23/04/2024
02:36 AM

Abren espacios para exportar calderas de biomasa a Colombia

Hondureños llegaron al país sudamericano para hacer negocios con la industria textil

Medellín, Colombia. Los empresarios de la industria textil y de la moda tuvieron cita durante tres días de la semana pasada en Colombiatex de las Américas 2014, la feria más importante del continente americano en esas materias.

En su vigésimo sexta edición cerró con expectativas de negocios valoradas en $266.9 millones, lo que significa un 75% más que lo registrado el año pasado.

Los datos sumaron 1,760 compradores internacionales de 41 países y 9,169 nacionales, quienes recorrieron la feria en búsqueda de nuevas oportunidades de negocios que generen la dinamización del sector.

Los países que tuvieron mayor participación fueron Estados Unidos, Ecuador, México, Brasil, Colombia, India, España, Pakistán, Perú, Singapur, Italia, Turquía, Portugal, entre otros.

No hubo representación del sector privado hondureño textil-confección para el segmento comprador, ni para el de vendedor. No obstante, L. Solé Latinoamérica, de capital hondureño y español, llegó a Colombia en busca de la apertura de nuevos espacios para exportar calderas de biomasa hacia ese mercado.

Un desafío

Según las estadísticas del Sistema de Integración Centroamericana (Sieca), la balanza comercial entre Honduras y Colombia en el apartado de “máquinas, aparatos y partes” fue deficitaria en $4.9 millones al cierre de 2013.

Honduras generó $228,633 mil contra $5.1 millones que se pagaron por importaciones, pero esa marcada diferencia representa, más bien, un desafío para quienes apuestan por la generación de energía renovable.

Roberto Venegas, director comercial de L. Solé Latinoamérica, explicó que un factor que ha motivado el interés en exportar calderas de biomasa -además de la solidez de la industria textil colombiana- es el continuo desarrollo de las plantaciones de palma africana en ese país.

“Esa es la fuente de combustión para estas calderas. Entonces, vemos mucho potencial en que las compañías textileras puedan reemplazar sus calderas, que de repente combustionan carbón, por las de biomasa”, indicó.

“Esta es nuestra primera exposición. Queremos ver cómo está el mercado, entrar en contacto con los textileros y esperamos tener éxito en algunas negociaciones”, agregó.

Las ventajas

La inversión que se requiere para la adquisición de una caldera de biomasa oscila entre $1.5 y $5 millones, según las características de cada una.

Cada una mide unos 6 metros de alto por 3 metros de ancho. Su capacidad de trabajo mínima es de 8 mil horas por año, lo que equivale a unos 11 meses de continuo rendimiento.

Uno de los beneficios que una empresa podría obtener con la adquisición de estas calderas de biomasa es un ahorro de 60% en la factura petrolera.

“El tiempo de trabajo es mucho más efectivo que otro tipo de calderas”, asegura Venegas.

L. Solé Latinoamérica ha vendido calderas de biomasa a empresas de Chile, Panamá, El Salvador, Guatemala, República Dominicana, México, y en Honduras a los grupos Jaremar, Gildan, Cargill, entre otros.

“En Honduras tenemos relación con los palmeros. Ellos botan todo el desperdicio de la industria palmera, o sea lo botan y tienen que ver donde colocan todo el desperdicio, pero si nosotros les compramos biomasa a ellos, entonces les damos un beneficio.

Hay una empresa que gastaba L2 millones al año en andar botando la biomasa, y ahora más bien lo reciben como un ingreso”, dijo el empresario.

Para Venegas, el país ha tenido avances en materia de producción de energía limpia, pero el proceso ha sido lento.

El Gobierno ha faltado también a sus compromisos de pago con los sectores industriales que promueven y producen energía renovable.