresa intenta trabajar di­rectamente con los caficultores para comprar granos. Esto marca un cam­bio para Stumptown. En 2007, un grupo de tostadoras estadouniden­ses estaba tan seducido por granos panameños de la variedad geisha que ofrecieron una cantidad récord de US$130 la libra, lo que causó que un programa de subastas en línea se atascara porque no estaba progra­mado para procesar cifras de tres dí­gitos. En 2008, la granja que produjo los granos, Hacienda La Esmeralda, organizó su propia subasta en la que Stumptown se llevó los principales lotes a más de US$100 la libra.

En junio de 2012, un café surco­reano compró unas cuantas libras de mocca, una variedad inusual de la finca El Injerto, en Guatemala, por una cantidad récord de US$500 la libra, casi igual al precio de la plata en ese momento.

Esa variedad, al igual que la ma­yoría de los demás granos que se ven­den a precios altos, es cultivada en cafetales que dan pocos frutos y bajo condiciones exigentes para producir combinaciones únicas de sabores.

“El café de este nivel ya no es un commodity”, dijo Mauricio Galindo, director de operaciones de la Orga­nización Internacional del Café.

Las subastas de Cup of Excellen­ce, en las que Shafer participó, co­menzaron en 1999 con variedades brasileñas. El operador de las su­bastas, una organización estado­unidense sin ánimo de lucro llamada Alliance for Coffee Excellence, dice que apuntan a conseguir un mejor precio para los caficultores y reco­nocimiento para sus granos. Algunos tipos de café se han vuelto tan popu­lares que algunas fincas han comen­zado sus propias subastas en línea.

Los participantes son identifi­cados sólo por número cuando em­piezan a colocar sus ofertas. La su­basta termina cuando pasan tres minutos sin una puja.

Aunque las apuestas de más de US$99 son inusuales, muchas tos­tadoras asiáticas están dispuestas a pagar mucho dinero para poder alardear de ofrecer a sus clientes la crema y nata del café.

Seu Pil-hoon, un tostador y com­prador de café verde para Coffee Li­bre, un operador de cafés y tostador en Seúl, también estaba en busca de granos en la subasta de Ruanda. Dijo que los consumidores en Corea del Sur tienen “serias obsesiones” por el mejor café del mundo “sin im­portar el precio”. Seu integraba la coalición, que incluía también a ja­poneses, que ofreció un récord de US$37,10 por libra del lote de gra­nos de Ruanda de mejor calificación. Dijo que el precio valía la pena.

“Lo que me impulsó a [ganar] el lote mayor es un tipo de emo­ción que tendría un coleccionista de arte: amor verdadero”, apuntó. Agrega que vende sus mejores gra­nos en cerca de US$4 la taza o US$30 la bolsa de 200 gramos. El negocio ofrece “bajas utilidades”, dijo.