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La abdicación del rey de los bonos después de medio siglo

  • 29 septiembre 2014 /

La salida de Bill Gross de Pimco causa grandes movimientos en los fondos de renta fija.

Nueva York, Estados Unidos.

El reinado de Bill Gross como uno de los mejores gestores de fondos del mundo duró varias dé­cadas, pero empezó por accidente y a causa de un accidente.

Mientras se recuperaba en la cama de un hospital de la Uni­versidad de Duke después de un accidente de auto en 1966, Gross estudió un libro acerca del con­teo de cartas. Una vez recupera­do, se dirigió a Las Vegas y con­virtió una inversión de US$200 en US$10.000 jugando al blackjack.

“Quería demostrar que podía ganarle al sistema”, manifestó más adelante en una entrevis­ta con The Wall Street Journal. “Pensé qué podía hacer que requi­riera las mismas destrezas. Me di cuenta de que era la inversión”.
Casi medio siglo después de fundar Pacific Investment Ma­nagement Co. y transformar la firma en la mayor administrado­ra de renta fija del mundo, Gross tiene otra oportunidad para de­mostrar su valor.

El inversionista de 70 años dejó atónito a Wall Street al re­nunciar el viernes a Pimco, des­pués de meses de tensiones con sus colegas y grandes retiros de capital del fondo insignia de la compañía, Pimco Total Return Fund.

Gross fue contratado por un rival mucho más pequeño, Janus Capital Group Inc., que apuesta a que su legendario historial de in­versiones y sus destrezas persua­dan a muchos para que saquen ca­pital de Pimco y otras firmas para llevarlo a Janus.

Los movimientos no se hicie­ron esperar. Desde el viernes, cer­ca de US$10.000 millones fueron retirados de Pimco, según una persona al tanto, una señal de cuán rápido se está reconfiguran­do el panorama de la inversión en bonos tras la salida de Gross.

Y la firma de inversión anticipa más retiros. Ejecutivos al interior del fondo con sede de Newport Beach, en el estado de California, proyectan una pérdida de al me­nos US$100.000 millones en ac­tivos debido a retiros de capital, dijo la fuente. Y analistas externos proyectan un monto más alto.

La salida de US$100.000 millo­nes, más activos que los que tie­nen muchos fondos de inversión, podría sacudir algunas partes del mercado de bonos con actividad de corretaje limitada, señalan ex­pertos, a medida que Pimco venda activos para cumplir con los re­embolsos de los inversionistas y otros gestores pongan el dinero nuevo a trabajar.

“Hay una buena probabilidad de que Pimco pierda su posición dominante como gestor de renta fija”, afirma Gary Pollack, quien ayuda a supervisar US$12.000 millones como director de ope­raciones de renta fija en Nueva York de la división de gestión de patrimonio de Deutsche Bank AG, cuya unidad de gestión de activos compite con Pimco.
Buena intuición

Gross se ganó el apodo de “rey de los bonos” por su habi­lidad para anticipar la dirección de las tasas de interés mucho antes que el resto. Además, forjó en Pimco una cultura basada en su estilo de trabajo más infor­mal antes de que esto se pusiera de moda en Wall Street.

Mientras el dinero llegaba a Pimco desde fondos de pensio­nes, fondos soberanos e inver­sionistas particulares de toda clase, Gross se aferró a su ima­gen de gestor informal que era fanático de hacer yoga y de co­leccionar estampillas.

Una apuesta a la caída de las tasas de interés de largo plazo fue muy exitosa en 1995. Cinco años después, sacudió el merca­do de deuda al desprenderse de valores hipotecarios y comprar bonos del Tesoro estadouniden­se. Sus estrategias fueron copia­das en Wall Street. “Cuando se confirmaba que Bill Gross lo es­taba haciendo, todos parecían re­visar sus portafolios (…) y recon­siderar sus asignaciones”, dijo un gestor de fondos a The Wall Street Journal en 1996, luego de que Gross invirtió US$2.000 mi­llones en bonos del Tesoro.

También reconocía sus equi­vocaciones. Predijo muy pronto que la Reserva Federal de Esta­dos Unidos se disponía a bajar las tasas de interés para combatir la desaceleración del mercado in­mobiliario, una decisión que pagó caro en 2006 cuando las tasas si­guieron altas. Gross reconoció que se trató de un “gran error”.

Mientras otros gestores gasta­ban grandes sumas para promo­cionar sus fondos, Gross ha sido una presencia permanente en las pantallas de televisión de los ca­nales de negocios durante más de dos décadas, lo que contribuyó a difundir el nombre de Pimco.

Sus comentarios coloridos y algo extravagantes sobre el a ve­ces aburrido mundo de la renta fija lo convirtieron en un favo­rito de los periodistas y los in­versionistas.

“Dejamos atrás los rápidos y pasamos por la cascada”, les dijo a los clientes después de un auge en los precios de los bonos de ma­yor riesgo en 1993. En 2007, com­paró las generosas calificaciones de crédito otorgadas a los bonos con “tacos de prostituta de seis pulgadas y ponerle un sello ofi­cial a una trampa”.

No obstante, tales peculiari­dades de su personalidad iban de la mano de un espíritu com­petitivo y Gross, que fue oficial de la armada en la guerra de Vietnam, en ocasiones mos­traba su mal genio. Regañaba a sus empleados y tuvo discusio­nes con quien era considerado el principal candidato para suce­derlo, Mohamed El-Erian, quien renunció en enero.
Gross, quien estaba a punto de ser despedido de Pimco antes de presentar su dimisión, dijo en un comunicado divulgado el viernes que estaba feliz de “dejar de lado las numerosas complejidades propias de manejar una organi­zación grande y complicada”.

Sydney Finkelstein, profesor de gestión de la Escuela de Ne­gocios Tuck, de la Universidad de Dartmouth, manifestó que no estaba claro que Gross tuviera las aptitudes para ser un gran líder o administrador, pero que “como inversionista es un genio”.