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08:20 PM

Cohep reconoce valioso legado del empresario Jorge J. Larach

  • 16 enero 2020 /

Incursionó como socio y fundador en una docena de las empresas más importantes
del país Es considerado el pionero del diarismo moderno.

San Pedro Sula.

El Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) hizo un homenaje anoche para destacar la trayectoria y el legado de 12 empresarios que contribuyeron durante décadas al desarrollo industrial y comercial de Honduras, a quienes distinguió como Héroes y Heroínas.

Entre los 12 homenajeados está el empresario Jorge J. Larach, fundador de Diario LA PRENSA y El Heraldo, y de una docena de empresas que han sido exitosas y han creado empleo e impulsado el crecimiento del país por décadas.

A Larach se le reconoce también por haber luchado, en una época dura, por la defensa de las libertades, la democracia y de las instituciones que hoy permiten la libre empresa, tal como detalla su hoja de vida.

Reseña

Jorge Jacobo Larach Handal era dueño de un temperamento excepcional, un hombre riguroso que hablaba con una franqueza inquebrantable y defendía sus principios con valentía, con una tenaz voluntad de trabajo que marcó en la fundación de varias empresas exitosas que han sido pilares en el desarrollo de Honduras, especialmente de la zona norte.

Nació el 14 de mayo de 1913, en San Pedro Sula.

Él y su única hermana, Lila, acompañaron a sus padres Jacobo J. Larach y María Handal cuando decidieron regresar a la ciudad de Beit-Yala, Palestina, para que sus hijos estudiaran, retornando a Honduras cuando concluyeron high school.

En 1926 se trasladó a Belice para estudiar en el St. John‘s College, adonde perfeccionó el inglés porque ya hablaba francés, italiano y un poco alemán. Luego viajó a Estados Unidos para estudiar Administración de Empresas en la Universidad de Filadelfia.

Jorge J. Larach fue clave en la expansión del comercio en san pedro sula en los años 50.
Fue un acérrimo defensor de la democracia en la época de la guerra fría
Ante el fallecimiento de su padre, y con apenas 20 años, asumió la responsabilidad y administración de la tienda Los Hermanos Larach en San Pedro Sula, reto que le ayudó a fortalecer su espíritu emprendedor y ampliar su visión para los negocios.

Se casó con la señora Juana Larach en 1933, en San Pedro Sula, una mujer excepcional que provenía de una distinguida familia también de Beit-Yala, Palestina. El matrimonio procreó tres hijos: Vilma Esther, hoy señora de Larach, Martha Silvia, hoy señora de Canahuati, y Jacobo Ramón, ya fallecido.

En 1945, ya disuelta la sociedad de Los Hermanos Larach, con su madre María viuda de Larach decide fundar Jorge J. Larach, empresa que se convirtió rápidamente en una moderna tienda por departamentos, de las mejores en Honduras, una empresa insigne que acompañó el desarrollo de la zona y fue clave en la expansión del comercio en la dinámica San Pedro Sula de los años 50.

Las familias de antaño guardan gratos recuerdos de aquella gran tienda de la tercera avenida, una obligada parada para hacer las compras del hogar o la escuela.

En el centro del negocio se mantenía aquel hombre que pese a su juventud se había vuelto líder de la comunidad.

Su visión y talento para los negocios le permitieron incursionar como socio y fundador de grandes empresas como Embotelladora de Sula, Cementos de Honduras, Laboratorios Finlay, Compañía Azucarera Hondureña, Cervecería Hondureña, Azucarera Choluteca, Molino Harinero Sula, Empresa de Curtidos, S.A., Aceros Industriales, Alcon, Empacadora Alus, entre otras compañías, que lo consolidaron como un destacado industrial y uno de los empresarios más respetados del país.

Pero sin duda se apasionó con el periodismo. Fundó Diario LA PRENSA en 1964, impregnando el modernismo en el diarismo desde sus primeros ejemplares. Después fundó La Noticia y El Heraldo. Revolucionó los medios de difusión escritos al traer a Honduras la primera máquina off-set para impresión de periódicos. Por algo se ganó el honroso título de pionero del periodismo moderno.

Falleció en la ciudad de Miami el 12 de abril de 1985, un día triste para la sociedad hondureña, especialmente para los sampedranos que siempre le tuvieron respeto y admiración como hombre de negocios y el aprecio por su don de servicio a la comunidad a través de la compasión y la solidaridad que profesaba.

Quienes lo conocieron recuerdan que la sensibilidad social lo acompañó en todos los actos de su vida.

Se distinguió como rotario, contribuyó con centenares de instituciones de beneficencia, ayudó a los necesitados socorriéndolos en la aflicción, fue justo con los empleados.

Su respuesta siempre fue cristiana. La huella inmortal de don Jorge J. Larach quedó indeleble en la historia de Honduras como un ejemplo de hombre de bien que enfrentó las adversidades con dignidad en una época dura y sin importarle los riesgos, luchó por la libertad, la democracia y por el fortalecimiento de las instituciones que dan vida a nuestra sociedad de libre empresa.